Navidad en un arcén de Reino Unido
Atasco en el canal de La Mancha ·
Nerea e Iván, dos conductores que llevan una semana en la 'ratonera' de los accesos al Eurotúnel, donde hay más de 15.000 vehículos pesados bloqueadosSecciones
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Atasco en el canal de La Mancha ·
Nerea e Iván, dos conductores que llevan una semana en la 'ratonera' de los accesos al Eurotúnel, donde hay más de 15.000 vehículos pesados bloqueadosSu hoja de ruta saltó por los aires el pasado sábado con el cierre del canal de La Mancha y una semana después ahí siguen, sin la seguridad de llegar a casa, a Entrena, a tiempo de despedir en Nochevieja este nefasto 2020 con los suyos. Nerea Carranza e Iván García, pareja sentimental y de volante, han pasado la Nochebuena y la Navidad en los cuatro metros cuadrados de la cabina de su camión, bloqueado junto a otros 15.000 vehículos a unos 60 kilómetros del Eurotúnel.
«Estamos en Maidstone, la segunda área de descanso que hay entrando desde el canal de La Mancha, a unas 36 millas (57,9 kilómetros), no pudimos avanzar mucho», relataban este viernes a Diario LA RIOJA Nerea e Iván. Ambos salieron el sábado 19 de diciembre a bordo de un camión frigorífico desde Salvatierra, la localidad alavesa donde está la base de su empresa, GTO (Grupo Trans Onuva). «Vinimos del tirón porque entre los dos podíamos conducir muchas horas seguidas y hacer luego el descanso semanal obligatorio de 24 horas, para proseguir viaje el domingo», explicaban.
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No pudo ser, el cierre de la frontera decretado por las autoridades galas tras la aparición de la nueva variante del SARS-CoV-2 en Reino Unido destrozó sus planes. «La idea era llegar, descargar y volver a casa, a Entrena, para pasar la Navidad, pero no pudo ser», recordaban, orgullosos al menos de haber cumplido con su trabajo, porque «la carga, que es lo importante sí llegó a tiempo. Gracias a que, para agilizar, vino otro compañero y se llevó nuestro remolque, un frigorífico con productos perecederos, el transporte llegó a su destino y nosotros nos hemos quedado vacíos, pero sin poder movernos».
Con comida, agua y dinero solo para los días que iba a durar el trayecto de ida y vuelta, la pareja riojana ha tenido al menos la fortuna de ocupar un lugar de privilegio en la monumental ratonera en la que se ha convertido la ruta. «Como llegamos un día antes del cierre, tuvimos la suerte de quedarnos en el área de descanso de Maidstone, donde hay posibilidad de comprar cosas, hay servicios e incluso un hotel donde hemos estados dos días sobre todo para poder ducharnos», narraban agradecidos por la labor de muchos voluntarios de los pueblos cercanos: «Los ingleses se están volcando con nosotros y han venido en coches particulares a traernos comida y agua y, además, han montado una especie de campamentos donde se realizan las pruebas PCR que nos exigen las autoridades francesas para pasar».
El día de Nochebuena un voluntario les trasladó en su coche a una localidad próxima para realizarse el test, que, al menos, era gratuito. El resultado aún no les había llegado hoy, así que su comida de Navidad tuvo lugar, como la cena de la víspera, en la cabina del camión. «Nosotros no nos vamos a mover hasta que no tengamos el resultado seguro, porque hay compañeros que han ido hasta la frontera y como no llevaban la PCR les han hecho volver atrás», explicaban a su regreso de un breve paseo por el escenario del descomunal atasco.
«Hay una cola gigante de camiones, calculamos que unos 15.000. Mover todo esto va a costar muchísimo. Nuestra esperanza es poder llegar a casa para Nochevieja, pero no queremos hacernos ilusiones», confesaban tras una noche de lo más tranquila: «Estuvimos con otros compañeros andaluces de nuestra empresa que están por aquí, nos tomamos unas cervezas que compramos y luego nosotros cenamos en el camión, hablamos con la familia y nos fuimos pronto a dormir por si llegaba el resultado de la PCR y podíamos ponernos en marcha», relataban con el hartazgo ya en su voz: «El día es tremendamente largo y estamos deseando ya volver. Tenemos una tablet, cama y un pequeño frigorífico, pero tantos días en un espacio de 3 o 4 metros cuadrados es un agobio, la verdad».
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