El PP reabre sus heridas sin haber restañado aún las que provocó Riojafórum

Bretón descarga en la presidencia de Ceniceros las razones de su destitución y aboga por abrir una nueva etapa en un partido que vuelve a quebrarse.

–¿Qué ha pasado para ser removido del cargo solo 16 meses después de su nombramiento?

–La principal discrepancia con el presidente ha estado en la celebración de un congreso a lo largo de este año. Al acceder a la Secretaría General dejé claro que mi principal objetivo era preparar el partido para un cónclave de unidad que superase las diferencias entre las candidaturas del 2017. Una vez que Ceniceros anunció que no se presentaría a la reelección, era preciso cuanto antes articular un nuevo liderazgo que generara confianza e ilusión entre los votantes. Esa es la postura que creo que debería haberse defendido ante Madrid y de ahí ha venido la mayor diferencia, además de otras en el día a día como pudo tener la presidencia con mi antecesora, María Martín, que también dejó el puesto.

–Se le acusa de exceso de ambición e intereses particulares.

–Quien me conoce sabe que accedí a la Secretaría General en una situación personal difícil y sin otra aspiración que ayudar a mi partido. Por otro lado, siempre he creído legítimo que cualquier afiliado que tenga el apoyo de las bases pueda presentarse. No es una cuestión de afán, sino de poder presentar un proyecto de renovación capaz de unir, trasladar confianza y, en definitiva, plantear una alternativa sólida al actual desgobierno del PSOE.

–Sin embargo, el anuncio de su candidatura nada más oficializarse su destitución evidencia que su intención venía de largo.

–Es algo que siempre he tenido en el pensamiento y que el miércoles sentí el espaldarazo para anunciar. Entre otras cosas, por el empuje que me han trasladado en los últimos meses muchos alcaldes, ediles y afiliados y que coinciden en que deben realizarse unas primarias cuanto antes.

–¿Ha aprovechado su cargo para abonar el terreno a su favor y hacer campaña personal?

–En absoluto. Cualquiera puede observar que la actividad y el protagonismo está repartido entre los miembros de la cúpula del PP, más allá de las funciones propias de cada puesto. Una estructura interna que, por cierto, traté de abrir incorporando aquellas sensibilidades que de alguna manera no habían sido tenidas en cuenta tras la cita de Riojaforum.

–¿Entiende ahora mejor la posición de Gamarra y las tensiones vividas en aquel congreso?

–Presidí el comité organizador de esa cita con toda neutralidad y no me gustaría vivir ninguna disputa porque no busco confrontar con nadie. Solo un proyecto totalmente distinto de unidad y renovación, construido de abajo hacia arriba, para que el nuevo PP vuelva a las instituciones.

–La herida que se reabre no parece la mejor receta para recuperar la confianza mayoritaria.

–La decisión del cese no ha sido mía. Lo que trasladé a Ceniceros es que era preciso dar la certeza a los afiliados de la celebración de un congreso y que, cuando se concretase, yo formalizaría la dimisión de mi cargo, como hizo en su caso y en su día Pablo Casado.

El presidente popular minimiza la destitución de Bretón y niega cualquier favoritismo sobre virtuales sucesores.

–¿Por qué ha cesado a Bretón?

–Por pérdida de confianza. Mi obligación como presidente del partido es velar por que los tiempos no se solapen y priorizar lo que toca en cada momento, que actualmente es robustecer las siglas. En vez de secundar ese objetivo, Bretón estaba más ocupado en hacer campaña de sí mismo aprovechando su condición de secretario general. En enero ya le advertí, al igual que a los vicesecretarios, que si su aspiración era optar a la presidencia, debía dimitir. De no ser así, no quedaba otra que el cese.

–Bretón lo achaca a discrepancias por celebrar un congreso.

–No ha habido discrepancia ninguna. Él sabe perfectamente que es Génova la única con capacidad para convocar un congreso, que La Rioja no marca esos tiempos. En octubre llegará la convención nacional y los congresos no serán por tanto a corto plazo, pero algunos se ve que tienen demasiada prisa y han desatendido sus labores. La prueba es que Bretón lleva dos o tres meses sin aparecer por la sede y el miércoles anunció su intención de liderar el partido al instante de concerse su destitución.

–Otros creen, sin embargo, que es usted el que trata de aferrarse hasta última hora al poder y maniobrar por otro aspirante.

–Eso no tiene fundamento. Mi carrera instituicional y política está más que colmada y ya dejé claro hace tiempo que no me presentaría a la reelección. Lo que sí tengo es el mandato que se me dio en Riojaforum de que cualquier afiliado tenga la opción en igualdad de condiciones de liderar el proyecto desde la unidad, y voy a cumplirlo hasta el final.

–¿Qué sentido tiene no designar un nuevo secretario general?

–El propósito, en principio, es repartir las funciones entre todas las vicesecretarías con las que existe una sólida unidad acción. Por otra parte, he tratado de evitar así que nombrar a cualquier otra persona pueda interpretarse como su señalamiento como sucesor o secesora.

–Insiste en que el cese está avalado por la dirección nacional de Casado en la que está Cuca Gamarra. ¿Los enconados rivales en el congreso de Riojaforum son ahora aliados?

–Aunque a veces no lo parezca, éste es un partido muy unido. Cuca es muy amiga mía y tanto ella como el presidente y resto de la dirección conocían bien el caso de Bretón desde hace tiempo.

–¿Sería Alfonso Domínguez un candidato coincidente entre Génova y Duquesa de la Victoria?

–No me voy a posicionar por nadie, y menos ante un congreso que ni está ni convocado. Mi labor es garantizar las opciones de cualquier afiliado y fortalecer el partido desde un trabajo coral para un fin:volver al Gobierno y que La Rioja deje de sufrir la mala gestión de socialistas y Podemos.

–¿Está el PP pecando del mismo cainismo que le afea al PSOE?

–No es nada comparable. La salida de Bretón hay que tomarla con normalidad; lo que ha hecho Andreu es cargarse a medio gobierno por un afán de poder.