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La sede del Frente Polisario en La Rioja es humilde, apenas una pequeña habitación en una tercera planta sin ascensor. Un par de cojines tradicionales de piel de cabra, un cuadro de las dunas del desierto y varias pequeñas banderas de la República Árabe Saharaui ... Democrática (RASD) decoran la oficina de Abdalahe Hamad Jalil (El Aaiún, Sahara Occidental, 1957), delegado del Polisario en la región desde 2018. No esconde su decepción con el histórico cambio de postura del Gobierno español en relación al Sahara Occidental, lamenta que España también use al pueblo saharaui como moneda de cambio cediendo a las presiones de Marruecos e insiste en que su pueblo solo se conformará con la libertad: «Vivir en el Sáhara Occidental es como vivir en una cárcel grande, encerrados con un muro de unos 2.500 kilómetros, con minas antipersonas, trincheras, alambradas y más de 150.000 soldados marroquíes vigilando. Pasa lo mismo que sucede en Marruecos, no hay democracia ni libertad de expresión. Solo se oye y se ve lo que quiere el reino de Marruecos».
– ¿Cómo han encajado el histórico cambio de postura de España sobre el futuro del Sahara?
– Ha sido una gran sorpresa. Sobre todo porque no hubo acontecimientos previos que condujeran a esto. Lo ha sido también para la sociedad española, para el Parlamento y para nosotros. Nos ha cogido por sorpresa y sin saber el porqué de este cambio tan repentino. Creemos que un pueblo que lleva 46 años exiliado y luchando por su libertad no puede ser moneda de cambio, ni política ni económica. Un pueblo al que apoyan todas las resoluciones internacionales, que dicen que tiene derecho a la libre autodeterminación. Por eso hay una misión de Naciones Unidas desde septiembre de 1991, desde el acuerdo entre Marruecos y el Polisario para el referéndum. Todo lo que se diga que no sea esto es ir contra las resoluciones, contra el pueblo saharaui y contra toda España, que es solidaria con nuestro pueblo. No puede haber una doble vara de medir y actuar en Ucrania o en Kuwait ante invasiones de fuerzas ocupantes extranjeras y no tener en el Sáhara el mismo posicionamiento, en donde entraron con napalm y fósforo blanco.
INVASIÓN MARROQUÍ
– ¿Cómo lo valoran?
– Es una cesión de soberanía, una cesión de su política exterior, que debe estar basada en el derecho internacional. España, además, es de iure y según señala Naciones Unidas la potencia administradora del territorio saharaui, el responsable de su descolonización. Marruecos basa sus relaciones bilaterales con otros países en la presión para lograr lo que ellos quieren. No sabemos el porqué de este cambio y no lo entendemos cuando España no ha logrado una contrapartida como para tomar esta decisión.
– Ahora ha sido España y en su momento fue Estados Unidos. Francia y Alemania también matizaron su posición. ¿Se sienten cada vez más solos?
– Hay que analizar el lenguaje diplomático, sobre todo en los casos de Alemania y de Francia. Dijeron que la autonomía es una de las vías de la solución. Es lo que figura en las resoluciones de Naciones Unidas, que señalan tres vías, la autonomía, la integración y la independencia, sobre las que el pueblo saharaui debe elegir en un referéndum. En el caso de EEUU, Trump sí dijo que reconocería la soberanía de Marruecos sobre el Sahara. Fue en el marco de los acuerdos de Abraham con Israel y fuimos otra moneda de cambio. Fue un golpe de efecto, como ahora. La administración Biden no se ha pronunciado y la embajadora en Madrid ha señalado que es una de las vías, como Alemania y Francia. Lo más sensato es que haya un referéndum después de 46 años de lucha.
– ¿Se sienten utilizados?
– Sí, sí. Siempre el eslabón más débil intenta hacer de moneda de cambio. Es lo mismo que sucede con Palestina y cada vez tenemos menos posibilidades. Esos acuerdos de Abraham eran para silenciar a parte de los países árabes, para que la Liga Árabe no defienda en bloque los derechos de los pueblos. Un país democrático no puede entregar a un pueblo para restablecer las relaciones con otro país. Hay muchas fórmulas respetando el derecho internacional sin tocar lo más sensible: el derecho de un pueblo a decidir su destino.
futuro
– ¿Existe el riesgo de que con el paso del tiempo la causa saharaui se diluya?
– Marruecos pensaba eso. Hassan II firmó el referéndum y Mohamed VI se echó atrás pensando que, con el tiempo, nos iríamos diluyendo, nos cansaríamos. No conocen bien qué es la libertad para un pueblo sediento de ella. Para quien ha derramado sangre, sudor y lágrimas lo más bonito es la libertad.
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– ¿Por qué la autonomía no es aceptable?
– Porque Marruecos no es un país democrático. Ni siquiera se puede sacar una bandera saharaui ya que vas a la cárcel. Nadie puede ir a casa de otro y decirle qué tiene que hacer. ¿Cómo entenderían que le quitaran su casa y le ofrecieran una habitación como huésped? Es nuestra tierra, nuestro territorio y hemos dado todo por él. Marruecos es un país con un afán expansionista desde los años 60. Dentro el 'Gran Marruecos' del que hablan figura el sur de Argelia, Mauritania, país al que no reconocieron hasta 1970. Vemos lo que pasa en Ceuta y Melilla, en las Chafarinas, con las aguas de Canarias... ¿Con quién se lleva bien Marruecos? Absolutamente con nadie. Ni con Argelia, ni con Mauritania, ni con España, ni con el Sáhara.
– ¿Es viable el referéndum? Sobre todo cuando hay problemas con el censo de votantes.
– Naciones Unidas, tras cinco años de trabajo, estableció que en ese referéndum podrían votar los ciudadanos saharauis con el censo español de 1974 y sus descendientes. Marruecos quiso introducir a mucha gente más, pero ese censo de Naciones Unidas no admite discusión alguna. Marruecos no quiere porque sabe que lo perdería. Cualquier otra vía, su final es el fracaso. Si no se opta por lo que los saharauis quieran no habrá solución. La solución es dejar que el pueblo saharaui se pueda pronunciar libremente en un referéndum. Naciones Unidas tiene el plan.
BRAHIM GALI
– Todo comenzó en el San Pedro, con la llegada de Brahim Gali, líder del Frente Polisario.
– No, creo que no. Ha sido solo una excusa para Marruecos, que buscaba presionar a España. El Gobierno se ha dejado intimidar por Marruecos y ha cedido, pero no tiene nada que ver la estancia aquí de Gali. Fueron días duros con la campaña que montó Marruecos, con la televisión marroquí, con los servicios secretos.
– ¿Algún día será libre el pueblo saharaui?
– Sí. Si tuviéramos dudas no llevaríamos casi medio siglo peleando; habríamos claudicado desde el primer día.
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