Los titulados de la UR se ponen la beca

La importancia de su discurso iba más allá del cierre de una etapa muy especial. «Es una carrera complicada y muchos se quedan por el camino». «A veces te dan ganas de dejarlo atrás, lo que te da resistencia; y al llegar al final, te hace ver todo con una perspectiva diferente». El reconocimiento de haber superado todos los obstáculos durante la etapa universitaria fue lo que intentó transmitir a sus compañeros. «Es un camino largo, muy duro, pero hemos llegado hasta aquí. Todos hemos tenido la suerte de haber hecho prácticas en empresas y, quienes no continúan estudiando, tienen la oportunidad de seguir formándose como buenos especialistas y profesionales».

Ya dentro del aula, que estaba prácticamente abarrotada antes de comenzar el acto, sus compañeras Alba Lalinde y Arantxa Fernández confesaban que estaban «un poco nerviosas, porque no hemos tenido la experiencia de la graduación. Teníamos muchas ganas de que llegase el día, porque es un cierre de etapa». Sobre todo, porque el acto también se erigía como «una especie de despedida de nuestros compañeros de todos estos años y de celebración con la familia». Porque lo que más valoraban era haber llegado hasta el final. «La etapa universitaria ha sido dura, pero también cómoda; una etapa de madurez, porque aprendes a ser autodidacta y vives otras experiencias a la vez que estás centrada en lo que tienes que hacer», explicaba Fernández. Se acercaba la hora, se acrecentaban los nervios y le llegaba el turno a las fotografías de grupo.

Unos metros atrás, Juan María Manzanares y Pilar Vicario aguardaban emocionados a que su hijo se pusiese la beca. «Teníamos ganas de que se graduase, porque es una lucha que la vemos terminar». «Ha tenido ratos, pero lo ha sacado todo adelante, así que como padres estamos orgullosos», confesaba Manzanares sin poder dejar de sentir una especie de hormigueo. «Sentimos ilusión de que llegue hasta aquí y cierre esta etapa». Unas emociones por las que también atravesaban Mari Ángeles Gil, su hija y la pareja de su hijo. «Tenemos mucha ilusión, porque es una carrera dura, que le ha costado muchos sacrificios. Estamos contentas de que lo haya conseguido y de estar aquí para acompañarles», aseguraba la madre, que reconocía que su hijo «sentía ilusión y nervios» por vivir este día tan especial.

«Estaba nerviosa por dar el discurso, pero me sentí muy privilegiada por dar voz a las emociones y sueños compartidos»Raúl AusejoEscuela de Máster y Doctorado

No fueron los únicos. Carmen Arsema se subió «muy nerviosa» al estrado en su acto de graduación de la Facultad de Letras y Educación con el principal convencimiento de que «las letras no son titulaciones sin salida». Todo ello, ligado a «la pregunta del millón de una vez graduados, qué hacemos con nuestras vidas», fue lo que le intentó transmitir a sus compañeros. «Estaba muy nerviosa porque tenía que dar el discurso, pero se me pasó nada más me subí al escenario, porque me di cuenta que estaba rodeada de gente maravillosa que, como yo, se acababa de graduar». «Me sentí muy privilegiada por poder dar voz a las emociones y sueños compartidos durante estos cuatro años».

Raúl Ausejo todavía recuerda las emociones que atravesó durante el acto de graduación de la Escuela de Máster y Doctorado. «Me pareció un evento solemne pero cargado de muchos mensajes de fuerza y de cariño». «Fue un momento muy emotivo, de reencuentro y muchos nervios, pero también de risas y alegrías». A pesar de sus dos carreras, este fue su primer acto como egresado y, también, como portavoz de sus compañeros de promoción, a los que trató de recordar «la intensidad y trabajo que estos estudios conllevan» y que «ha merecido la pena el resultado a pesar del sacrificio, en muchos casos, de tener que conciliar familia, trabajo y estudios». Su experiencia no puede ser más que positiva. «Volver a revivir después de 17 años el ambiente estudiantil, compartir inquietudes académicas y dedicar tiempo a ampliar conocimientos de mi interés, fue, a nivel personal, como un ejercicio de renovación vital».

La promoción de Ciencias de la Salud, en la que tomó parte Ana Rubio, estuvo marcada por grandes hitos, como la inauguración de la escuela del nuevo edificio y la integración del grado de Enfermería en la UR, donde «aprendimos y crecimos como personas». «Gracias al equipo de profesores, las entidades sanitarias y las enfermeras que nos han acompañado estos años, nos hemos convertido en lo que hoy somos». De ahí que el acto de graduación se erigiese como «el final de una etapa y el comienzo de otra». «Me siento alegre y orgullosa de habernos convertido en lo que durante tanto tiempo hemos ansiado, pero también triste por dejar unos amigos atrás. Nos toca emprender nuevos caminos, retos y ambiciones, muchos ya con las ideas claras, otros quizá con más incertidumbre, pero con las mismas ganas de alcanzar sus metas». Porque Enfermería, al fin y al cabo, «es todo aquello que nos propongamos».

A Marta Ochoa, que llegó en segundo curso de Ciencias Empresariales a la UR, le llamó la atención la cercanía que se creó entre los docentes, así como el «compromiso» porque todos los estudiantes pudiesen «tener contacto con el mundo laboral antes de terminar la carrera». De ahí que el acto de graduación resultase «súper emocionante por volver a ver a todos los compañeros, porque hacía un tiempo que no nos veíamos, y de poder estar con los familiares en un momento así». Representó a sus compañeros «muy emocionada, feliz, orgullosa, pero también un poco triste, porque cerraba una etapa en la que hemos conseguido muchas cosas y ahora cada uno empieza su propio camino».

Para José Fuente, representante de la promoción de la facultad de Jurídicas y Sociales, la experiencia universitaria en la UR durante estos últimos cuatro años también fue «maravillosa, no solo por los conocimientos adquiridos durante la carrera, sino por el grupo humano de personas que hemos compartido esta aventura y por la profesionalidad y vocación de algunos profesores, que han sido los principales motores de nuestro aprendizaje». De ahí que su discurso estuviese «elaborado con el corazón, para que disfrutásemos y recordásemos momentos que han transcurrido durante los últimos cuatro años». «Fue muy emotivo, celebramos el sueño que teníamos cuando comenzamos la carrera. Lo viví con alegría, emoción y tristeza; siempre dan pena las despedidas».

Javier Villar, portavoz de la promoción de Ciencia y Tecnología, fue el encargado de poner el broche final. «Celebrar la graduación en una facultad en la que nos conocemos todos, que fuese un no parar de felicitaciones en todas las carreras, es para recordar». Sobre todo, porque los estudios que engloba su facultad, «son cruciales para el futuro de esta región». «Cualquier plan que pase por el avance de La Rioja requiere de ciencia y tecnología; y como egresados hemos adquirido una responsabilidad con nuestra tierra y su futuro».