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Unidad de críticos del Hospital San Pedro, de Logroño. JUSTO RODRÍGUEZ

Los sanitarios riojanos se dejan la sexta piel

Pandemia. El sobresfuerzo de las plantillas, agotadas emocionalmente por las 5 olas previas, evita el riesgo de colapso de un sistema sometido otra vez a una presión brutal en todos sus servicios

Sábado, 22 de enero 2022, 21:32

Tocados, pero no hundidos. El desgaste, el cansancio físico y el agotamiento emocional quedan encerrados bajo llave en la taquilla cuando de ella descuelgan la bata o el uniforme. No hay tregua, su misión es cuidar de la salud de todos los riojanos, de los golpeados por el COVID y de los demás enfermos. No hay personal ni horas suficientes para cumplir un objetivo laboral que se mide en vidas salvadas.

Los aplausos dejaron de sonar hace ya mucho tiempo, pero ellos siguen ahí, al pie del cañón para, arropados por el cariño de la mayoría de pacientes y familiares y ajenos a la incomprensión y las críticas de una minoría que paga con ellos el hartazgo de esta pesadilla sanitaria, volverse a dejar la piel en cada turno. Lo hicieron en las cinco olas pandémicas anteriores y lo están volviendo a hacer en esta nueva embestida en la que la variante Ómicron ha generado un tsunami de contagios que ha vuelto a poner en tensión máxima a todo el sistema sanitario riojano. Las cifras del último mes y medio son disparatadas: casi 37.000 casos detectados, 350 ingresos en planta, más de 40 en la UCI, 680 bajas de profesionales tras contagiarse, casi 8.000 llamadas diarias a COVID Responde, 3.000 pruebas diagnósticas al día gestionadas por el Laboratorio de Microbiología del San Pedro, 15.173 bajas laborales tramitadas... Y pese a todo, el músculo sanitario, con calambres, ha soportado firme. El sobresfuerzo de su personal, los planes de contingencia y nuevos protocolos y equipos han mantenido activos todos los servicios sin mermas en la actividad asistencial y quirúrgica.

Plan de contingencia

Cinco equipos médicos para un despliegue en acordeón

Como en las olas anteriores, la planta séptima del Hospital San Pedro es la zona cero en cada ola, una vez que se llena, el hospital empieza el despliegue hacia abajo con la apertura de nuevos controles. El modelo, de éxito ya comprobado, se ha perfeccionado en esta etapa con una nueva estrategia de recursos humanos. consistente en la creación de cinco equipos multidisciplinares, compuesto cada uno por 8 facultativos de diversos servicios, a la espera de ser activados para dar respuesta al incremento en la presión asistencial; y otro de apoyo a la asistencia de pacientes COVID en UCI y Urgencias. «Una de las ventajas de este sistema es que está mecanizado y permite ajustar diariamente los médicos necesarios, tanto para la atención de calidad como para emplear al facultativo en otra área si esta no lo precisa en ese momento», explica el doctor Íñigo Gastón, coordinador de Hospitalización, que asegura al respecto que «los riojanos pueden estar orgullosos de estos equipos y del trabajo que han hecho porque si no esta ola hubiese sido muchísimo más catastrófica, segurísimo. No ha habido en ningún momento 0 ingresados, hemos atendido ya a más de 350 pacientes en esta sexta ola, con un pico máximo de 128 ingresados por COVID el 8 de enero, con un porcentaje muy grande de no vacunados».

«El hospital no ha parado en esta sexta ola ni la pandemia ha afectado al resto de la actividad, esto es para estar orgullosos y se debe a que ellos han trabajado muchísimo, pero también porque lo han hecho los compañeros de los servicios a los que ellos pertenecen y que han tenido que dejar para integrarse en el equipo especializado COVID», tercia el doctor Adolfo Calvo, director médico de Atención Hospitalaria, quien sobre aquellos ya olvidados aplausos asegura que «fueron una recompensa que no esperábamos, pero nuestro mayor premio es ver que la gente se recupera, sale adelante y salvas vidas».

