Maite Pagazaurtundua, en una imagen de archivo. IÑAKI ANDRÉS
Maite Pagazaurtundua | Víctima de ETA

«El sentido del deber o el sentido de la vida iba más allá del miedo»

«Uno asume como adulto los riesgos de sus compromisos, pero nunca estás preparado para que otra persona, sobre todo un menor, pueda vivir un atentado»

Carmen Nevot

Logroño

Sábado, 11 de marzo 2023, 08:06

Tres años antes del asesinato de su hermano Joseba Pagazaurtundua, en 2003, cuando era jefe de la Policía Local de Andoáin, Maite ya vivía con escolta. «Teníamos un acoso constante muy complicado, tanto antes como después». El ambiente era «tremendamente tóxico porque había mucho miedo, ... mucha autocensura y era una situación muy distorsionada para nuestras hijas». En agosto de 2007 y tras mucho reflexionar, llegaron a Logroño. «Lo que más nos pesó era pensar que nuestras hijas crecieran en un ambiente que no estuviera tan intoxicado, pero tampoco nos gustaba el clima de negociación de Zapatero. Joseba se había jugado la vida sabiendo que se la jugaba y yo me estaba jugando la vida y, según para qué, te hace plantearte cosas».

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Del día de la muerte de su hermano recuerda cada instante. Ella estaba en Madrid visitando a un amigo enfermo de cáncer y cuando se encontraba en la boca del metro recibió la llamada de un amigo querido, pero del que no sabían nada desde hacía años. «No tuve ninguna duda de por qué me llamaba. Le dije: ¿por qué me llamas? Me contestó: ¿no te has enterado? Y sin que dijera nada le dije: ahora sí». El amigo había trabajado en información de la Guardia Civil. A partir de ahí «fueron varias horas de nebulosa».

A su llegada a La Rioja aún tenía escolta policial e interesaba que su estancia aquí fuera discreta. Tomó café con «algunas personas» e intentó explicarles que sus circunstancias eran complicadas. Los periodistas riojanos «resguardaron esta información durante todo el tiempo que fue necesario, aún sabiéndola».

Hasta entonces, explica, su vida «había sido terrible». Sus niñas, cuenta, no podían salir muchos días con ella. «Los momentos de salir o volver a casa eran los más vulnerables, así que muchas veces yo no las llevaba al parque o si las llevaba intentaba que regresaran a casa con otra persona para que no tuvieran que pasar ese momento por si había una bomba». Y es que «uno asume como adulto los riesgos de sus compromisos, pero nunca estás preparado para que otra persona, sobre todo un menor, pueda vivir un atentado». Más allá de eso, ella hacía su vida «sin una sensación de angustia o de temor. Aquello estaba ahí, era como algo sordo, pero que no estaba marcando mi día a día. El sentido del deber o el sentido de la vida iba más allá del miedo».

Maite Pagazaurtundua no entra a valorar la decisión de la Audiencia Nacional de investigar el hostigamiento que forzó miles de exilios, pero todo lo que sirva para mostrar la verdad de lo ocurrido es positivo. «Es importante que se visibilice aquello porque ETA no ha tenido su Núremberg, han pasado de una estrategia industrial del terror a una estrategia industrial del blanqueamiento».

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