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Las arcas de los ayuntamientos de La Rioja (no las de todos) afrontan la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus en una situación bastante más aseada que la que tenían al inicio de la Gran Recesión. Entonces, en el 2008 y en ... pleno apogeo del gasto, la deuda viva (la contraída con las entidades financieras) estaba aún en expansión y no alcanzó su techo hasta el año 2011: el 31 de diciembre de aquel ejercicio tenían un pasivo con bancos y cajas de ahorros de 127.063.000 euros.
Los números rojos no estaban generalizados: de los 174 ayuntamientos riojanos, 79 lucían orgullosos un 0 en el apartado de préstamos pendientes de pago. Así, ese pasivo de más de 127 millones de euros se repartía entre 95 términos municipales con Logroño a la cabeza: la capital, que ejecutaba el soterramiento de la vía férrea, debía 53,65 millones de euros. Calahorra (13,69 millones y Haro (7,78) completaban el podio de morosidad regional.
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Ocho años después (a 31 de diciembre del 2019), tras el intenso ajuste acometido en el conjunto de los municipios del país, la morosidad ha caído el 60% y con mayor o menor intensidad, prácticamente todos los consistorios han enjugado buena parte de su deuda, si bien el saldo pendiente continúa siendo elevado: 53 millones de euros, de los que más de la mitad, 30,75 millones, son compromisos exclusivos de Logroño, según Hacienda.
¿Cómo han sido capaces las corporaciones locales de reducir ese pasivo? La clave está en el intenso ajuste a que fueron obligados después del rescate bancario y en el instrumento que dio lugar al mismo: La Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, que introdujo una regla fiscal que limitaba el déficit público de carácter estructural y la deuda pública. Así, cerradas las puertas del endeudamiento, se suprimieron proyectos innecesarios, se reprogramaron los que estaban en ejecución y muchos ayuntamientos (sobre todo los más endeudados) se limitaron a acometer únicamente aquellos esenciales, básicos para el normal funcionamiento de su municipio. Durante esos ocho años, la amortización de la deuda ha mantenido en La Rioja un ritmo medio anual del 10% y fue especialmente intensa entre el 2013 y el 2017 (de hasta el 16,8%). En el último ejercicio (2019) aliviaron sus números rojos en el 6,8% (en el conjunto del Estado, el 10%). Esa evolución se traduce, aplicando criterios de población, en que los 393,44 euros que, de media, 'debía' cada riojano en el 2011 se han convertido en 167,83 euros.
Ese análisis, el de la deuda por vecino, es el que evidencia la gestión de los diferentes ayuntamientos. En su momento, al cierre del ejercicio del 2009, Ochánduri acaparaba titulares nacionales al convertirse en el municipio de España con mayor deuda por habitante: con 74 vecinos debía 726.000 euros, a razón de 9.800 euros por empadronado.
Una década después, el municipio riojalteño ha saneado considerablemente sus cuentas (no tanto como Ollauri, el que más ha reducido la deuda por vecino desde el 2011), sí, pero continua sin quitarse el sambenito de ser el pueblo con mayor pasivo por habitante de La Rioja (2.952,12 euros)... duplicando a Jalón de Cameros (1.529,62 euros). Además, las deudas de Canales de la Sierra, San Torcuato, Villalba de Rioja, Ventrosa y Murillo de Río Leza también superan los 1.000 euros por vecino. En todo caso, y pese a que ahora 'solo' debe a los bancos 230.265 euros, Ochánduri está entre los 50 municipios de España con mayor deuda por habitante. Navajas, un pueblo castellonense de 716 vecinos y una deuda de 5,15 millones de euros, ocupa el primer puesto (7.200 euros por cabeza).
No todo ha sido pagar préstamos. En La Rioja también hay quien ha recorrido la senda contraria, la que parte de una deuda 0 en el 2011 para llegar al cierre del 2019 en números rojos, según los datos del Ministerio de Hacienda. Son apenas 18 municipios con morosidades por vecino que en algún caso es ridícula (14 céntimos en Arrúbal o 2,52 euros en San Millán de la Cogolla) aunque en otros es considerable: Azofra, Ventrosa y Canales de la Sierra se han endeudado durante estos últimos ocho años hasta acumular una deuda de 934,41, 1.118,54 y 1.301,12 euros por vecino al cierre del 2019.
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