«Aquí estamos, cansados, sí, pero preparados porque es nuestro trabajo y si viene una séptima, octava o novena ola la vamos a afrontar y la vamos a sacar adelante», resume Yasmina Brito, una de las médicos de Medicina Interna que integra los equipos especiales.

«Estamos muy cansados, llevamos ola tras ola al pie del cañón y es muy duro trabajar así y cuando debes usar un EPI pues mucho peor, pero el personal se vuelca y, además del trabajo, hace un esfuerzo extra por dar una calidez en la atención a pacientes que están solos en su habitación y que no tienen posibilidad de recibir las visitas de sus familiares. Cuando trabajas aparcas todo, el cansancio físico y psicológico aparece cuando paras y sales de aquí», confiesan, por su parte, Olga Mateo y Jezabel Miguel, supervisoras de Enfermería de las plantas COVID del Hospital San Pedro.

Unidad de Críticos

«La excelencia y entrega de esta plantilla, que ha llorado mucho, son enormes»

Sin el riesgo de colapso que la tercera ola provocó hace justo un año, la Unidad de Críticos no ha esquivado el aumento de la presión que la pandemia ha vuelto a trasladar a su área, con más de 40 ingresados por COVID desde principios de diciembre, con importante presencia, en torno al 80%, de no vacunados.

Con un pico de 13 infectados por el virus, la UPC (Unidad Polivalente de Críticos) de la planta baja, que cuenta con 15 plazas, ha sido suficiente, sin tener que recurrir a las 17 de la UMI del primer piso o a las 10-11 de la UMI de Cardiología del tercero, a pleno rendimiento para atender la actividad habitual de Intensivos derivada de las intervenciones quirúrgicas y el resto de procesos que el hospital no se ha visto obligado a ralentizar. «En todas las olas la explosión había sido muy brusca y cuando en esta empezaron a llegar los primeros pacientes nos llegamos a temer lo peor, pero a nivel de UCI, afortunadamente, esta no ha tenido nada que ver con las anteriores», admite la jefa del servicio, la doctora María Macías. «La ola en sí ha sido más benigna para nosotros, pero la gente está agotada, llueve sobre mojado, llevamos ya dos años, y psicológica y físicamemte estamos como estamos. La propia incidencia del virus ha afectado al servicio porque ha habido bajas y eso ha provocado continuos reajustes en las guardias, pero la excelencia del compromiso de esta plantilla es enorme, son unos profesionales increíbles», asegura sobre una plantilla de profesionales de la que destaca que «se sigue dejando la piel cada día y ahora, además con la satisfacción de que salvar muchas vidas, no como ocurrió al principio, donde se sufrió muchísimo, tanto que yo he visto llorar a todos mis compañeros».

Urgencias

Más demanda que en la época prepandemia más el COVID

La actividad ha sido frenética en el servicio de Urgencias, un área que, además de haber recuperado ya la demanda existente en la época prepandémica y que los confinamientos se encargaron de aligerar, es una de las más penalizadas por el disparatado número de contagios que ha provocado Ómicron. «Se ha recuperado el mal uso de las Urgencias sobre todo porque el sistema está tensionado, tienes que pedir cita previa y nosotros no tenemos regulación, esta puerta siempre está abierta, como no puede ser de otro modo», explica su coordinador, el doctor Pedro Marco, que advierte de que «para el personal está suponiendo un sobresfuerzo porque además de que la demanda ha aumentado un 15% respecto a la prepandemia, hay que añadir la falta de personal porque no hay profesionales para contratar, las bajas por COVID en la plantilla y el mantenimiento de los protocolos de seguridad, que ralentizan nuestra labor». El jefe de Urgencias niega colapso alguno en un servicio que ha aumentado sus plazas en consultas y camas y que ha creado la unidad pediátrica. «En estos dos años no se han tenido que doblar boxes; es decir, poner a dos pacientes juntos», concreta el doctor, que insiste en la grandeza de su plantilla. «El personal de Urgencias está cansado, sin duda, pero es de una pasta especial y está acostumbrado a un puesto de estrés continuo que no permite la relajación en todo el turno», asevera, para advertir, no obstante, que «una cosa es aguantar el estrés de este servicio y otra llevar ya dos años en permanente estado de alerta y sin poder parar».

