Eran las 5.30 horas de la madrugada del 10 de junio del 2001, un comunicante anónimo que dijo hablar en nombre de ETA llamó a la Asociación de Ayuda en Carretera (DYA) de San Sebastián. Advertía de la colocación de un coche bomba en ... la esquina de las calles Gran Vía y Daniel Trevijano, junto a una 'torre blanca'. Siete minutos después se producía una segunda llamada. En esta ocasión al SOS-Rioja. El aviso era el mismo. Detrás estaba una banda terrorista que desde la década de los 80 llevaba ejerciendo la violencia en La Rioja.
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Poco después, tanto la DYAcomo el SOS Rioja descolgaban de nuevo el teléfono. Al otro lado confirmaban que se había informado a las autoridades. Los minutos pasaban y sobre Logroño, inmersa en las fiestas del Día de La Rioja y San Bernabé, se cernía la sombra del terror.
A las 6.30, un Fiat Tempra de color blanco, cargado con unos 30 kilos de dinamita, saltó por los aires a 300 metros de distancia del sitio anunciado. Era en la Gran Vía, pero junto a Víctor Pradera, no Daniel Trevijano. Antes de la explosión, sobre las 6.10 horas, la policía, pese a que la dirección dada por los terroristas era equivocada, localizaba el vehículo sospechoso.Para entonces, era demasiado tarde para evacuar la zona y también para desactivar el artefacto, así que optaron por adoptar todas las medidas a su alcance para minimizar los daños.
Los restos del vehículo, que había saltado por los aires hasta caer en el centro de la Gran Vía envuelto en una inmensa bola de fuego, se esparcieron, convertidos en metralla, en un radio de 400 metros arrancando de cuajo varios árboles.
El coche bomba, que no causó daños personales pero sí destrozos valorados en 1,9 millones de euros, había sido estacionado la noche anterior frente a la 'Torre de Logroño' colocando el maletero, donde estaba el explosivo, orientado hacia el edificio. Una vez colocado delante de su objetivo, los dos autores materiales del atentado dieron aviso a su jefa, Ainhoa Múgica Goñi, alias 'Olatz', que se encontraba en Francia. Entonces era la responsable de diversos comandos de ETA, entre ellos el denominado 'Xoxua'. Por la mañana de ese 9 de junio de 2001, la dirigente etarra, condenada en 2009 a 18 años de cárcel por estos hechos, había mantenido una cita con los dos miembros de esta célula en la localidad francesa de Guethary. Ahí les entregó el Fiat Tempra robado en Francia cargado de explosivos, que condujeron hasta la capital riojana.
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Carmen Nevot
La explosión destruyó las cinco primeras plantas del edificio, sobre todo las orientadas a la fachada de la Gran Vía, y destrozó cinco coches aparcados junto al turismo que contenía el explosivo. El estallido acabó también con las lunas de los comercios en un radio de 150 metros, en las calles Gran Vía, Vara de Rey, Avenida de Portugal, Víctor Pradera y República Argentina.
Justo el año en que se cumplen los veinte años del atentado, Ainhoa Múgica, responsable de los estragos causados entonces, cumple condena por estos hechos en el centro penitenciario de Logroño, donde fue trasladada el pasado 30 de abril.
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