Sufián vive actualmente en un piso de emancipación de Cruz Roja. Juan Marín

Sufian | Fue menor extranjero no acompañado

«He visto robar, drogarse... pero yo buscaba mi camino: trabajar, estudiar y el fútbol»

Este joven marroquí estuvo tutelado en Ceuta, Algeciras y Barcelona antes de llegar a Logroño: «Este es otro mundo, son muy majos»

Víctor Soto

Logroño

Lunes, 8 de julio 2024, 07:23

El nombre de Sufian es lo único falso de una historia que podría ser el argumento de una película. Este joven marroquí prefiere no dar la cara porque su vida en La Rioja está completamente normalizada, con un trabajo estable en la hostelería y la ... obtención de la nacionalidad como próximo hito.

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Pero quiere compartir sus vivencias, las de un menor no acompañado que ha peleado para llegar donde está actualmente: un joven que lleva las riendas de su vida desde un piso de emancipación de Cruz Roja y que sueña con volver a jugar a fútbol.

«Soy del norte de Marruecos y en 2018 entré a Ceuta con el pasaporte, porque entonces se podía. Estuve en un centro de menores pero por temas familiares volví a casa, pero había problemas y, en 2021 decidí que tenía que volver», explica. En pleno covid, con las fronteras cerradas, se lanzó, literalmente, al mar, solo. «Con unas aletas y un neopreno nadé desde Castillejos a Ceuta», relata. Logró concluir la travesía y volvió a un centro de acogida. «Eran habitaciones para 20 personas con seis vigilantes, te podían pegar, no había derechos...», recuerda. Por eso se fugó y se tiró tres meses viviendo de noche en el puerto, esperando un camión para colarse en la Península.

Una tarde, junto a un amigo, 'fichó' un transporte que no conocían aparcado fuera de la instalación portuaria. «Por debajo no había sitio para colarse, pero sí en el morro. Solo había hueco para uno y mi amigo me dijo que él iría en el siguiente viaje», rememora. Apretujado, pasó horas hasta que el camión llegó a la frontera. Allí, bajo la lluvia, la Guardia Civil lo registró pero no lo detectó. Pasó el segundo control de seguridad y, ya con el barco en alta mar, salió para entregarse a los agentes de seguridad. Fue internado en Algeciras, un lugar superpoblado, del que se fugó rumbo a Barcelona. Bufa al recordar la situación:«Era una residencia, había mucha delincuencia. He visto robar, drogarse... pero yo buscaba mi camino: trabajar, estudiar y jugar al fútbol».

Por eso una llamada de un amigo, que residía tutelado en La Rioja, le abrió los ojos. «Vine a Logroño y fui a la Policía explicándoles que era menor. Estuve una semana en una residencia haciéndome pruebas de covid y papeles y luego ingresé en un piso», explica. Después de todo lo que había visto, los pisos-hogar le parecieron una bendición. «Te cambia la vida. Era cómodo, te cuidan, pude terminar la ESO, aprendí a cocinar, a seguir las rutinas... Muchas cosas», señala.

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Esos conocimientos y la integración en su centro escolar le permitieron «hacer un montón de amigos» y diseñar su vida. Aunque con una espina: el fútbol. «En La Rioja no te dejan tener ficha si eres menor en situación irregular, eso no pasa en otras comunidades», recalca. «Si te quitan el fútbol te echan a la calle, es deporte, son compañeros...», reivindica.

Él, que había jugado incluso con un combinado marroquí sub-14, baraja ahora ofertas de equipos de Tercera para volver al césped. Mientras, trabaja y ahorra para poder dar forma a los sueños que le llevaron a emprender un arriesgado viaje solo por encontrar una vida mejor.

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