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Varios vecinos de la localidad de Villar de Torre esperan su turno para entrar a compar en la única tienda del pueblo. Miguel Herreros
Sin niños no hay futuro en el pueblo

Sin niños no hay futuro en el pueblo

Villar de Torre ·

El municipio cerró el año sin ningún menor de 16 años empadronado mientras que la mitad de su población supera los 64 años

Miércoles, 7 de julio 2021, 02:00

Villar de Torre es uno de esos pueblos riojanos que se enfrentan a un futuro incierto. Sin ningún niño empadronado, la tasa de envejecimiento poblacional en la localidad se dispara a unos valores desorbitados: la mitad de los residentes actuales son mayores de 64 años. Hombres y mujeres que, pese a estos datos, se sienten afortunados de vivir en el municipio que les vio nacer.

Durante el verano, el pueblo se transforma. Sus calles se llenan de gritos, de risas y de confidencias de una treintena de niños que suben en la temporada estival a disfrutar de la calma característica de la localidad junto a sus abuelos. Segismundo Del Pozo, de 76 años, es uno de ellos. «A mi nieto le encanta el pueblo, viene en cuanto puede e incluso se está planteando empadronarse en él», relata ilusionado este vecino.

Pese a estos planes de futuro de algunos de los jóvenes cuyas raíces están en Villar de Torre, con la llegada del mes de septiembre este espejismo se borra de un plumazo. Los nietos vuelven a hacer sus maletas en dirección a Logroño, Nájera o Santo Domingo con el comienzo del curso escolar ya que la localidad dejó de tener unas escuelas hace más de veinte años. La alcaldesa del pueblo, Lucía Fernandez, señala que este éxodo poblacional se incrementó con el cierre del colegio: «Hemos podido observar como la gente ha decidido moverse a las localidades donde sus hijos estudian, pese a trabajar en las explotaciones agrarias de Villar de Torre».

Salvo por esa carencia de un centro educativo, el municipio de la comarca de Nájera tiene todos los servicios necesarios para poder vivir el día a día. Hay una farmacia, una tienda de ultramarinos que provee de alimentos a la población y, lo más importante, atención médica todos los días de la semana. Por todo ello, la alcaldesa no se explica cómo su pueblo se ha ido quedando sin niños poco a poco. «Es un problema que nos preocupa enormemente ya que, de aquí a 20 años, Villar de Torre se va a quedar sin la mitad de su población», asegura apenada. Para que esto no llegue a ocurrir solicita que los «representantes políticos activen algún tipo de subvención o ayudas para repoblar el mundo rural».

Uno de los jóvenes que llegan al pueblo en verano frente al frontón. Miguel Herreros

Pero si algo quieren dejar claro los vecinos es que Villar de Torre «es un pueblo tranquilo pero que está lleno de vida», comenta orgullosa Amparo Sacristán. Esta mujer, de 71 años, es de Tricio pero lleva la mitad de su vida residiendo en el municipio: «Me casé y vine con mi marido, aquí crié a mis hijos y no concibo un lugar mejor en el que vivir».

Aunque los datos muestran una realidad difícil de digerir, son muchos los vecinos que vislumbran un futuro optimista con la llegada de personas de fuera de la comunidad que tienen su segunda residencia en el pueblo. «Tenemos esperanzas, creemos que la pandemia ha hecho recapacitar a mucha gente que vive en las ciudades y que ahora buscan la tranquilidad y la paz de los pueblos», confía la alcaldesa de la localidad de 160 habitantes. Tan solo solicitan la ayuda del Ejecutivo para que no «se dejen morir a estos pueblos incentivando la llegada de familias con hijos. Estos niños pueden ser nuestra salvación dentro de unos años», finaliza.

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