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Los Yoruba son uno de los pueblos más numerosos del África negra. La mayoría viven en Nigeria, pero su diáspora ha provocado que muchas personas de ascendencia africana en América tengan ancestros yorubas. Ostentan la particularidad de tener una tasa de gemelos extraordinariamente alta. Los ... científicos no han encontrado explicación a este fenómeno. Los Yoruba han desarrollado una serie de mitos, rituales y costumbres en torno a ellos. Consideran que es una señal de buena suerte para la familia y atribuyen a los gemelos poderes sobrenaturales, mágicos.
Kodinhi es una pequeña aldea escondida en la selva de Kerala, en India. A su enigmático entorno se suma otro misterio. Tiene una de las tasas de gemelos más altas del mundo.
Cândido Godói es un remoto municipio del sur de Brasil. 'La capital mundial de los gemelos' es su tarjeta de presentación.
¿Qué propicia que ciertas comunidades registren altas tasas de embarazos gemelares? No parece haber evidencias científicas que aporten resultados concluyentes. En el caso del municipio brasileño, una hipótesis podría sustentar el fenómeno: los experimentos genéticos que llevó a cabo el médico nazi Josep Mengele en esta localidad en los años 60.
Fernando Guerra y Belén Llorente son dos jóvenes logroñeses que ponen rostro local a historias de gemelos y de mellizos. Y, con ellos, sus hijos, Mikel y Amara (7 años), Adur y Aitana (2 meses). Mellizos por partida doble.
Fernando y Belén, ambos de 38 años, acuden a la entrevista con sus cuatro vástagos. Llevan un coche gemelar de los grandes. De los muy grandes. Se les ofrece la posibilidad de acceder al establecimiento a través de una rampa. No les hace falta. Entre los dos cargan con el carro y bajan las escaleras. Una pareja todotorreno.
La suya es una historia de amor más. Él, cristalero; ella, mozo de almacén. Diecinueve años juntos. Tras una temporada de novios, el inicio de una vida en común. Primero, en Navarrete; después, en Viana. Ilusión por formar una familia. Fernando sólo tiene una hermana; Belén, un hermano. Así que 'buscaron' el embarazo. No les costó. Qué les va a costar...
Un antecedente familiar en Belén aumentaba las probabilidades de una gestación doble: «Mi abuela tenía una hermana gemela», relata. «Además, tuvo 13 hijos y eran 13 hermanos», apunta. Pero no se ha dado ningún caso como el suyo en la familia.
Confirmaron el embarazo «en la segunda falta». «Tenía claro que estaba en estado», cuenta. Aún tardaron unas semanas en saber que venían dos bebés. «En la siguiente ecografía, ya de tres meses y medio o así, fue cuando nos dijeron que había dos fetos», relata. Y cuando les comunicó el ginecólogo que venían dos... «Yo es que lo vi superbien en la pantalla del ecógrafo», ríe Belén, recordando aquel momento. Fernando lo corrobora: «Antes que el médico dijo Belén: 'Son dos'. «A mí me costaba verlo», reconoce el padre. «Si me dicen que hay dos como si me dicen que no hay ninguno», espeta, y provoca una nueva carcajada de ambos.
Definir lo que sintieron en ese momento no les resulta difícil. Ella: «Una pasada». Él: «No te lo esperas. Pero aún me sorprendió más con los dos siguientes...». «Yo siempre decía 'que podemos tener dos, que mi abuela era gemela...'», rememora Belén. «Muy contentos», ratifica Fernando. «¡A mí se me subió la tensión el primer día y ya no se me bajó!», ríe ella. «De felicidad», matiza.
Belén llorente
Mikel y Amara nacieron el 7 de octubre del 2011, a las 31.5 semanas de gestación. Mikel pesó 2.400 kilos. Amara, 980 gramos.
A Belén le provocaron el parto «porque vieron que la nena estaba perdiendo peso», relata. Los recién nacidos estuvieron en la incubadora. La niña, Amara, 42 días. Mikel, 18. Pero incluso de aquellos duros momentos la pareja hace una lectura positiva. «Recibimos clases superintensivas de cuidados del bebé. Nos vino muy bien», reconocen ambos. Eso sí, «era duro dejarlos allá», dice Fernando. «Muy duro», remacha Belén.
Y vuelven al discurso positivo. «Pero nos vino genial. Yo creo que si nos tenemos que llevar a casa a los niños el primer día estamos vendidos. No habríamos sabido qué hacer con ellos», vuelven a reír ante la frase de Fernando. «Y de esta forma estás con las enfermeras, que te enseñan», coinciden. Mandaron al niño a casa y dejaron a la cría en el hospital. Les dio cuatro meses de lactancia.
Fernando guerra
Y fueron pasando los años. Y Mikel y Amara fueron creciendo. ¿Por qué no darles otro hermanito? «Queríamos el tercero, fuimos a por él y dijimos: 'Después nos plantamos'».
