La Rioja sufre este año 352 casos de enfermedad profesional, la mayoría en el sector industrial

Tradicionalmente, las estadísticas de enfermedades profesionales no dejan a La Rioja en buen lugar; según las del pasado año, la región contaba con el tercer mayor índice, con 268 partes registrados por cien mil trabajadores, solamente por detrás de Navarra y Murcia, y muy por encima de la media nacional, con 85 de índice de incidencia. Sin embargo, esta situación no es necesariamente negativa, como indica Jorge Ruano, secretario general en CC OO La Rioja: «Que La Rioja registre un mayor índice en realidad es positivo porque no tenemos más enfermedades profesionales que otras regiones, sino que se declaran y registran mejor. Es preocupante que comunidades como Cataluña (45 de incidencia), Andalucía (33) o Madrid (22) estén tan por debajo». Desde los sindicatos reclaman una mejora de los instrumentos de detección, como un sistema de alertas específico que aporte información a los sanitarios sobre el posible origen laboral de las patologías de un paciente.

Con los datos ofrecidos por el Ministerio de Seguridad Social en la mano, La Rioja acumula este año 352 casos de enfermedades profesionales, lo que supone medio centenar al mes, una media superior a la de los últimos años. El global de 2022 fue de 484 partes comunicados, que se verían en este ejercicio ampliamente superados. De lo registrado en estos meses, es ligeramente mayor el número de casos entre mujeres (178 frente a 174), siguiendo la línea del ámbito nacional, donde la afección femenina es cuatro puntos mayor. «Esto es resultado de una precarización que afecta más a las mujeres, que cuentan con peores puestos y están más expuestas a los riesgos», señala Isabel Blanco, secretaria de Política Sindical y Empleo de UGT La Rioja.

Lo que sí revelan los datos de forma abrumadora es que el industrial es el sector que concentra el 60% de las enfermedades profesionales que requieren baja. Hasta julio, la industria manufacturera (agroalimentaria, productos metálicos, calzado y textil, maderera, química..) acumuló 80 de estos casos, muy por encima del resto de sectores. Entre otros destacados, han sido 14 los partes con baja en el comercio y 6 en la hostelería, en actividades administrativas y en el ámbito sanitario y de los servicios sociales.

Por otra parte, dos empresas riojanas –una de procesado y conservación de carne y otra de reparación de maquinaria– han rebasado los límites de siniestralidad en este semestre, entrando en el sistema de alertas, que trata de detectar focos de riesgo.

Ligado a los sectores con mayor incidencia, las enfermedades más presentes son las causadas por agentes físicos, con 314 partes de los 352 de este año. Se trata de aquellas derivadas de movimientos repetitivos y posturas forzadas, íntimamente relacionadas con la industria, y abundando las tendinitis, los síndromes del túnel carpiano y las parálisis de los nervios, que suponen tres de cada cuatro casos. Menos comunes son las enfermedades de la piel (15 este año), las causadas por inhalación de sustancias (12), las relacionadas con agentes químicos (5) y las de agentes biológicos (3). Este año no se ha registrado ninguna enfermedad a causa de agentes carcinógenos en La Rioja, si bien desde los sindicatos aluden a la dificultad que se encuentran los afectados para que, en estas graves cuestiones de salud, sea reconocida su relación con la actividad profesional. «Según la comunidad científica, entre un 4 y un 12% de los cánceres se deben a exposiciones laborales, lo que supondría en España 11.000 nuevos casos cada año, algo que no se está declarando (fueron 104 en 2022)», aporta Ruano.

Esta denuncia es una más de las que las organizaciones sindicales realizan sobre la infradetección en este asunto. «Existe un subregistro, las estadísticas apenas recogen una pequeña parte de las enfermedades derivadas del trabajo que hay en España. Los datos oficiales están muy por debajo de la realidad», afirma Jorge Ruano, de CC OO. El motivo de ello, según Isabel Blanco, de UGT, es que «a las empresas no les interesa que estos casos aparezcan en sus registros, que deberían ser fiables para que lleguen las mejoras». «Mutuas y empresas barren debajo de la alfombra, igual que ocurre con los accidentes de trabajo», apoya Ruano.

Un dato revelador es que de los 352 partes de enfermedades profesionales de este año, solo 132 contaron con baja. «Por presión, por las condiciones, por miedo a perder el empleo... a veces es complicado que los trabajadores soliciten la baja», comenta Isabel Blanco.

La importancia de una mayor concienciación, de los planes de prevención de riesgos laborales y de sistemas de detección para intervenir en estos casos y reducirlos, son otras cuestiones en las que se sigue incidiendo. Sin embargo, hay más terreno por explorar. Las organizaciones sindicales reclaman una actualización de la Ley de prevención de Riesgos Laborales (de 1995) y de las enfermedades profesionales reconocidas, cuya tabla de referencia es de 2006.

«Se debe actualizar de acuerdo con la evidencia científica disponible e incorporar patologías relacionadas con los riesgos psicosociales», reclaman desde CC OO, mientras que Isabel Blanco, de UGT, recalca que «tienen que aflorar aquellas que están ocultas, sobre todo en el ámbito de la salud mental, ya que si todo el mundo se remite a la ley, es como si no existiesen». La Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial del Trabajo ya reconocen la depresión o la ansiedad como enfermedades profesionales, algo que aún no contempla la legislación española.