«Esta sexta ola nos ha pillado extenuados porque lo peor es no ver el final de esto y, además, las bajas por COVID nos han afectado muchísimo, pero como siempre los profesionales han hecho todo lo posible y más», añade la supervisora de Enfermería de Urgencias, Silvia Cuadra.

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Enfermería

Vacunas, labor asistencial, pruebas diagnósticas...

De una pasta especial son las profesionales de Enfermería, el colectivo sanitario más cercano a los pacientes y principales receptoras de las muestras de cariño, pero también de las quejas. En un despacho del Hospital San Pedro esperan a Diario LA RIOJA Yolanda Caro, directora de Enfermería de Atención Hospitalaria; Noemí Marauri, directora de Enfermería de Atención Primaria; Inma Marco, supervisora de Hospitalización de Día y Hospitalización a Domicilio; Nines Ibáñez, supervisora de Consultas Externas; y Ruth Cotelo y Vicky González, coordinadoras, respectivamente, de Cuidados de Enfermería y de equipos de Enfermería de Primaria, que junto a Pello Latasa, director general de Salud Pública; Eva Martínez Ochoa, jefa de Epidemiología; y otros responsables de Salud han diseñado el exitoso plan regional de vacunación, que ha sumado en esta ola nuevas fases (gripe, dosis de refuerzo, pediátricas....) y contabiliza ya más de 100.000 dosis inoculadas solo en el ultimo mes por un colectivo encargado, además de las pruebas diagnósticas (PCR) y de atender su jornada en el hospital o en su centro de salud. «Al final todo queda en casa porque hay que sacar adelante mucho más trabajo con las mismas personas y eso cansa, sobre todo cuando es mantenido en el tiempo tras dos años de pandemia. Al final sacamos fuerzas de donde no las hay y está saliendo muy bien y dando una respuesta a todos los ciudadanos, que responden muy bien y son muy agradecidos», explica Noemí Marauri.

«La gente está muy cansada, pero responde fenomenal y se ofrece a venir o no lo duda cuando se lo pides, da gusto, son fenomenales», asegura, por su parte, Yolanda Caro, que destaca que en esta sexta ola «se han acumulado muchas bajas por COVID y los descansos navideños, que, como no podía ser de otra manera, ha disfrutado la gente».

ALGUNAS CIFRAS CLAVE DE LA SEXTA OLA

  • 350 ingresados en la plantas COVID del hospital San Pedro y más de 40 en la UCI.

  • 42 médicos han integrados los 8 equipos multidisciplinares COVID del plan de contingencia.

  • 680 bajas por COVID en mes y medio entre el personal sanitario, sin sumar Atención Primaria.

  • 4.800 llamadas diarias ha atendido el equipo COVID de Salud Responde y 3.320 el de vacunas.

  • 68.000 dosis de vacunas COVID han admnistrado las enfermeras de Salud desde el 1 de diciembre.

  • 15.173 bajas laborales se han tramitado en mes y medio, más de la mitad del total de la pandemia.

Laboratorio de Microbiología

Máquinas y recursos humanos a pleno rendimiento

En el laboratorio de Microbiología del Hospital San Pedro el zumbido de las imponentes máquinas de detección y diagnóstico es el hilo musical omnipresente en el ambiente. «Esta sexta ola ha sido muy fuerte, muy potente para el laboratorio. Aunque no desbordados, sí hemos tenido muchísima actividad y mucha presión», confiesa su responsable, el doctor José Manuel Azcona, que también aclara que «aunque por volumen ha sido la ola más potente de todas, es la que mejor hemos llevado porque, además de lo aprendido, hemos hecho un despliegue de mecanismos, de instrumentación, de automatización y de capacidad para procesar pruebas con los que no contábamos antes». Con hasta 3.000 pruebas diarias entre PCR y test de antígeno CLIA, Azcona admite que «lo que sí ha pesado son las cinco olas anteriores, eso ha sido lo más duro de todo, sobrellevar el cansancio acumulado en los dos años de pandemia. La gente está cansada, pero siguen trabajando como campeones».

