«Lo doy por muerto. Ojalá estuviera vivo pero para qué engañarme»

Tampoco la familia parece saber más. «Estoy en contacto con un tío suyo, que me pregunta de vez en cuando si sé algo nuevo, así que me imagino que están como yo y que lo que saben es porque yo les informo», explica Pilar. Las labores de búsqueda en el terreno de la parte de atrás de la casa las justifica porque ella confía en que, si Javier salió de la casa, no fue por la puerta principal. «Yo estuve toda la noche delante y nadie salió por allí. Si lo sacó o se fue, tuvo que ser por la parte de atrás», asegura.

Después de diez meses, la Guardia Civil ha informado del empleo de «perros especialistas en la búsqueda de cadáveres», lo que supone dar por muerto a Javier, algo que, si quizá se asumía, no se había expresado oficialmente. Y Pilar también se rinde a la evidencia. «Yo lo doy por muerto. Si no, y el detenido está en la cárcel, ¿quién se ha ocupado de él? Porque Javier no tiene motivo para esconderse. Ojalá estuviera vivo, pero para qué engañarme...», piensa Pilar, quien también cree que puede haber más personas implicadas en este caso. «Creo que no ha podido hacerlo solo», afirma.