Nueve dramas en el peor comienzo de año en accidentes laborales

Detrás de cada siniestro mortal hay un drama, una vida segada antes de tiempo para el trabajador y también para su familia. «De una tragedia como esta no sé si te llegas a recuperar en algún momento. No es fácil», cuentan desde la plataforma '28 de abril. Stop accidentes laborales' creada para reivindicar que una buena parte de estos trágicos sucesos «se podrían evitar con el cumplimiento de la ley, con más vigilancia y con sanciones ejemplares» a las empresas.

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Por el doloroso trance que pasaron en su día las familias que integran este colectivo se encuentran ahora los más allegados de estas nueve víctimas –cinco fallecieron en su trabajo y cuatro en desplazamiento–. Consultados por Diario LA RIOJA, viudas, padres y hermanos optan de momento por guardar silencio en estas primeras semanas o días sin sus seres queridos.

Después de cien días ingresado en la UCI, Francisco Javier Guerra fallecía el 6 de enero. Fue la primera víctima mortal del año en accidente laboral aunque el suceso había tenido lugar el 28 de septiembre. Este operario de la construcción, perteneciente a la empresa Serneo-Rioja en la que llevaba varios años empleado –realizaba labores de encofrador, gruista...–, sufrió una caída mientras trabajaba en las obras de un bloque de viviendas en el parque San Miguel. Guerra tenía un hijo.

José María Méndez Bayón era un médico anestesista con «enorme sentido del humor», dicen quienes conocían bien a este vallisoletano de 62 años que llevaba dos décadas ejerciendo en la sanidad riojana. Trabajaba en el Hospital de Calahorra y en el Viamed Los Manzanos, en Lardero, a donde se dirigía el 18 de enero cuando al filo de las 15.30 horas su coche y una furgoneta se vieron implicados en una colisión frontal en la N-111 en Albelda; el otro conductor también falleció. Méndez Bayón, al que llamaban Melendi, bajaba de comer de su casa en Nalda con Adrián y Ángela, los hijos que tenía con Claudia.

Trabajador, tranquilo, amigable y perfeccionista eran otras cualidades que acompañaban a este especialista en Anestesiología y Reanimación, que eligió estudiar Medicina por el ejemplo de uno de sus hermanos. Aficionado a la lectura, José María disfrutaba con el fútbol del Barcelona y con las últimas novedades que siempre llevaba incorporadas en su teléfono móvil.

En ese choque en el cambio de rasante del paso superior sobre la glorieta que da acceso a Albelda falleció también el rumano Augustin Drácula, que conducía una furgoneta de la empresa AC Reformas y Decoración que compartía con su socio y que se dedicaba a rehabilitaciones integrales de viviendas, así como de tejados y fachadas y también a trabajos de pintura y decoración. Afincado en La Rioja desde hace años, este autónomo tenía 41 años y era padre de dos hijas.

Isidro Ezquerro tenía 52 años, estaba casado con Belén y era padre de un hijo adolescente. Este electricista vecino de Pradejón, donde era muy conocido –también su mujer, que tiene una tienda de ropa–, falleció prácticamente en el acto el 6 de marzo, atropellado por una carretilla en la empresa Cartonajes Santorromán de Calahorra, dedicada a la fabricación de envases y embalajes de cartón ondulado. Ezquerro formaba parte de la compañía Instalaciones Mahel.

La familia Vargas Reinares es muy conocida en Medrano. Allí vivía Sandra, la joven de 40 años que el 23 de febrero perdió la vida en la N-232 cuando el coche que conducía fue embestido por un camión. Esta ingeniera, la 'niña' pequeña de la familia –tenía dos hermanos–, se dirigía a trabajar a la central térmica ContourGlobal de Arrúbal después de haber estado comiendo con sus padres en Medrano. Sandra se encontraba esos días ultimando los detalles de su boda que se iba a celebrar en primavera.

Era una mujer que acababa de ser madre y recientemente se había reincorporado a su puesto de trabajo en una franquicia de ropa ubicada en la zona más comercial de Logroño. Se sintió mal cuando estaba en la tienda, se desplomó y murió casi en el acto.

Fredy Bolivar Guanga Duchi falleció el pasado 3 de marzo en la N-111, cerca del restaurante La Tapiada, en el término de Albelda. El vehículo que conducía se estrelló con un camión pasadas las 12.30 horas, cuando este ciudadano ecuatoriano de 48 años realizaba un desplazamiento por trabajo. El accidente ocurrió a apenas diez minutos de su casa, porque Fredy Bolivar vivía en Alberite. Estaba casado, tenía cuatro hijos y una nieta.

El trabajador afectado por el incendio en la discoteca Bella Época de Logroño no pudo superar la gravedad de las quemaduras sufridas, que le afectaron al 70% de su cuerpo. Fernando Arce Martelo estuvo ingresado diez días en el hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde fallecido este pasado lunes. A ese centro sanitario llegó el 1 de abril horas después de que se produjese una deflagración en el establecimiento. Al parecer, fue provocada por la combustión de los paneles de insonorización de la cabina de los 'discjockeys' que primero originó una gran acumulación de gases y humo y después la explosión. Fernando se encontraba en ese momento en el pasillo del local, la zona más afectada por la llamarada. Trabajaba como taquillero los fines de semana, desde casi una década, y entre semana era empleado de una empresa de distribución de pescado, Estaba casado y tenía dos hijos.

La última muerte en accidente de trabajo ocurrió ayer y, al igual que la primera, tuvo como víctima a un operario de la construcción. Según informa la corresponsal en Calahorra, Isabel Álvarez, el ecuatoriano Ángel Modesto, de 61 años y padre de cuatro hijos, falleció en un hospital de Vitoria a donde fue evacuado el miércoles tras caerse de un andamio en la calle Pérez Pinilla de la localidad, a unos diez minutos de donde vivía. Se precipitó desde unos dos metros de altura y se golpeó en la cabeza. Ángel siempre había estado vinculado laboralmente al mundo de la construcción y desde hace cinco años formaba parte de la empresa Hicore.