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Miércoles, 3 de abril 2019, 15:59
La alcaldesa de Logroño, Concepción Gamarra, acompañada por sus antecesores vivos en el cargo, Manuel Sáinz, José Luis Bermejo, Julio Revuelta y Tomás Santos, han ensalzado este miércoles el trabajo desarrollado por las corporaciones en el 40 aniversario de las primeras elecciones municipales ... de la democracia.
En un encuentro distendido celebrado en el salón de retratos del Ayuntamiento de Logroño, la regidora y los cuatro últimos exalcaldes han dialogado sobre sus años de gestión, en presencia del cuadro de Miguel Ángel Marín, fallecido en 2013, quien fue el alcalde de la primera Corporación democrática, en la legislatura entre 1979 y 1983.
Los cinco han rememorado el proceso de modernización de Logroño experimentado gracias a la expansión urbanística de la ciudad y los avances en derechos sociales conseguidos durante las últimas décadas, además de alabar el trabajo interno desarrollado por los funcionarios municipales, informa EFE.
El socialista Manuel Sáinz, quien gobernó tres legislaturas entre 1983 y 1995, también formó parte como oposición de la primera Corporación, al igual que su sucesor en la Alcaldía, el popular José Luis Bermejo (1995-2000), quien llegó al Ayuntamiento en la lista de UDC, «de la mano» de su amigo Miguel Ángel Martín.
De los primeros años de democracia, Sáinz ha resaltado que tuvieron que «inventar las reglas del funcionamiento político del Ayuntamiento, para lo que no había guión», por lo que ha recalcado que «hubo que ensayarlo todo».
Sin embargo, ha agregado que «la enorme ilusión y voluntad de los miembros de las corporaciones lo salvó todo», especialmente en la década de los años ochenta, cuando comenzó a expandirse una ciudad que había alcanzado los 100.000 habitantes y en la que calles como Duques de Nájera aún no existían.
Manuel sáinz
La ciudad del «barro» en las calles sin urbanizar con el burrito pastando en la zona de las huertas del Ebro evolucionó durante los mandatos socialistas, cuando se transformó la zona del parque del Ebro y Las Norias, que corporaciones posteriores ampliaron con nuevos espacios verdes alrededor de Logroño.
Bermejo ha recordado que, cuando llegaba cada Corporación, los funcionarios les llamaban los «interinos», porque estaban para cuatro años, pero durante su gestión el «romanticismo» de los primeros ediles evolucionó hacia concejales «más preparados».
José Luis Bermejo
Entre su equipo estaba desde su etapa en la oposición Julio Revuelta, quien fue su número dos, y cuando en el año 2000 Bermejo se presentó a diputado nacional, asumió la Alcaldía, hasta 2007.
En la época de Revuelta -quien dejó el PP y ahora milita en el Partido Riojano, como candidato a la Presidencia autonómica en las próximas elecciones del 26 de mayo- Logroño vivió su mayor expansión urbanística, en unos años de crecimiento económico en los que la población creció en 30.000 habitantes, principalmente por la inmigración, y se construían 600 viviendas protegidas al año.
Al duplicar su superficie, la ciudad incorporó nuevas dotaciones deportivas y parques urbanos, gracias en gran parte al planeamiento urbanístico proyectado por el arquitecto municipal, Javier Martínez Laorden, cuyo trabajo han recordado estos exalcaldes.
Pero en 2007 los logroñeses no revalidaron la confianza al PP, por lo que el socialista Tomás Santos gobernó hasta 2011 gracias al apoyo de dos concejales del Partido Riojano, unos socios que hicieron su legislatura «muy complicada», además de la situación económica, ha recordado «el único alcalde nacido en la calle Mayor».
Tomás santos
Gamarra, primera mujer alcaldesa de Logroño, dejará su cargo el 15 e junio de este año tras dos legislaturas, en las que ha asegurado que la ciudad ha dado ejemplos de buena convivencia.
De los buenos momentos, han coincidido en la cercanía que transmite el cargo, que legitima a los vecinos a acercarse al alcalde a informarle de sus problemas, el respeto y cariño que han recibido, la respuesta ciudadana ante los asesinatos de ETA y el tradicional acto de los banderazos en las fiestas de San Bernabé, que comenzaron a dedicarse por iniciativa de Sáinz.
De lo peor de sus mandatos, los atentados terroristas de ETA en la calle Ollerías con tres asesinados (1980), en Gran Vía (2001) y el coche bomba colocado junto a Defensa (2007), además de la «dramática» muerte en un pleno del concejal socialista Paco Sáez Porres (2000) y, ocho años después, de su compañero de partido Carmelo Cabezón.
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