«Queríamos el tercero pero vino con otro de la mano», ríe Fernando. «Le preguntamos a la matrona la posibilidad de que se repitiera un gemelar y nos dijo: 'Hombre, no creo, es difícil, sería mucha casualidad...'», recuerda Belén. «Los mayores ayudan mucho. Así que era el momento», argumenta Fernando aquella decisión.
Ella dejó de tomar el anticonceptivo oral. Y eso... Que no les costó... Qué les va a costar...
«Dijimos, 'Cuando venga, venga'», recuerda Belén. Y vino. En realidad, vinieron.
Belén llorente
Y con la resolución que le caracteriza, Belén se fue ella sola a la consulta del médico. Fernando estaba trabajando. «A la primera ecografía acudí yo sola pensando «Bah, esto está chupao...». ¿En algún momento pensó que podía estar embarazada de nuevo de dos? «¡¡Noooooo!!». Ni por asomo. «En ningún momento lo pensamos», apoya Fernando, «como todo el mundo te dice que es tan difícil...».
Y Belén vuelve a soltar la carcajada. «Hombre, ¡como que me entró la risa floja, que no podía parar de reír! ¡Me tuvieron que dejar sentada un rato en una sala...!», cuenta, divertida. «Yo estaba trabajando», recuerda Fernando. «Y yo dije '¡Bah, es una revisión rutinaria, que vean que está todo bien, luego le llamo y ya está...'», continúa Belén. Y sí, sí, estaba todo bien. Todo bien... pero por duplicado.
¿Y cómo fue el momento en que le dice a Fernando que de nuevo está embarazada de mellizos? «¡Al principio se pensaba que era broma. Me decía: 'Venga, no me vaciles' y yo 'Que no, que no, que te lo estoy diciendo en serio, ¡¡que te lo estoy diciendo MUY EN SERIO!!'». «No le vi la cara, pero....», atisba a decir Belén entre carcajadas. Y Fernando toma la palabra: «Me quedé diciendo: 'No fastidies, ¿otra vez?'». Pero contento, ¿no? «Sí, sí, muy contento, ¡pero muy sorprendido!», subraya.
Y Belén sigue recordando aquella situación. «A mí me entró 'super-risa'. No angustia ni nada, no, no, nada de angustia. Pensaba 'Tiene que ser uno...' ¡¡Y seguían buscando a ver si había tres!! Yo decía: 'Pero qué buscas, ¿¿otro?? Y miraban y miraban la tripa y contestaban: 'Sí, sí, no vaya a ser que haya un tercero...'». Y más risas.
Y los hermanos mayores, ¿qué dijeron? «Supercontentos. Y están muy pendientes de ellos», coincide la pareja. «Ellos están haciendo también un esfuerzo», valora Fernando.
El embarazo fue seguido en alto riesgo en el hospital San Pedro.
Adur y Aitana nacieron el 11 de marzo del 2019. En la semana 36 de gestación. Aitana, 2 kilos. Adur, 2.260. El parto fue por cesárea porque el niño venía de nalgas. En este caso les dio un mes pecho. «No tenía leche», dice ella. «Tienes que estar también pendiente de los mayores, deben ver que es todo lo más normal posible, no pueden pensar que ahora no pueden hacer lo que hacían, que tienen que estar quietos y callados... Al final, se me ha retirado la leche», resume Belén.
La pequeña Aitana llora. Amara se incorpora a la conversación: «Mamá, ¡que la tata tiene hambre!», informa.
«Adur estuvo una semana en las cunitas de calor y con fototerapia. Aitana, dos semanas, porque nació con menos peso y perdió al nacer», cuenta Belén. En este caso se llevaron al niño a casa y dejaron a Aitana en el hospital.
Y ya, todos en casa, toca organizarse. «Una locura», ríe Belén. «Llegamos tarde a todos los sitios». «Es que aún no hemos cogido el ritmo», apunta Fernando. «Como no hacen las noches enteras...», minimiza la madre. «Y eso que aún no he empezado yo a trabajar. Ahí cambiará la cosa... Tendrán que coger el horario sí o sí», establece Fernando.
Lo más importante es «tener mucha organización. Mucha. No puedes dejar nada para el día siguiente porque entonces tienes el doble de trabajo», revela Belén. Y de nuevo sueltan la carcajada: «Que nos pasa mucho, ¿verdad?», reconoce.
Y esa organización familiar que relatan evoca escenas de la película 'Lady Halcón'. En el filme, un hechizo provoca que Etienne Navarre (Rutger Hauer) se transforme en lobo por la noche y su amada Isabeau Anjou (Michelle Pfeiffer) se convierta en halcón durante el día... Los amantes están condenados a no encontrase hasta que se rompa la maldición... El caso de Fernando y Belén es algo más prosaico. Su hechizo son dos recién nacidos que les han llevado a adoptar casi el sistema de 'camas calientes'... Fernando se queda 'de guardia' por las noches con los cuatro hijos. Mientras, Belén duerme. Ella se acuesta «sobre las once o doce de la noche» y se levanta a las 7 de la mañana. Es en ese momento cuando Fernando se acuesta. Y duerme de día lo que buenamente puede. El lobo y el halcón.
