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Alimentando vidas. Así reza un lema que se renueva cada año desde hace 130 desde lo que hoy es mucho más que un comedor social. La Cocina Económica de Logroño, sin pompa ni boato alguno, celebra este 2024 un siglo y tres décadas fiel a sus principios fundacionales: que a ningún logroñés le faltara el alimento y no lo recibiera como limosna. Fue el 26 de septiembre de 1894 cuando un aristócrata sevillano, maestrante coronel de Artillería y conde de Santa Bárbara, conseguía hacer realidad su proyecto.
Cuentan las crónicas, en este caso las de Diario LA RIOJA, que en aquella época ya contaba un lustro de existencia, que el día de la inauguración de «tan útil institución» fueron 1.500 las raciones despachadas. Lejos quedan de los 115.165 menús servidos el último 2023, y aún mucho más de lo que es tras todo este tiempo la Cocina en sí, habiendo como ha sido modelo para otros muchos comedores sociales en otras tantas ciudades.
Hablar de la Cocina Económica de Logroño no es hablar de una institución más de la capital de La Rioja. Tampoco lo es hablar de una institución cualquiera. De hecho, la centenaria organización es actualmente una entidad de utilidad pública «al servicio de las personas», con un importante reconocimiento en todos los ámbitos por la repercusión y el alcance de su acción social con el apoyo de las Hijas de la Caridad (claves desde su inicio).
La creencia más popular y extendida es que Cocina Económica tendría en la alimentación su pilar básico tal y como la puso en marcha don Augusto Plasencia y Farina. Sin embargo, con el paso de los años, el alojamiento y la educación son 'patas' tanto o más importantes en una base cada vez más consolidada (con otros servicios como son el alojamiento, la educación infantil, el acompañamiento y el apoyo al tercer mundo). De todo ello se les dio buena cuenta esta misma semana a los descendientes del conde, que comieron el martes en la institución para conocerla de primera mano (aprovechando las vacaciones de verano y en puertas del 130 aniversario como tal).
Será en septiembre cuando la oficialmente 'Cocina' lo celebre. A su manera, con un desayuno popular en las fiestas de San Mateo, probablemente el mismo día 26 en la calle Rodríguez Paterna, intentando implicar a la Federación de Peñas de Logroño –distinguida con el 'delantal solidario' en 2019–.
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Así lo adelanta su director gerente, Javier Porres, quien para tal efeméride insiste en no personalizar, sino en recordar «a todas y cada una de las personas que han ido pasando por las distintas juntas directivas». «Cocina Económica es lo que es hoy gracias a todos ellos, desde el conde, generalmente en un plano más oculto y casi siempre olvidados», sentencia.
Y es que, desde el principio, la implicación colectiva ha sido clave pues ya el fundador contó con un grupo de colaboradores, y la protección del entonces alcalde de la ciudad, el marqués de San Nicolás. La historia, tantas veces contada, fue puesta negro sobre blanco en 2017 en la obra póstuma del sacerdote Pelayo Sáinz Ripa (trabajo que inicialmente se preparaba de cara al 120 aniversario de 'Cocina Económica de Logroño' –y así se titula–). La misma, por ello, ha sido recordada estos días con motivo de la visita de los descendientes del entonces conde de Santa Bárbara.
«Augusto Plasencia y Farina nació en Sanlúcar de Barrameda, fue alcalde de Sevilla y su matrimonio con Jacinta de Santa Cruz y García de Leániz (familiar de la mujer del General Espartero) hizo que llegara a Logroño. En la capital andaluza fundó su primera tienda-asilo y allí quiso levantar después «otro establecimiento caritativo más ambicioso». No fue bien y al llegar a Logroño quiso trasladar, con éxito, aquella idea. Gracias al apoyo del marqués de San Nicolás y del arquitecto provincial Francisco de Luis y Tomás sacó adelante un proyecto que contó de inicio con siete Hijas de la Caridad y que se instaló en el Teatro Liceo», escribía Iñaki García este 6 de agosto en estas mismas páginas con motivo de la visita de la familia del fundador.
Dos décadas después de su puesta en marcha, la Cocina Económica buscó nuevas instalaciones, para lo que se eligieron unos solares situados muy próximos al Hospital Provincial, donde la comunidad de Hermanas tenía su centro de operaciones. De ahí el traslado de tan humanitarios fogones desde la calle Ruavieja a la citada Rodríguez Paterna.
Dos ubicaciones, dos, y un mismo sentir, el compromiso que sigue firme y recibe a todo el que se acerca: «Compartiendo mesa y esperanzas desde 1894, Cocina Económica de Logroño lleva 130 años ofreciendo comida a los que más lo necesitan». Y el reto, como poco, son 130 más.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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