Camino Viejo de Lardero
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Camino Viejo de Lardero
«Se acabaron más de 30 años de huertas y así lo aceptamos»Se acabó. «Se acabaron más de 30 años de huertas y así lo aceptamos». Quienes llevan décadas cultivando los terrenos ocupados en el Camino Viejo de Lardero asumen que hasta aquí han llegado. «Sabíamos que podía pasar, y éramos conscientes de que con la llegada ... de nuevos 'inquilinos' tras la pandemia, cada vez más gente y sobre todo este último año, se había generado un problema que antes no existía», acertaban a decir en uno de los grupos donde se afanaban en retirar lo aprovechable mientras las máquinas seguían a lo suyo.
Palas y excavadoras continuaban este jueves poniendo el punto, y ahora sí que se antoja definitivo, final, a las huertas ilegales del último tramo del camino que conecta Logroño con Lardero a través de Ramblasque, en los límites de ambos, y con la N-111 y el acceso desde la AP-68 justo al lado.
«Durante años esto pasó desapercibido, pero de un tiempo a esta parte lo han llenado todo de palés, delimitando grandes superficies con construcciones para pasar el fin de semana con mesas, sillas, barbacoas y hasta sofás a la vista... Se les dijo que al final pagaríamos justos por pecadores, y así ha sido», reiteraban los hortelanos más antiguos del lugar mientras se llevaban sus aperos de labranza.
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Quienes llevan décadas cultivando los terrenos ocupados asimilan resignados que ya no podrán seguir haciéndolo. De hecho, esta misma mañana se les comunicaba que no sólo desaparecerían las huertas junto a la citada nacional y vial de la autopista, donde se requirió a la propiedad a tomar medidas desde Demarcación de Carreteras del Estado alertados por la presencia de 'chabolas' con materiales de desecho pegadas a la red viaria del entorno.
«Nos han dado la mano y hemos cogido el brazo entero...», reconocían quienes recibían la noticia de que, finalmente, también arrasarán las irregulares parcelas del otro lado del camino, con las que inicialmente comenzó todo. «Aquí te diría que incluso desde antes de los 90 había huertas; el primero que plantó unas lechugas y unos tomates fue un vecino de la zona, y así hemos seguido haciendo los que hemos ido viniendo... hasta ahora; cuando todo, pues hay que decir las cosas como son, se ha salido de madre», confiesan.
No en vano, en los terrenos ya limpios se acumulan montones de 'materiales' (cuando no directamente basura) –solo se está retirando la madera como tal, precisamente por el riesgo de incendio–. «No sé si algunos tenían pensado venirse a vivir aquí o qué... así que es lo mínimo que podía pasarnos», añaden. De hecho, al final del camino y a determinados metros de la carretera, «nos permiten mantener los cultivos, pero no los vallados de madera...». Así lo explican los hortelanos de lo poco que ya queda dando por hecho que nadie permanecerá. «Lo dicho, que se acabaron más de 30 años de huertas...».
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