«Con los mayores nos levantábamos los dos todas las noches. Al tercer día dijimos: 'Así no puede ser'», recuerda Fernando. Así que optaron por turnarse. Otra cosa será cuando ambos se reincorporen a sus trabajos. «Aún no sabemos cómo lo vamos a hacer», dice Belén. «Ya nos organizaremos», concluye. Pero ni un atisbo de agobio en sus palabras ni en su gesto.
Fernando y Belén volverían a repetir. Lo afirman con rotundidad. «Según pasan las semanas vas dejando atrás lo peor, lo más complicado es ahora, hasta que se van haciendo con los horarios», dice Fernando.
Si tuvieran que plantear alguna reivindicación a las administraciones públicas lo tienen claro. «Principalmente, más tiempo de paternidad», dice Fernando. «Y que bajen los precios de la cesta de la compra y los impuestos», apostilla Belén.
¿Y salir de casa con los cuatro hijos? «Muy malamente», confiesa la madre, de nuevo entre risas. «¿Que qué llevo en la mochila? ¡¡De todo!! ¡Es un bolso hit maleta!» y la enumeración del contenido casi valdría como kit de supervivencia...
Desplazarse en coche es otra odisea. Lo hacen en dos vehículos. «En breve tendremos que coger una 'furgo'». De momento van uno con los mayores en un coche y el otro, con los pequeños en el otro vehículo.
Y pasear con dos parejas de mellizos por la calle da lugar a preguntas recurrentes. «Quién ha nacido primero. El peso que tuvieron. Y si el embarazo fue natural», concreta Belén el 'cuestionario' al que la someten.
Pero también hay comentarios inoportunos. «No sé si darte el pésame», le han dicho a Belén en más de una ocasión al comentar que volvía a estar embarazada de mellizos. «No hombre, no, eso no se debe decir nunca. Un pésame cuando te dicen que una persona está embarazada no hay que darlo nunca, ni que te digan que son 2 ni que te digan que vienen 3». «Y me lo ha dicho mucha gente, más de la que yo me esperaba», recuerda. «Algunos lo decían en tono jocoso», suaviza el padre. «Sobre todo nos decían 'Estáis locos'», dice Fernando.
Pregunta obligada. ¿Se han retirado ya de estas lides o no descartan tener más hijos? «Ya nos retiramos... Si yo estuviera en mi casa, sin tener que trabajar ni que privarme de nada... no me importaría», afirma Belén.
Y el Día de la Madre, Belén, ¿cómo lo va a celebrar este año? «Pues yo espero que me regalen algo bonito. No muy caro tampoco». Fernando se ríe: «Nos iremos a comer por ahí, a ver a las 'abus', nada fuera de lo normal».
La periodista Samanta Villar expuso una visión sobre la maternidad muy controvertida. Tras dar a luz a mellizos, sostiene que al ser madre se pierde calidad de vida. «Tuve la sensación de que un tsunami se me venía encima». «No me imaginaba el nivel de exigencia, de sacrificio que supone criar a dos bebés, hasta el punto de sentir dolor del agotamiento», ha manifestado en alguna entrevista. Habla de «sacrificio estratosférico».
– Belén. A ver, es un sacrificio como criar a cualquier hijo. Pero lo mismo te da uno que dos...
– Fernando. Yo creo que depende de la vida que lleves.
– Belén. Y de cómo se porten los niños.
– Fernando. Hay gente que tiene otro nivel de vida, menos obligaciones, y ve más sacrificio que quien está día a día desde su infancia lidiando.
– Belén. A lo mejor si no han tenido necesidades tampoco se han forjado valores...
Y¿qué es para ellos el cansancio?
– Belén (riendo). Mucho sueño.
– Fernando. Sueño, sí, sí.
– Belén. ¿Cansancio? Yo salía mucho más cansada del trabajo.
¿Y la felicidad?
– Fernando (serio, contundente, mirando a sus hijos). Ellos. Ellos son la felicidad. Verles felices y contentos. Eso no tiene precio.
– Belén. ¡Me lo has quitado! Eso, sí, ver que están todos contentos y bien, que te quieren, que están felices. Cuando te dicen '¡Eres la mejor mami del mundo!» (se le ilumina la cara, y mira a su hija mayor).
¿Y qué opinan Amara y Mikel? ¿Es su mamá la mejor madre del mundo? «Sííííí», contesta Amara abriendo sus grandes ojos azules. «Sííííí», se suma Mikel, por si no queda clara la aseveración de su hermana.
Aitana llora. «Mamá, la tata tiene hambre», apremia Amara.
Y Mikel se levanta. Disciplinado y complaciente, mueve el carro gemelar para calmar a su hermana pequeña. Para atender a sus pequeños hermanos.
A ver si van a ser ciertos los poderes mágicos que los Yoruba atribuyen a los mellizos...
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