La toma de posesión de Gonzalo Capellán fue un acto solemne pero austero, sin invitados de gran postín. No estuvo Feijóo, pero sí Cuca, que es como de la familia y por eso su presencia mueve menos al asombro y al flashazo fotográfico. La ... estrella invitada fue en esta ocasión Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, vecino de comunidad autónoma y hombre que –la verdad sea dicha– tampoco arrastra multitudes. José Luis Moreno se las hubiese visto negras para presentar el acto con una mínima sucesión de hipérboles. El Gobierno central, al parecer sin ministros disponibles para pasarse un viernes por la noche en San Millán, mandó a un cargo que ni sabíamos que existía: secretaria general de Coordinación Territorial, órgano –según se puede leer en wikipedia– del Ministerio de Política Territorial adscrito a la Secretaría de Estado de Política Territorial. Su titular responde al nombre de Miryam Álvarez. Quizá fue la que sacó el palito más corto aquella tarde en el Ministerio.
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Al menos –habrá pensado doña Miryam– el acto fue breve, el escenario grandioso y la temperatura agradable. En San Millán, cuando el sol se acuesta sobre los montes Distercios, conviene tener el abrigo a mano, pero ayer el termómetro se mantuvo en valores compatibles con el calentamiento global y eso permitió celebrar el ágape posterior sin frotamiento de brazos ni castañeteo de dientes.
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El acto comenzó a las ocho. Por la galería que da acceso al monasterio desfilaron la (todavía) presidenta en funciones, Concha Andreu, con su colega Fernández Mañueco, que se detuvo un instante a darle un abrazo a Conrado Escobar, alcalde de Logroño. Sobre el escenario, habían situado una especie de moderno facistol con una Constitución Española en versión cantoral. Sobre una página habían pegado con celo el papel del juramento y con la letra bien grande.
Gonzalo Capellán entró más tarde, acompañado por la presidenta del Parlamento, Marta Fernández Cornago, que ofició de maestra de ceremonias. La toma de posesión en sí apenas duró unos segundos: lo que tardó Capellán en jurar su cargo y en convertirse –ahora ya sí– en el noveno presidente en la historia de la comunidad autónoma.
Su discurso posterior no fue muy extenso y estuvo salpimentado con citas curiosas, lo que parece ser un rasgo definitorio de la oratoria del nuevo presidente. Habrá que reconocerle a Capellán el mérito y la originalidad de no repetir lo del «vaso de bon vino», aunque se acordase de Berceo, y de acudir a Machado, a Sagasta y a un antiguo profesor suyo que le recetó una frase que debería dispensarse en farmacias: «Leer educa la voluntad, fortalece la memoria y aumenta el léxico». Recordó también una máxima del pensador ilustrado Guillaume-Thomas Raynal: «Cuando reina la buena fe, basta la palabra; cuando aquella falta, es inútil el juramento». Lo dijo el nuevo presidente con convicción y hubiera sido bonita de ver la cara de la extremeña María Guardiola al escucharla, pero en esos momentos andaba por Badajoz.
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Capellán aseguró que su gestión iba a adquirir la forma de un pentaedro con cinco lados: ética, credibilidad, cercanía a los ciudadanos, municipalismo y defensa de los intereses de La Rioja. Sin embargo, el momento más interesente de su discurso fue cuando insistió en su idea de traer de vuelta Las Glosas a San Millán para una exposición temporal: «Es una ilusión que trataré de hacer realidad con todas mis fuerzas». Supo Capellán explicar por qué ese texto sigue siendo esencial a la hora de explicar los orígenes del español. No hay en las Glosas una palabrita nueva que despunta aquí o allá o el extraño rabito de una letra, como sucede en los cartularios de Valpuesta, sino «la primera manifestación en todos los niveles lingüísticos de la lengua romance hispana». Mientras lo decía, Mañueco, conspicuo defensor de la teoría de que el idioma común nació en su tierra, se acariciaba la barbilla y ponía cara de póker. Si uno puede aguantar a García Gallardo de vicepresidente, es capaz de aguantar cualquier cosa que le digan. No obstante, si esto hubiera sido el Holika, bien podría Capellán haberle gritado:
–In your face!!!
Aunque reconozcamos que eso tampoco hubiera sido propio de un lugar tan vinculado con el origen del castellano.
Gonzalo Capellán ya es el presidente de La Rioja. Algo que hace apenas nueve meses ni se le pasaba por la cabeza. Por decirlo con las palabras de Antonio Machado, el caminante inopinado comenzó ayer a hacer su camino.
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