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El Estatuto de Autonomía de La Rioja consagra en su artículo número 25 las potestades de que dispone quien presida el Gobierno regional. Se trata de una cautela nacida para preservar la legitimidad que encarna la figura del jefe delEjecutivo, de manera que sienta ... que cuenta con las manos libres para gobernar sin otras ataduras que su buen juicio y las elementales normas democráticas. «El Gobierno», precisa el citado artículo, «responde políticamente ante el Parlamento de forma solidaria, sin perjuicio de la responsabilidad directa de cada uno de sus miembros, por su propia gestión». Es decir, que el equipo que rodea al presidente debe ser monolítico. No la suma de sus integrantes sino un todo común. Un aviso ocioso en los tiempos de gobiernos monocolores, como los pilotados por el PP de Pedro Sanz y de José Ignacio Ceniceros, al que Ciudadanos se limitó a prestar apoyo parlamentario. Una advertencia que, sin embargo, cobra otra dimensión si más de un partido forma parte de la acción gubernamental. El tipo de Ejecutivo que está a punto de nacer de nuevo en La Rioja.
Quiere decirse que los sobrevenidos socios de Podemos, por si tienen sus propias ideas al respecto del grado de cooperación y lealtad que deben prestar a Concha Andreu como futura presidenta, están obligados a guardarle fidelidad más allá de la química que surja en el ámbito de las relaciones personales: también impone esa misma exigencia el marco institucional. La norma básica del autogobierno regional debería impedir que florezcan versos sueltos por el Palacete, que entiendan que ese valioso escaño en posesión de Raquel Romero les concede un grado de independencia superior al que distinguiría a quienes hayan llegado al Consejo de Gobierno procedentes del PSOE (y alrededores). A detener cualquier tentación de volar por libre se dirigían ayer algunas de las palabras que lanzó Andreu en la ronda de preguntas que respondió a los medios de comunicación. Mientras aseguraba que ese Gobierno a punto de nacer tenderá a dotar a La Rioja de la estabilidad que nunca apareció en sus primeros contactos con Raquel Romero, su lenguaje corporal apuntaba en una dirección opuesta. Incluyendo un leve deje de fastidio por el alambicado proceso de negociaciones:«Ya hemos perdido mucho tiempo».
Una confesión a la que siguió otra: Andreu aceptó que en efecto por su ánimo pasó en algún momento la idea de cancelar el diálogo con Podemos y que volvieran a hablar las urnas. Pero fue una debilidad pasajera, según un tercer reconocimiento expreso: convocar elecciones significaba tanto como admitir su fracaso. Y desbaratar la minuciosa labor emprendida al día siguiente de ganar las elecciones: auscultar el corazón de la red de colaboradores a quienes había ido cortejando en los meses previos al 26M. A quienes tiene desde entonces dispuestos para incorporarse al Palacete: ocho personas que le acompañarán en el primer Gobierno de izquierdas para La Rioja en casi un cuarto de siglo. Un equipo paritario, repartido a partes iguales entre hombres y mujeres, incluyendo a quien represente a Podemos en el futuro Consejo de Gobierno: también esa persona será elegida por ella. Por Andreu. Los redactores del Estatuto de Autonomía pueden dormir tranquilos.
¿Qué tipo de Ejecutivo será el que se avecina? Andreu declinó responder a la prensa. También se negó a precisar más detalles sobre el protocolo de formación de su Gobierno. En su entorno aclaran no obstante algunas cuestiones centrales: que habrá independientes, que alguno de los nombramientos causará sorpresa y, sobre todo, que serán personas de la entera confianza de su jefa. Con un detalle adicional, que se da por descontado: entre quienes rodeen a Andreu estos cuatro años figurará Francisco Ocón. Que no dejará de controlar la sala de máquinas del partido mientras ejerza de todopoderoso consejero.
Será la culminación de una sucesión de éxitos que llevan el sello del secretario general del partido. El PSOE se dispone a inaugurar una etapa de abrumador poder político porque sus siglas decoran las principales instituciones de la región. Ni el viejo PP de Pedro Sanz alcanzó una hegemonía de semejante envergadura. Natural que por lo tanto ayer fuera la mañana de las sonrisas; sonrisas socialistas cuando sus primeros actores ingresaron en el Parlamento, más y más semblantes risueños mientras preparaban la rueda de prensa con sus socios de Podemos e Izquierda Unida en el despacho del presidente del Parlamento y nuevas sonrisas, aunque contenidas, que esperan para estallar a que el martes Andreu consiga el favor del Legislativo y se convierta en presidenta. Como ya adelantó Diario LA RIOJA, su toma de posesión se anuncia para el jueves, al aire libre: en la plaza del Parlamento.
Un escenario insólito que, sin embargo, a Romero ayer no se lo pareció. En segunda fila, seguía la intervención de Andreu con su propia sonrisa, mientras sugería a los periodistas que hicieran como ella (y lean a los clásicos) y se parapetaba tras una carpeta donde se escondían los buenos tiempos, bien visibles los anagramas de su partido y de IU, recuerdo de cuando Unidas Podemos era en efecto una unidad. Mediada la rueda de prensa, le dio la vuelta a la carpeta y triunfó el tono morado de su formación. Ni resto de sus antiguas aliadas. Natural que en el PSOE sigan desconfiando de sus flamantes socios. Natural también que su acuerdo recalque la figura institucional del presidente para impedir que el futuro Gobierno de Andreu sea de ocho más uno.
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