«Mis compañeros estaban conmocionados, no tenían muy claro qué estaba pasando»

Él no estuvo en un primer momento, sí acudió poco después, pero este jueves describía cómo vio a sus compañeros: «Estaban muy conmocionados, no tenían muy claro qué estaba pasando». Lo que vino después, tras la explosión, «fue mucha confusión y trabajo de varios días, porque había daños en todas parte de la torre: en cristales, puertas, ventanas...».

Cree que ETA no quería matar a nadie en la calle, por eso, dice, «avisaron y esperaron a que se acordonara la zona para explosionar el artefacto». «Querían hacer daño al edificio, porque unos minutos antes la gente estaba caminando por la zona», contó.

En la misma plaza-salón de la Gran Vía, y tras guardar un minuto de silencio junto a los grupos políticos, bomberos y policía, el alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, reivindicó «la memoria y la democracia». Rememoró cómo, hace veinte años, la banda terrorista ETA explotó un vehículo junto a esta torre en un momento en el que «la sociedad estaba en plena lucha contra el terrorismo».

Hermoso de Mendoza también recordó a las víctimas del terrorismo y apeló a la palabra como la única vía para solucionar «cualquier tipo de conflicto». En ese preciso instante, un ciudadano le increpó: «Acuérdate de los novecientos muertos. Los etarras están en la calle».

El alcalde incidió en la necesidad de «establecer un espacio de reflexión para los chicos y las chicas y hacer comprender que el fanatismo y el totalitarismo que representaban los asesinatos de la banda terrorista ETA no pueden volver a suceder».

Por eso, dijo, los grupos políticos, en un día como hoy, reclaman: «Paz, concordia, diálogo y libertad».