Recomendaciones 'fake' en internet
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Las prácticas poco éticas de algunas empresas de internet levantan las sospechas sobre los comentarios de «clientes»El sistema tenía buena pinta. Siempre, incluso en aquellos lejanos años en los que no habíamos oído hablar de internet (prehistoria, casi) solía decirse que el «boca-oreja» era la mejor de las publicidades. Nada como la recomendación de un conocido.
Y claro, cuando llegó ... internet, esto iba a ser jauja. Con millones de consumidores probando productos y servicios a la vez, y con cientos de miles de ellos dejando bien clarita su opinión sobre el mismo, el error era casi imposible. El 'boca-oreja' definitivo, con la participación de miles de consumidores de todo el mundo.
Solo que...
Solo que la trampa para esta ley llegó a la velocidad de la luz. Las primeras quejas aparecieron desde la restauración (clientes que prácticamente chantajeaban a los establecimientos con la amenaza de una mala reseña, por ejemplo) pero ahora el tema de las reseñas «fake» se ha convertido en una plaga que llega a todos los rincones del comercio electrónico.
Sobre todo, al rincón más transitado: Amazon, el principal agente del comercio electrónico en el mundo occidental. Allí, cada producto va acompañado por los comentarios de sus compradores. Solo ellos pueden comentar, y eso parecería una salvaguarda. Pero no lo es tanto: hay un número creciente de empresas y de agencias de marketing que «compran» esos comentarios positivos. Muchas de esas empresas «infladoras de comentarios positivos» son chinas, marcas muy poco conocidas que intentan aparentar un prestigio que no tienen.
Pongamos un ejemplo. Si uno busca relojes inteligentes en Amazon, los más valorados por sus clientes son de marcas perfectamente desconocidas. Todas ellas chinas. Es posible, por supuesto, que esos productos sean maravillosos, y sin duda alguno lo será. Pero también es posible otra estrategia que esta semana denunciaba la organización OCU.
Si uno va a Facebook y busca «Amazon review», encontrará unos cuantos grupos. En ellos, potenciales clientes y marcas se ponen en contacto. La mecánica es muy sencilla: yo te regalo mi producto, y tú lo puntúas con cinco estrellas en Amazon, te guste o no. A la marca le puede costar unas docenas de regalos, pero ese aluvión de «cinco estrellas» hace que la posición del producto suba como la espuma.
Volvamos a nuestro reloj electrónico favorito. El primero de la lista tenía 93 reseñas, de las cuales el 90% le daban la máxima clasificación, cinco estrellas. Pero pasados los comentarios por el filtro de una de las cada vez más numerosas herramientas que en la web intentan detectar estos «fakes», resultó que de esas 93 el 80% era sospechoso: gente que solo comenta esa marca, demasiadas respuestas llegadas el mismo día o prácticamente con las mismas palabras, usuarios que sólo han comentado ese producto en su vida... Unos cuantos criterios que ayudan a separar el grado de la paja. Con las respuestas eliminadas, el producto pasa de una puntuación de 4,8 (casi perfecta) a una de 4,2, que no está mal, pero no es sobresaliente.
A final, el boca-oreja ha resultado ser lo que era también en era pre-digital. Mejor no fiarse de otros ojos que no sea los propios, ni de otro criterio que no sea el estudio propio. Tengan cuidado ahí fuera.
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