La UD Logroñés se abrasa en la calima

Los partidos, como las carreras o la vida misma, no son cómo empiezan, sino cómo acaban, aunque los buenos inicios siempre ayudan a alcanzar satisfactorios desenlaces. Sergio Rodríguez agitó ligeramente su árbol blanquirrojo e introdujo a Medina en el lateral derecho y a Leo Ruiz en punta de ataque. Y fue el colombiano el que pudo marcar a los veintitrés segundos, después de una perforación de Siddiki por la izquierda, recorte de tacón dentro del área y dejada para Leo Ruiz. Su primer zarpazo en carrera lo despejó Valles y el cuero quedó muerto el borde del área pequeña. Repitió Ruiz y repitió Valles, mandando el balón a saque de esquina. La expedición blanquirroja, que había llegado por la mañana a Las Palmas, se echaba las manos a la cabeza pues imaginó el 0-1 desde el primer minuto de juego. Ahí se acabo el atacante Leo Ruiz.

La UD Logroñés daba otra sensación con el paso de los minutos. Más empaque, mejor ubicados, más posesión por momentos. Una falta sobre Leo Ruiz escorada a la izquierda ofreció a Zelu, el mejor de los visitantes, la opción de buscar la rosca al palo largo. No llegó Álex Pérez. Habían pasado tres minutos únicamente y el visitante había tomado el mando ante la sorpresa del local. Hasta llovía sobre el estadio Gran Canaria.

Un espejismo. Pepe Mel se colocaba el chubasquero, pero en realidad era la angustia de la calima lo que acechaba a la UD Logroñés. Comenzó a ganar peso Las Palmas en posesión con la aparición de jugadores como Rober, Pejiño o Sergio Ruiz. No llegaba con peligro, pero el escenario había variado. Advirtió Pejiño ante la ausencia de Álex Pérez, pero Gorka corrigió a su compañero. El saque de esquina acabó en gol de Curbelo, que se acababa de sumar al partido. El VAR lo anuló al entender que el balón había salido en su vuelo hacia el área. Aun así, la zaga riojana se vio superada y Miño en tierra de nadie. Se volvería a repetir esa superioridad.

El inicio del segundo periodo fue determinante. El paso que quiso dar Las Palmas antes de irse a vestuarios llegó. Rober, ante siete blanquirrojos dentro del área, armó la pierna tras una jugada de Pejiño, desde la banda derecha. Nadie llegó a tapar al joven jugador. Marcó por el palo corto y ese gol ofertó conclusiones. Primer disparo canario entre los tres palos, primer gol. Contundencia frente a debilidad defensiva. Toda una línea superada y desordenada a pesar de que la jugada venía precedida de un saque de esquina.

La UD Logroñés ganó la pasada campaña muchos partido por 1-0. Pero este fútbol no tiene nada que ver con el de antaño. Es más exigente, más vivo, incluso de más valentía. Zelu encaró, pero sin pase final; Siddiki se diluyó; Leo Ruiz trabajó más en presión que en buscar el balón al espacio o dentro del área; Olaetxea siguió desgastándose en la media punta para no pisar área y volver a terminar como mediocentro; Andy sacó el balón cuando su naturaleza le pide dar ese último pase o rematar desde segunda línea; Iñaki solo atravesó la divisoria, como Medina, cuando el equipo se vio con el agua al cuello y necesitó una vía de oxígeno. Mal negocio atacante, porque además cuando el calagurritano se marchó hacia arriba, los huecos se agigantaron. Mendes arrancó desde la derecha, superó a Gorka en el espacio abierto y con poco más que un soplido se deshizo del debutante Lapeña. De derecha a izquierda, de nuevo, para acabar con gol en el segundo palo de Araujo. Contundencia local, debilidad visitante. Un equipo sin equilibrio, en tierra de nadie, con un patrón de juego en la mente, pero incapaz de plasmarlo.

Además, ese segundo gol anuló cualquier opción de empate, como había pasado en Las Gaunas. Pudo lograrlo Siddiki en el minuto 89, pero no giró el cuello. Aun así, Andy se sacó de la chistera un penalti de Curbelo en una disputa aérea. Pisa área y genera peligro; se aleja de ella y pasa desapercibido. Curioso en una plantilla con tantos jugadores defensivos para el mediocentro, pero real a tenor de los últimos partidos. Quizá la llegada de Enrique Clemente apuntale la zaga e incluso libere a Andy. Si él se libera del yugo defensivo, la UDL será un equipo. Eso, y una victoria. Necesaria para las mentes.