La Rioja tiene cinco municipios en los que tres de cada diez vecinos son extranjeros

Según los datos que recoge el Consejo General de Economistas en base al padrón del INE a 1 de enero de 2023, Torrecilla sobre Alesanco es la localidad que presenta un nivel de inmigración más alto, un 40,74%. Veintidós de sus 54 vecinos son extranjeros y sus registros resultan llamativos porque el crecimiento se ha concentrado en el último lustro. No en vano, en 2018 no había ningún inmigrante empadronado en el lugar.

El impuso ha venido provocado por unas familias de portugueses que se han instalado en la localidad, pero el de Torrecilla sobre Alesanco no es el caso más habitual. «Normalmente la gente no va a los pueblos más pequeños, prefieren los de más de 5.000 habitantes porque tienen de todo y a mano, sin necesidad de coger el coche: un supermercado, un centro de salud, un colegio...», enumera Samar Javed. Aun así, reconoce que la adaptación es más sencilla en las localidades pequeñas que en las grandes. «Lo es porque allí en dos días te conocen, saben cuáles son tus problemas y tus dificultades, y te apoyan», se congratula. «Los inmigrantes suelen ser bien acogidos y enseguida se integran porque todo el mundo sale al mismo parque y ahí se establecen las relaciones», añade el presidente de AMIN.

Ausejo es el segundo punto de la comunidad autónoma con más porcentaje de población extranjera, un 37,47%. En su caso, el nivel de inmigración siempre se ha situado en cifras elevadas, incluso más altas que las más recientes. De hecho, en 2013 se llegó al 47,19%, el récord registrado en La Rioja en los últimos veinte años. La rumana y la marroquí son las nacionalidades más presentes en el enclave y, en ese sentido, lo habitual es que los ciudadanos que aterrizan en un nuevo lugar procedentes de otro país busquen emplazamientos en los que ya convivan personas de su mismo origen. «La gente se instala allá donde hay conocidos porque saben que si tienen alguna dificultad pueden acudir a sus paisanos», argumenta Javed. «Te pongo un ejemplo, La Rioja es la segunda comunidad autónoma con más paquistanís, solo superada por Cataluña, y es así porque llegaron los primeros y después se han ido apoyando los unos a los otros», apostilla.

La Rioja Baja concentra buena parte de los porcentajes más altos. Ausejo es un ejemplo, pero hay más. De hecho, Pradejón también se sitúa por encima del 35% de población extranjera. «Es una zona que ofrece muchas posibilidades trabajo y por eso atrae tanto», apunta el presidente de AMIN. «Hay que tener en cuenta que un inmigrante viene a buscarse la vida, a mejorar lo que tiene en su país y a no pasar por lo mismo que pasaba allí», añade.

Y, precisamente, la entrada al mercado laboral es una de las principales dificultades a las que se enfrentan. «Hay mucha gente con papeles y sin trabajo», lamenta Javed. Aparte, tampoco les resulta sencillo encontrar una vivienda, así como pelearse con la burocracia administrativa. El idioma, mientras, también se erige como una barrera para los procedentes de países en los que no se habla castellano. Para paliar esa circunstancia existen herramientas como las clases que ofrecen organizaciones como AMIN o el programa de apoyo del Gobierno de La Rioja para el alumnado que se incorpora de manera tardía al sistema educativo y que presenta graves carencias lingüísticas.

En Pradejón, rumanos y marroquís también son los más numerosos, mientras que en Cañas (32,97% de población extranjera) las nacionalidades resultan mucho más variadas. Cierra la lista de municipios con más de un 30% de vecinos inmigrantes Autol, otro rincón de La Rioja Baja.

En el lado opuesto de la moneda se encuentran 26 localidades de la comunidad autónoma en las que todavía no hay ningún ciudadano censado procedente de otro país. Todos ellos son pueblos muy pequeños (no llegan a los 150 habitantes). «Ahí es más complicado», reitera Javed, quien hace hincapié de nuevo en el carácter acogedor de los riojanos. «En todos los lados hay gente buena y mala, pero en La Rioja muchas cosas son más fáciles que en las comunidades grandes», opina. «Aquí el 99% apoya a los inmigrantes y yo he visto a gente que se ha encontrado con alguien sentado dos días seguidos en un mismo sitio y le ha preguntado si necesitaba algo o incluso le ha dado comida, una manta o un colchón en un trastero para dormir», añade. «Muchos riojanos conocen el sufrimiento de separarse de su familia y de sus seres queridos y, por eso, siempre nos abren sus brazos», concluye.