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Desde que a mediados del pasado año recaló en Logroño, procedente de la prisión de Alicante, uno de los primeros presos de ETA, el goteo, ... fruto de la política de acercamiento del Gobierno central, ha sido incesante y la cárcel de la capital riojana se ha convertido en el nuevo búnker de los internos de la banda terrorista y en la penitenciaría que más etarras acoge de todo el país.
A los trece reclusos actuales se sumarán en los próximos días otros cinco, entre ellos, el ya anunciado Arkaitz Goikoetxea, condenado a 133 años de cárcel por el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Calahorra.
Paradójicamente, la cúpula de la banda terrorista ordenó a Goikoetxea, entonces jefe del comando Vizcaya que había convertido Ezcaray en centro de sus operaciones, el asesinato del juez Fernando Grande-Marlaska, y es ahora el magistrado quien ha ordenado su traslado a Logroño desde el centro de Villena.
En 2008, poco después de ser detenido, Goikoetxea viajó junto al juez Baltasar Garzón y a la exministra y actual fiscal general del Estado, Dolores Delgado, que llegaron a Santo Domingo de la Calzada en helicóptero, para mostrar los zulos que el comando Vizcaya tenía en Pazuengos y Valgañón, así como el resto de infraestructura dispersa por esta comunidad.
También llegará a Logroño otra vieja conocida en esta comunidad. Se trata de una de las cabezas de la banda, Ainhoa Múgica, que cumple 18 de cárcel por el atentado de la Torre de Logroño que no provocó daños personales pero sí descomunales destrozos en el centro de la capital valorados en cerca de dos millones de euros.
No son los únicos, a falta de si se materializa el traslado anunciado en febrero de Gurutz Aguirresarobe Pagola, condenado a 30 años de prisión como autor del atentado que acabó con la vida de Joseba Pagazaurtundua en 2003, en el centro esperan la llegada de Olarra Guridi, considerado jefe militar de ETA. Un histórico que atesora una sanguinaria trayectoria.
En diciembre, Instituciones Penitenciarias abortó el traslado de José Javier Arizcuren Ruiz 'Kantauri' a la cárcel de Logroño y lo envió a Pamplona. Una decisión que adoptó después del malestar que generó entre los funcionarios del centro riojano el acercamiento del etarra condenado por el secuestro de José Antonio Ortega Lara, funcionario de la misma cárcel a la que enviaban a su raptor.
Los compañeros aún en activo no entendían un traslado que no hacía más que levantar ampollas. Era, decían, como meter en un mismo espacio al verdugo con quienes en su día fueron sus víctimas, porque durante los 532 en los que Ortega Lara permaneció en un zulo en una nave en Mondragón sus compañeros mantuvieron un encierro permanente en la misma prisión.
El presidio logroñés alcanza así cotas históricas de reos de ETA. Nunca antes había habido tantos reclusos de la banda terrorista en una cárcel acostumbrada a lidiar con presos comunes y con, como mucho, dos o tres internos de la banda.
Aquí, los nuevos inquilinos convivirán con los trece reclusos que ya disponen de celda, que se muestran colaborativos en todo momento y tienen una buena relación con los funcionarios que les custodian. Uno de ellos es lo que se denomina interno de apoyo, es decir, ayuda a otro preso que tiene ciertas dificultades.
Otro trabaja en mantenimiento bien resolviendo fugas de agua, ayudando a pintar o incluso colaborando en tareas de albañilería. Además, la mayoría de ellos habría pedido 'destino', es decir, un trabajo en prisión, para acogerse a beneficios penitenciarios, algo a lo que antes se negaban.
Todos los condenados de ETA o aquellos sentenciados por su vinculación con el DAESH o incluso los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad que cumplen condena, están incluidos en el fichero de internos FIES, es decir, presos que requieren un especial seguimiento de todas sus actividades y de sus contactos, y por tanto «mucho trabajo burocrático», explica José Manuel Garrote, de Acaip-UGT.
Asegura que, la inclusión de estos condenados en el mencionado fichero, «conlleva mucho más trabajo que, lógicamente, pierdes de otra manera». Y es que «si aumentas el número de internos de este tipo y no aumentas el de efectivos no se llega a todos los lados», lamenta. Las consecuencias son que «pierdes en seguridad, vigilancia y reinserción, porque al final es una de las taras encomendada».
