El 'hombre de negro' que llegó de negociador y se hizo alto cargo

La respuesta sobre la identidad de esa figura desconocida en La Rioja no estaba aquí, sino en Castilla-La Mancha. Mario Herrera (Ciudad Real, 1992) ha sido allí hasta ahora y pese a su juventud una de las referencias de Podemos. Llegado desde las filas de Izquierda Unida a la formación morada en plena irrupción de Pablo Iglesias, Herrera actuó como secretario del grupo municipal de IU en el consistorio ciudadrealeño entre septiembre del 2014 y junio del 2015, pasando luego a ejercer el mismo cargo con Ganemos (la marca de confluencia progresista) durante unos meses.

Previos a aquella etapa son los tuits que han generado la primera crisis interna en el gobierno de coalición de Andreu, en los cuales calificaba de «zorra» a la entonces presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal o reclamaba para España «guillotinas y haber quemado más iglesias». Su trayectoria política se amplió más tarde al ámbito orgánico, en paralelo también a la entrada de Podemos en el ejecutivo del socialista de Emiliano García-Page. Liberado por su partido donde ejercía como adjunto a la Secretaría de Organización, fue uno de los nueve acusados por el, en aquel momento, diputado regional y portavoz de Podemos en las Cortes, David Llorente, a consecuencia de la filtración de un documento firmado por todos ellos que atribuía a Llorente un trato sexista y discriminatorio al personal del hemiciclo. El conflicto se sustanció en una querella por injurias y calumnias que fue admitida a trámite el pasado mes de marzo, tras lo cual declararon como investigados Herrera y el resto de los señalados a la espera de resolución final.

La actividad pública de este abogado de profesión siguió siendo intensa. En ocasiones como analista de Podemos en programas de Hispan TV –la cadena de televisión de origen iraní en la que Pablo Iglesias conduce el espacio Fort Apache– y en otras como secretario general local del partido y candidato en los pasados comicios de mayo. En la papeleta a las autonómicas a las Cortes fue segundo suplente por Ciudad Real, y en las municipales ocupó el número '2' en confluencia que le permitió entrar en el Ayuntamiento hasta ayer mismo, cuando se celebró el pleno que oficializó su renuncia al acta de edil tras ser nombrado director general de Participación del Gobierno de Andreu.

¿Cómo se recorre el camino desde una concejalía de Ciudad Real al segundo nivel de gestión en el Ejecutivo riojano? El viaje arrancó con su aterrizaje junto a Francis Gil, a quien le une origen y pasado en IU, para asesorar al partido morado en La Rioja en la negociación con el PSOE mientras ofrecían servicios similares en Aragón o Navarra. Gil había sido en el 2017 uno de los artífices de la entrada del partido en el Gobierno de García-Page y, según las versiones tutelado desde Madrid o reclamado directamente por la gestora riojana, el dúo recaló en Logroño avalado por aquel éxito que paradójicamente devino en la posterior debacle electoral de Podemos en Castilla-La Mancha. El resultado es sabido: fábulas de zorras y cabrones, la exigencia de tres consejerías, uno 'no' a Andreu que mutó en 'sí' cuando el PSOE se avino a ceder a su socio una cartera de nuevo cuño y competencias difusas y, por el camino, la implosión del partido morado en La Rioja en el que quién sabe si Herrera también será protagonista en breve.