Asesinato del ganadero de Aldeanueva de Ebro
Seis años sin justicia para Javier CastillejoSecciones
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Asesinato del ganadero de Aldeanueva de Ebro
Seis años sin justicia para Javier CastillejoEl 5 de septiembre de 2018, la mujer de Javier Castillejo, ganadero de Aldeanueva de Ebro de 42 años, sintió que algo no iba bien cuando las repetidas llamadas a su esposo no recibían respuesta. Ella comenzó a movilizar a los trabajadores de la empresa familiar para tratar de localizar a Javier en sus propiedades.
En esos momentos, nadie sabía que el cuerpo del ganadero se hallaba sumergido en una balsa de riego, atado de piernas y brazos, golpeado brutalmente y con un lastre que debía impedir que el cuerpo emergiese de las aguas. Fue a las 18.00 horas del 6 de septiembre cuando se localizó e identificó el cadáver. A partir de ese momento comenzó un proceso de instrucción complejo que, seis años, después, no tiene visos de concluir. «Se dice que la justicia, cuando es lenta, no es justicia y es absolutamente cierto. Lo último que sé es que en abril se solicitó otra prórroga de la instrucción por seis meses, así que en octubre veremos», explica desesperada por las dilaciones.
No ha sido una instrucción sencilla la llevada a cabo por el Juzgado número 3 de Calahorra. Porque la aparición de un cadáver suele liberar fantasmas ocultos. Y, en el caso de Javier, su muerte reveló una doble vida, que estalló durante la investigación. Primero, que mantenía relaciones con la esposa de uno de sus trabajadores (de los que llegó a ser padrino de bodas), o que según describió la Guardia Civil, «una parte de sus amistades eran peligrosos delincuentes». También que consumía drogas. Y que existían deudas.
Esa combinación hizo que la Guardia Civil manejase diferentes posibles causas de un crimen especialmente violento, aunque todas focalizadas en el entorno más cercano de Javier, ya que la muerte se produjo en zonas solo transitadas por estos.
Un año y doce meses después del crimen, la Guardia Civil lanzaba la operación 'Yuko' que se cerraba con siete detenciones: tres presuntos autores materiales y cuatro encubridores, todos pertenecientes al mismo clan familiar. Uno de ellos, con numerosos antecedentes y que llegó a estar acusado de asesinato (y posteriormente absuelto) en Lérida, era la mano derecha del ganadero. Él pasó por prisión preventiva, pero desde que se cumplieron los plazos se encuentra en libertad.
La esposa de Castillejo considera que, a pesar de la compleja investigación que aún se mantiene viva y que se sustancia en varios tomos y centenares de páginas, los investigadores «han ido a por lo más evidente». Ella defiende que puede haber más implicados y encubridores. La investigación, por ejemplo, también puso el foco en el marido de la amante de Javier, que también trabajaba para él, y que declaró que en las horas del crimen estaba en casa. Pero los repetidores de telefonía lo sitúan circulando por la zona de la granja, pese a que su mujer también aseguró que esa noche no había salido.
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También se aferra a los estudios de los móviles de ambos, con un sorprendente parón para los investigadores en los teléfonos del principal sospechoso y del otro hombre (que nunca ha sido detenido) durante las horas en que se cometió el crimen.
La mujer de Javier Castillejo ha visto a sus dos hijos crecer sin la figura paterna. Decidió cambiarse de ciudad, dejar Calahorra, donde vivían, y tratar de dejar atrás una pesadilla que ella considera que no va a tener fin «hasta que se juzgue y condene a los asesinos de Javier». «Siento que es algo que está pendiente, que no se ha hecho justicia con él y el sistema ha fallado», se lamenta.
«Seis años después, tengo la sensación de que se olvidan de nosotros, que el caso sigue en el juzgado de Calahorra, por el que pasan y pasan jueces, que el trabajo de la Guardia Civil, sus informes, sus pruebas, sus atestados… no han servido para nada. Para mí es frustrante, pero supongo que para ellos también», concluye.
Los informes de la Guardia Civil apuntan a la presencia de varias personas en la balsa donde se cometió el crimen y hasta donde Javier fue llevado en su coche. «Al menos hubo cuatro personas distintas», se explica, citando la presencia de huellas de cuatro zapatos distintos en la zona. La investigación también hace patente la violencia ejercida contra el ganadero y la presencia de varias armas blancas en la zona.
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