El inicio de obras de vivienda nueva, en su nivel más bajo de los últimos cuatro años

Según los datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana recopilados por el Observatorio de la Fundación Laboral de la Construcción de La Rioja, durante los nueve primeros meses de 2022 se inició la edificación de 564 viviendas en la comunidad. La mayoría (406) en bloques, destacando por meses marzo, que consignó 118 visados. Comparado con 2021, el acumulado del ejercicio supone un descenso del 36% y, en términos absolutos, la cifra es la más baja desde 2018, que contabilizó 415 visados.

El secretario general de la patronal de Construcción, Promoción y Afines de La Rioja (CPAR), Juan Ramón Liébana, atribuye esta progresión a que el sector «modula el inicio de nuevas promociones» con el propósito de «intentar acomodar la oferta a la demanda real para no saturar el mercado». Los encarecimientos «imprevisibles» de los materiales, unos niveles elevados de inflación y el endurecimiento de los préstamos hipotecarios por las subidas de los tipos de interés pueden precipitar que «proyectos que estén en la rampa de salida se demoren», admite Liébana. Pero lo que influye sobremanera, a juicio de esta asociación integrada en la FER, es que las empresas «hemos hecho los deberes y no se van a repetir los problemas de hace muchos años (el 'boom' inmobiliario de 2000)», para lo cual se mantienen firmes en su «política de construcción sostenida y sostenible en el tiempo». Y «estamos viendo que se está consiguiendo, porque se vende sobre plano, lo que indica que hay una alineación clara de oferta y demanda».

Liébana reivindica «el vigor» de la actividad privada de la construcción en La Rioja, lo que contrapone con «el poco apoyo que recibe» de las administraciones. Y en todos sus niveles.

Constructores y promotores riojanos reprochan a la Comisión Europea la «falta de seguridad jurídica» por su intención de «gravar las materias primas» de la construcción, que son «tan volátiles» y cuyo comportamiento de precios es «imprevisible», porque «aunque tienden a moderarse no supone absorber las subidas tan espectaculares que ha habido» en el último año y medio.

Y al Gobierno de La Rioja y a los ayuntamientos les censuran «la dilación» en los plazos de concesión de licencias y la «falta de flexibilidad» de las normativas de urbanismo, que representan «grandes problemas que no se van a resolver a medio plazo».

«Depende de dónde se solicite y el tipo de licencia que se pida, pero el plazo puede irse hasta los seis meses –explica Liébana–, cuando lo lógico es que en un par de meses estuviera hecho. En el 'boom' se construían muchas más viviendas y las licencias iban mucho rápidas: un mes o mes y pico». Y, además, «ni la LOTUR (administración autonómica) ni ninguno de los planes generales municipales, especialmente el de Logroño, que es del año 2000, están adaptados a la Ley del Suelo y Rehabilitación de 2015».