De acuerdo con sus datos, hay un déficit de 31 funcionarios, el 15% de la plantilla, vacantes que no se terminan de cubrir porque no se convocan las plazas.
A la falta de personal –200 funcionarios de interior y administración frente a los 250 internos– se suma otro malestar: el del efecto frontera. Entre las tres prisiones vascas, con datos del pasado jueves, suman 9 presos de ETA, repartidos entre Zaballa, Martutene y Bilbao, y sin embargo, cada funcionario cobra 350 euros más al mes y tiene 20 días de vacaciones más.
Una situación que consideran injusta porque si hay un acercamiento a sus ciudades de origen pero no van al País Vasco como está ocurriendo, «los que estamos sufriendo el efecto frontera somos nosotros, junto a Zuera, en Zaragoza; el Dueso, en Santander, e incluso en Burgos, y no ellos y eso que son ellos los considerados de categoría especial con unas prebendas diferentes al resto», denuncia.
Los trece que ya están
En octubre del 2020 Itziar Alberdi pasó del centro penitenciario Madrid VII a la prisión de Logroño. En el 2015 fue condenada a 296 años de prisión por el asesinato en Madrid de los miembros de los Tedax de la Policía Nacional Andrés Muñoz Pérez y Valentín Martín Sánchez.
Extraditado por Canadá en el 2008, fue condenado en el 2014 a 123 años por pertenecer al comando que participó en el asesinato del teniente coronel Pedro A. Blanco.
Veterano en la prisión logroñesa, fue condenado en el 2003 a 43 años por pertenencia a banda terrorista, depósito de armas, tenencia de explosivos.
Detenido en el 2020, se le acusa de matar al concejal de UPN en Leiza José Javier Múgica, mediante la colocación de una bomba lapa en su coche.
Condenado por el asesinato del militar riojano Francisco Casanova Vicente, perpetrado el 9 de agosto de del año 2000 en Berriozar, cerca de Pamplona.
Condenado a 50 años por secuestrar a una pareja y su hijo para robarles una autocaravana que usó para atentar contra una torre eléctrica de Castellón en el 2007.
En Logroño desde el pasado verano, cumple 35 años de cárcel por delitos de lesiones, asociación ilícita, falsificación de documento público y daños y estragos.
Considerado de los más sanguinarios, fue condenado a 60 años por el asesinato de dos policías en 1991, se fugó a México hasta que fue localizado en el año 2018.
Trasladada a Logroño la pasada primavera, cumple 25 años por colaboración con banda armada, atentado, falsificación de documento público y tenencia ilícita de armas.
En el 2001 colocó un coche bomba en Marbella que no ocasionó daños personales pero que le valió una condena de más de 20 años por estragos terroristas.
Cumple una condena de 25 años desde 2002 por daños, desórdenes públicos, incendio y lesiones. En agosto cumplirá las tres cuartas partes de la condena.
Ya estuvo en la cárcel logroñesa adonde regresó en otoño. En el año 2002 la Audiencia Nacional le condenó a a 29 años por el asesinato del guardia civil Alfonso Parada.
Ingresó en prisión el 4 de marzo del 2004 y tiene una condena de 20 años por colaboración con banda armada, tenencia de armas y estragos.
Los cinco que vendrán
Entre la larga lista de condenas, cumple 18 años por ordenar el atentado contra la Torre de Logroño, perpetrado en la madrugada del 10 de junio del 2001.
Condenado en el 2001 por la Audiencia Nacional a 30 años como autor del asesinato de José Martín Carpena. En el 2002, a 45 años como autor del asesinato de Luis Portero García. Y ese mismo año, a 53 años de prisión como responsable del atentado que acabó con la vida de Antonio Emilio Muñoz.
Fue condenado a 133 años por el atentado contra la casa cuartel de Calahorra cometido el 21 de marzo del 2008, entre un larguísimo historial de penas.
268 años de prisión por su participación en los atentados contra los hoteles Bahía de Alicante y Nadal de Benidorm, perpetrados el 23 de junio del 2003 El listado de atentados es amplio. Entre ellos está el asesinato del Mosso d'Esquadra Santos Santamaría. Cumplirá las tres cuartas partes de la pena en enero de 2029.
El listado de atentados es amplio. Entre ellos está el asesinato del Mosso d'Esquadra Santos Santamaría. Cumplirá las tres cuartas partes de la pena en enero de 2029.
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