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Óscar Maroto soporta como puede las dificultades que afronta el sector de la hostelería. «Como se encareció tanto la materia prima y también han subido los sueldos, nos hemos visto obligados a incrementar los precios de los cafés y de todo», reconoce el propietario del Café Delicias, situado en El Espolón. En su caso, no tiene problemas para encontrar «mano de obra cualificada», si bien «todos los camareros que tengo contratados son extranjeros;los españoles ya no quieren trabajar en hostelería».
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«Las condiciones laborales son las que son, pero tampoco es que estemos explotados. Trabajamos según el convenio, en función de las vacaciones y las horas estipuladas». A pesar de ello, ha pensado en tirar la toalla. «Me he planteado dejarlo todos los días, porque trabajar para tener diez empleados y ganar lo que ganas, no merece la pena, pero sigo por la ilusión, porque llevo 25 años aquí y porque con 50 años ya no te planteas irte a otro sitio».
Óscar Maroto
Propietario del Café Delicias
Christopher Vivas
Camarero en el Bar Ángel
A su juicio, el nuevo convenio de hostelería, que se publicó el jueves en el BOR y que supondrá una subida salarial del 10,7% hasta el próximo año, además de una reducción de ocho horas en la jornada anual y un plus en la nocturnidad, tampoco mejora la situación. «Me parecen mal las nuevas condiciones, porque provocarán que se incrementen los precios de las consumiciones», expone.
Ya en el Bar Ángel, Christopher Vivas se afanaba en preparar varios pinchos de champiñón a la plancha. «Trabajar aquí está bien, tiene sus días buenos y malos, pero en líneas generales es tranquilo». Vivas, que llegó hace casi dos años a este transitado local, reconoce que «de nuestras condiciones laborales sé muy poco: tenemos más de 30 días de vacaciones y, en ocasiones, las tenemos fraccionadas, en función de las fiestas».
En su caso, además, admite que «se meten muchas horas y los domingos y festivos se pagan como un día normal». De ahí que alguna vez se haya planteado tirar la toalla. «Alguna vez he pensado irme a otro sector, pero se ha aprobado un nuevo convenio en hostelería y este mes sí que se ha notado en el sueldo», dice agradecido. Al poco, su compañera Erika Vanessa Hinestroza, que lleva ocho meses en el local, corroboraba que su labor llega a ser «un poco agobiante. Tiene sus altibajos, pero se trabaja mucho». «Se trabaja bastante y, por eso, cualquier camarero se plantea dejarlo alguna vez, pero nosotros estamos contentos», apunta Egreilyn Pineda.
Más tarde, Tamara García Pérez, que trabaja desde hace un año en el Café Moderno, resaltaba que el nuevo convenio «está muy bien». Todo debido, en parte, a que propiciará que los trabajadores «cojan más ilusión para quedarse en el gremio y al ganar más, habrá mejores profesionales». En general, apunta, «es bueno porque si la gente gana más, intentará formarse más y quedarse a trabajar». Más aún porque su labor es «estresante cuando viene mucha gente, pero es lo que tiene la hostelería. En mi caso, tengo la suerte de que mis jefes son buenas personas y me ayudan a la hora de trabajar».
Tamara García Pérez
Camarera en el Café Moderno
Mari Carmen Gordillo
Cocinera en el Bar Jubera
Como ella, Mari Carmen Gordillo, cocinera del Bar Jubera desde hace casi tres décadas, resalta que «mis jefas son como hermanas». A pesar de ello, apunta que «las condiciones laborales en hostelería son un poco complicadas, porque los fines de semana son estresantes, tienes que correr, servir a todo el mundo bien, tenerlo todo organizado... pero estamos a gusto, nos llevamos muy bien, hay compañerismo y así el trabajo se hace mejor», dice Gordillo con una amplia sonrisa.
En cuanto a la retribución salarial, asegura que «lo llevamos bien porque no cobramos alto pero tampoco mal». «Estamos a gusto, creo que lo que ganamos es lo que nos merecemos realmente», señala mientras hace hincapié en que «me he planteado a veces jubilarme por el estrés, pero llevo tantos años aquí que lo echaría en falta». Sobre el nuevo convenio, señala que «me parece de maravilla que suban el salario y que se cobre un poco más por trabajar en horarios complicados».
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
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