Alejada la zona del casco urbano de la ciudad, el enorme movimiento en la mañana del 19 de diciembre pasó inadvertido para la mayoría de los alfareños. No para los que trabajan en la zona alta del polígono Tambarría y los que parten ... de la ciudad hacia la ribera navarra por esa salida a la N-232. Decenas de agentes de la Guardia Civil, varios vehículos e incluso un helicóptero custodiaban una nave industrial.
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Era uno de los lugares intervenidos en una operación a nivel nacional contra el tráfico ilegal de tabaco. En esos días, apenas trascendió información oficial dado que la macrooperación continuaba y se extendía por La Rioja, Valencia y Sevilla. Eso sí, con el ejemplo de la participación de más de 200 agentes en los distintos lugares de registro, la Guardia Civil dejaba un apunte: era una operación de enorme calado.
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Algo más de un mes después, la Guardia Civil ha informado este domingo del resultado de la llamada Operación Fataca, en la que ha contado con la colaboración de la Europol: la detención de 27 personas, 11 de ellas en la fábrica que dispuso la organización en Alfaro, la intervención de más de 3,5 millones de cajetillas de tabaco de contrabando y la incautación de 10 toneladas de hoja de tabaco, que tienen un valor superior a los 20 millones de euros, además de vehículos de lujo, joyas y 300.000 euros en efectivo. Además, la revelación de que la organización utilizaba en un régimen de semiesclavitud a personas de nacionalidad ucraniana que se habían trasladado a España en situación irregular o bajo protección internacional ante la guerra que sufre su país y que vivían en las instalaciones de las fábricas.
De esos números totales, después de realizar 24 entradas y registros en domicilios, naves industriales y comercios en las localidades de Sevilla, Málaga, Córdoba, Madrid, Albacete, Valencia, Zaragoza y Alfaro, la mayoría de lo que se incautó la Guardia Civil estaba en la fábrica de Alfaro, donde los agentes encontraron 8,5 toneladas de picadura de tabaco.
Según explica la Benemérita, la organización contaba con tres fábricas clandestinas en La Rioja, Valencia y Sevilla desde las que buscaba «abastecer de este producto a todas las provincias del territorio nacional y a otros países europeos». Entre las tres, tenía una capacidad par producir unas 540.000 cajetillas al día. De los 3,5 millones de cajetillas intervenidas, 640.000 estaban en la fábrica de Alfaro, sin precinta fiscal y listas para su distribución.
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Para poner en funcionamiento su actividad, once personas trabajaban y vivían de forma inhumana en el interior de la fábrica: el responsable de la de Alfaro, de nacionalidad búlgara, y diez ucranianos, con edades entre los 32 y 54 años. «Vivían en el interior de la fábrica, hacinados en módulos prefabricados y sin salir de las instalaciones para no ser detectados, realizando largas jornadas de trabajo», describía la Guardia Civil.
Además, los agentes se incautaron en la fábrica de Alfaro de cuatro armas de aire comprimido, dos cañones de fuego real, cuatro culatas y cinco armazones. Y todo lo preciso para la fabricación: material de embalaje como cajetillas vacías, cartón, filtros, papel y precintos; una tolva de secado de tabaco; dos máquinas de empaquetado y otras dos de elaboración para el llenado cigarrillos y carretillas elevadoras.
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Según la Guardia Civil, «los líderes de la organización blanqueaban grandes cantidades de dinero reportado por el contrabando de tabaco, los que les permitiría mantener una vida de lujos».
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