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Psicóloga, sexóloga y experta en violencia de género, Laura Marcilla es una joven que se mueve en las redes sociales como pez en el agua. Desde ayer se encarga de una parte de la formación que se imparte en el curso 'Rehabilitación a menores agresores ... por violencia de género', diseñada por el Gobierno de La Rioja para 31 profesionales de la Comunidad Autónoma y entidades colaboradoras que trabajan en la ejecución de medidas judiciales con menores.
– ¿Asistimos a una normalización del machismo?
– El machismo ha cambiado de formato, se está volviendo más inteligente, más sutil. A lo mejor un chico no llega y le dice a su pareja: 'No te pongas esa ropa', pero al final el mensaje es el mismo y a lo mejor se disfraza de: 'Es que no te queda bien, como has cogido peso en la pandemia no te favorece tanto...'. Esto dificulta que se detecte ese machismo que ya existía antes pero que se está volviendo más inteligente porque algo estamos haciendo bien. Y es que ese machismo más directo, ese control más evidente que había antes, ya no está siendo aceptado por la mayoría de chicas y mujeres.
– ¿Qué debe hacer una mujer ante una situación así?
– Muchas veces no es que tenga que hacer, sino que no se da ni cuenta. Posiblemente si se da cuenta ella misma va a poner límites y va a salir de ahí. Lo que pasa es que no lo ven venir. Está fenomenal que eduquemos a las chicas para protegerlas de este tipo de situaciones, pero también tenemos que centrarnos en los chicos. Creo que las mujeres nos hemos pasado toda la vida escuchando: no lleves esa ropa, no salgas por esa zona y al final nos están responsabilizando a nosotras de no sufrir esa violencia en vez de poner el foco en que las personas que van a ejercerla no lo hagan.
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– No parece fácil revertir esta situación.
– No, pero soy optimista porque de un tiempo a esta parte me estoy dando cuenta de que tanto las instituciones como los centros educativos están muy interesados en esta materia y quiero pensar que estamos sembrando algunas semillitas, aunque todavía no estamos viendo los frutos. Son cambios lentos, no va a haber un cambio radical de la noche a la mañana, pero quizá las próximas generaciones salgan un poco más concienciadas que las presentes.
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