Secciones
Servicios
Destacamos
Fue un acto frío y tedioso, alejado del mundo, sin ovaciones ni abucheos, en un museo ubicado en un polígono industrial. No hubo periodistas, vetados «por razones sanitarias», pero sí empresarios, agentes sociales y cargos políticos, al parecer inmunes al coronavirus. Las cámaras de ... televisión de La Moncloa, sin embargo, no se entretenían con el entorno ni con el auditorio y apuntaban obsesivamente al atril, atentas a retratar hasta el enamoramiento a los dos únicos oradores de la mañana: Concha Andreu y Pedro Sánchez. Se escucharon este viernes por la mañana en el museo Würth dos monólogos sucesivos, largos y enfáticos, engarzados por el hilo de una palabra («resiliencia») que de pronto ha saltado de los libros de autoayuda a la propaganda oficial.
Sánchez al menos se preocupó por componer un discurso adaptado a la tierra que pisaba. Sembró su homilía de ejemplos riojanos y en 57 minutos comparecieron muchos nombres familiares. Nada más situarse frente a los micrófonos, el presidente se congratuló por regresar a una comunidad autónoma «tan hermosa, tan puntera y a la vanguardia de muchas de las cosas que queremos para España». Palabras de cortesía, que probablemente repita en todas las regiones por las que va pasando, pero que luego iría desarrollando con un detenimiento inusual. Para empezar, recordó las dos imágenes contrapuestas con las que Logroño abrió los telediarios el uno de noviembre: primero, con los disturbios callejeros y los saqueos; después, con la valiente acción de un grupo de jóvenes que acudió al Espolón a limpiar los destrozos. «La primera imagen nos infundió miedo, la segunda nos llenó de esperanza», recordó Sánchez. El presidente alabó esa demostración de civismo, una palabra cuya primera acepción, tal y como recoge el Diccionario de la Real Academia, es «celo por las instituciones e interés de la patria». «Fue -abundó- un llamamiento al conocimiento, al respeto y a la confianza. No podríamos encontrar un mejor ejemplo de liderazgo para hablar de lo que hoy nos toca aquí: la recuperación. España es un país admirable, como nos demostraron esos jóvenes logroñeses».
Noticias Relacionadas
A partir de ahí, Sánchez fue desgranando hasta quince nombres de empresas riojanas que ejemplifican los cimientos sobre los que España debería edificar el futuro. Habló de transición ecológica, y encontró referentes en Aresol («que cumple 36 años llevando desde Logroño su amplia experiencia en el desarrollo de energías renovables a empresas de tres continentes»), en The Circular Lab («que coloca a Logroño en la punta de lanza de la investigación sobre la gestión de residuos») y en Aguas Rioja Medio Ambiente («un ejemplo nacional en la gestión, explotación y soluciones del ciclo integral del agua»). En cuanto a la digitalización, Sánchez encontró ejemplos familiares en dos bodegas de la DOC: Bodegas Riojanas, «líderes en aplicación de tecnología punta a la viticultura»; y Bodegas Roda, «que creó el banco de genoplasma del tempranillo». Sánchez reparó también en Bosonit, especialista en inteligencia artificial y 'big data', y en Arsys, líder en soluciones de computación en la nube.
El presidente aseguró que España se embarcaba ahora en una revolución tecnólogica y digital. «Y en ese proceso -remarcó- necesitamos que nos acompañen las grandes empresas riojanas de referencia, como Conservas Cidacos, Palacios, Masa, Constantia Tobepal o IAC Group».
No solo las grandes firmas ocuparon la atención de Sánchez, que también dirigió su mirada hacia el mundo rural, en donde alabó el ejemplo de Piritas de Navajún, una firma minera que «contribuye a la lucha contra la despoblación a través del empleo» y que ha sabido conciliar las tres dimensiones del desarrollo sostenible: social, medioambiental y económica.
La España que debe resurgir de las cenizas víricas tiene que afanarse por sellar la brecha de género, y en esta labor hay al menos dos sociedades vinícolas riojanas que merecen el aplauso del presidente: «Bodegas Ramón Bilbao, incluida en el programa 'Incorpora', una iniciativa que posibilita que haya mujeres desempleadas en programas de reinserción laboral que hagan prácticas en empresas. O el grupo Marqués de Vargas, que patrocina la iniciativa internacional '100 Women in finance', cuyo objetivo es la igualdad de oportunidades en un entorno donde se necesitan más mujeres, el financiero».
En su amable recorrido por el tejido empresarial riojano, Sánchez no quiso olvidarse de algunas acciones que quedaron como símbolos de la solidaridad durante la primera ola de la pandemia. Habló el presidente de los integrantes del colectivo 'Coronavirus maker', «que pusieron todo su empeño para la fabricación de material de protección durante las semanas más críticas», pero también de los ganaderos riojanos que donaron 169 cabezas de ganado a comedores sociales, hospitales y residencias de ancianos. «Fue un gesto que me llenó de emoción», subrayó.
Cuando finalizó Sánchez su discurso, la transmisión de La Moncloa se cortó.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.