COVID Responde

Más de 8.000 llamadas diarias al 941 29 83 33

La onda expansiva de la sexta ola también ha impactado de lleno en el edificio de enfrente, el CIBIR, donde se ubican algunos de los equipos nacidos de la pandemia. Muy cerca de la Unidad COVID, integrada hoy por los 152 efectivos que lidera su coordinadora, Rocío Loma-Osorio, y que se han visto desbordados por una explosión de contagios que han obligado a redirigir el rastreo hacia la protección de los más vulnerables, se ubica COVID-Responde, 108 personas encargadas de atender la línea 941 29 83 33, saturada tanto por las llamadas dirigidas al equipo COVID (protocolos, dudas, pruebas, positivos...) como al de vacunación, encargado de las citas y de aclarar todas las cuestiones relacionadas con la administración de las dosis. «Aquí se gestionan todas las llamadas ciudadanas sobre COVID y vacunas y en esta ola, además, estamos colaborando en el rastreo, ya que en vez de eliminarlo como en algunas comunidades autónomas, se ha apostado por cambiar el protocolo para priorizar la detección de los más vulnerables y protegerlos, una labor que continúan luego los rastreadores de la Unidad COVID y la Unidad de Cribado Avanzado (UCA)», resume la coordinadora, Andrea Lázaro, que detalla que desde el 14 de noviembre el promedio de llamadas recibidas en el equipo COVID es de 4.800 diarias, con un pico de 29.788 el 27 de diciembre; y de 3.320 al de vacunas, con un máximo de 16.890 el día de Nochebuena.

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UCA (Unidad de Cribado Avanzado)

Un dique de contención para proteger Atención Primaria

Creada en octubre de 2020, la Unidad de Cribado Avanzado es una apuesta única en España, que en esta sexta ola ha tenido que readaptarse a una misión clave: actuar como dique de contención para proteger a Atención Primaria y que esta no se saturara hasta el colapso para garantizar la atención presencial en los centros de salud. «Para ello, el equipo ha sido reforzado hasta elevar la cifra de médicos de los 14 con los que contaba hasta la treintena actual. Para ello hemos contado con médicos de familia, residentes, facultativos de otras especialidades y profesionales jubilados que se han ofrecido a ayudar, algunos desde aquí y otros desde su casa, renunciando incluso a vacaciones y días festivos», resalta Laura Bea, jefa de Coordinación Asistencial de Atención Primaria.

«Ellos se han encargado de cribar a los pacientes con COVID que se les derivan desde COVID Responde y de contactar con ellos para ver cómo estaban y remitirles a la atención que necesitaran: al médico de familia, al hospital o, si los síntomas eran leves, volverles a llamar dos o tres días después para hacer el seguimiento. Se trata de buscar al paciente vulnerable», resume Bea, que señala que «solo en el último mes, entre el 20 de diciembre y el 20 de enero, se han realizado 21.390 asistencias» desde una unidad que ha sido clave también en la gestión de las bajas y altas laborales, desbocadas en esta sexta ola. De hecho, la cifra de bajas laborales que contabiliza La Rioja desde el pasado 1 de diciembre ascienden a 15.173, más de la mitad del número total registrado desde marzo de 2020.

Atención Primaria

Sobrepasados por el tsunami de contagios de Ómicron

Y pese a todo, el nuevo maremoto vírico ha devorado de nuevo a Atención Primaria. «En las olas anteriores hubo mucha patología complicada, pero ahora es imposible sostener esto porque, aunque afortunadamente hay menos patologías graves, la incidencia está siendo tan enorme que el trabajo que se ha generado nos ha sobrepasado. Nuestros horarios de trabajo son infinitamente pequeños para lo que nosotros necesitaríamos para poder llegar al 100% y con la atención que cada uno necesita y seguir atendiendo al resto de pacientes, crónicos, operados... Es materialmente imposible porque no hay suficientes profesionales », resume Esther Lorente, directora de la zona básica de Salud de Arnedo, que no duda en aseverar que «está siendo realmente duro, porque la situación actual vuelve a impactar en el agotamiento que acumula el personal sanitario después de dos años de pandemia».

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