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Invisibles pero omnipresentes y siempre dispuestos a aprovechar el menor descuido para sentarse a nuestra mesa e impactar en nuestra salud, a veces de forma ... leve –fiebre, vómitos, diarrea, calambres, dolores de cabeza y articulares...– o con síntomas agudos que precisen incluso el ingreso hospitalario o letales, sobre todo en los colectivos más vulnerables, bebés, pacientes inmunodeprimidos y personas de edad muy avanzada y con enfermedades crónicas previas.
Bacterias, virus y toxinas son una amenaza diaria y las causantes de un grupo importante de patologías de transmisión alimentaria que, pese a ser casi siempre evitables con unas sencillas medidas de higiene y manipulación, están cada vez más presentes en el informe EDOs (Enfermedades de Declaración Obligatoria) que elabora la Dirección General de Salud Pública. En su última publicación disponible, la correspondiente a la semana 13 de este año, se registran ya 208 casos diagnosticados, lo que supone un incremento del 141,8%, respecto a los 86 contabilizados en el mismo periodo del pasado ejercicio, 2024.
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En el repunte de episodios, casi el triple de los del pasado ejercicio pese a que aún no han llegado las altas temperaturas que facilitan la multiplicación de los microorganismos, destaca como la enfermedad de mayor incidencia la campilobacteriosis, que ha escalado desde los 44 a los 159 casos, el 76,44% de los episodios totales. Tras ella, la salmonelosis, con 16 episodios (11 en el primer trimestre de 2024); la giardiasis, con 13 (9); la yersioniosis, con 9 (4); y la criptosporidiosis, con 5 (14 hasta la semana 13 del pasado año). A continuación, con menos episodios, una de las patologías más preocupantes por sus posible complicaciones y secuelas hepáticas, la hepatitis A, que suma 3 diagnósticos frente a uno solo en el primer trimestre del pasado 2024. También se han contabilizado 2 casos de shigelosis y 1 de listeriosis, sin cambios en ambas enfermedades respecto a los registros de un año atrás.
«Sí, se ha observado sobre todo un aumento en el número de infecciones por campilobacter, porque yo creo que el resto de microorganismos están en una situación muy similar al mismo periodo del año pasado 2004», señala Eva Martínez Ochoa, directora general de Salud Pública, quien aclara que «una vez que se ha hecho la investigación epidemiológica, no se han detectado brotes asociados a este microorganismo, salvo en uno con dos afectados, y la mayoría son casos aislados no se ha visto relación alguna entre ellos».
Con un repunte evidente, la experta considera que explicar ese salto en la incidencia es «la pregunta del millón». Sin relación aparente alguna con la suavidad del invierno pasado –«Las temperaturas para que los microorganismos se multipliquen tienen que ser mucho más altas», asevera–, la doctora Martínez Ochoa asegura que «entendemos que puede ser debido a múltiples factores y por lo tanto es fundamental hacer un seguimiento, una monitorización de forma continua de qué está pasando y si estos casos están relacionados con algún alimento o con alguna manipulación». Entre las hipótesis más fiables, la especialista en Epidemiología detalla «las mejoras en la sospecha clínica por parte del médico, la de las pruebas diagnósticas de detección porque van evolucionando y, por supuesto, también la de los sistemas de vigilancia».
Eva Martínez Ochoa
Directora general de Salud Pública
En este sentido, la directora general de Salud Pública incide en la «importancia de ir monitorizando cómo va evolucionando esto» y, a la par, señala el otro gran eje, el de la prevención individual para evitar los riesgos de infecciones por alimentos. «Los casos de intoxicaciones alimentarias se detectan de forma esporádica a lo largo de todo el año, por lo tanto siempre hay que tener mucho cuidado con las con las medidas higiénicas, de manipulación, conservación y cocinado; aunque es cierto que es en el verano, con las altas temperaturas, cuando proliferan más fácilmente los gérmenes que pueden provocar más episodios de este tipo», explica.
5.940 inspecciones
realizó el año pasado el servicio de Seguridad Alimentaria y Consumo en operadores alimentarios (industria, bares, restaurantes...) de La Rioja.
Con los procedimientos de control e inspección de todos los procesos y alimentos que se llevan a cabo a nivel oficial por parte de las autoridades sanitarias –solo el año pasado el servicio de Seguridad Alimentaria y Consumo realizó 5.940 inspecciones a los operadores alimentarios (industria, bares, restaurantes...)–, la responsable de Salud Pública defiende que «podemos estar tranquilos porque hay un control muy exhaustivo y muy importante y con una eficacia elevadísima en la prevención de muchos de estos problemas».
Por ello vuelve a situar el radar en el ámbito doméstico o privado: «Tenemos que ser muy cautelosos también todos los ciudadanos en nuestras casas y aplicar las medidas básicas que todos conocemos, entre otras la higiene de manos y de los utensilios y superficies utilizados», explica para detallar, por ejemplo, que «los alimentos que contengan huevo deben cocinarse a una temperatura superior a 75 grados en el centro de producto, lo mismo que con las carnes, para que los gérmenes no tengan la capacidad de crecer». Responsabilidad, precaución, y prevención, pero sin alarmismos porque «el ámbito alimentario está más vigilado que nunca», concluye.
Síntomas: fiebre y escalofríos, dolor de cabeza, malestar estomacal y vómitos.
Riesgos. En mujeres embarazadas y en pacientes inmunodeprimidos.
Síntomas: diarrea grave o leve, fiebre y, a veces, vómitos.
Riesgos. Las infecciones del torrente sanguíneo pueden ser muy graves en bebés y ancianos.
Síntomas: fiebre, calambres abdominales, heces acuosas y a veces con sangre.
Riesgos. Pueden aparecer deshidratación y convulsiones.
Síntomas: inflamación del intestino delgado y del colon, fiebre, diarrea (a veces con sangre)...
Riesgos. Los casos graves deben tratarse con antibióticos.
Síntomas: dolor abdominal, fiebre, náuseas, vómitos, heces con sangre...
Riesgos. Los afectados pueden excretar microorganismos de 2 a 7 semanas.
Síntomas: diarrea acuosa, calambres abdominales, pérdida de apetito, febrícula, náuseas, vómitos...
Riesgos. Deshidratación.
Síntomas: Puede producir diarrea aguda autolimitada o un síndrome crónico de diarrea y mala absorción con pérdida de peso.
Riesgos. Duración del proceso durante varias semanas.
Síntomas: piel y ojos amarillentos, orina oscura, heces pálidas, náuseas, vómitos, fiebre, cefalea...
Riesgos. Fracaso hepático fulminante.
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