'Astroturfing', una peligrosa manipulación que no lo parece

Un equipo de UNIR investiga la penetración en España de las últimas técnicas de intoxicación informativa

Pablo Álvarez

Logroño

Domingo, 30 de octubre 2022, 02:00

El nombre es divertido, aunque el contenido no lo sea en absoluto. Es una de las técnicas de manipulación de la información pública más peligrosa y cada vez más extendida. Y a la vez de las más difícil de detectar y de prevenir.

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Pero empezando ... por el nombre: «Astroturfing». Es casi una broma. Se refiere a una conocida marca americana de césped artificial, que se vendía como «lo más parecido al césped de verdad». Y eso es, en trazo grueso, el 'astroturfing': hacer pasar como simples opiniones de personas normales (muchas opiniones) lo que en realidad es una campaña orquestada para promover intereses muy concretos, y casi siempre turbios. Césped artificial, creado en auténticas granjas de contenidos y con un diseño muy concreto, que se intenta hacer pasar por césped natural.

  • El nombre. 'Astroturf' era una empresa de césped artificial. Y eso es hacer 'astroturfing' hacer pasar por natural algo que solo es artificial y diseñado con un propósito.

  • Redes La manipulación está a cargo de redes con muchas personas, a veces operadas desde países emergentes que responden a las indicaciones de líderes para difundir opiniones y contenidos determinados.

  • Prejuicios En la mayoría de las ocasiones la intervención es indirecta, y más dirigida a reforzar estereotipos y prejuicios que encaminen hacia una línea de pensamiento determinada.

Se trata de esfuerzos muy profesionalizados y dirigidos, en los que simulan miles de cuentas en redes sociales de usuarios con toda la apariencia de ser reales para difundir opiniones y sesgos muy determinados.

«Muchas veces no llegan a cometer delitos, pero logran que los estereotipos crezcan»

Elías Said | Investigador de UNIR

Aunque los medios sean indirectos. Por ejemplo, para favorecer las posibilidades de una determinada opción política, lo que se hace es no tanto diseminar opiniones favorables al candidato, sino «con expresiones de odio, fortalecer los prejuicios y los estereotipos». Lo cuenta Elías Said, profesor e investigador del grupo 'Prospectivas de la Comunicación Multimedia' (PROCOMM) de UNIR. «Muchas veces no llegan a ser expresiones que constituyan un delito, pero el estereotipo va creciendo». Un ejemplo muy evidente, y más que probado, se produjo durante las elecciones americanas de 2016. Entonces, ejércitos de cuentas falsas influyeron de manera poderosa a la hora de promover la agenda más derechista del candidato republicano

Said ha participado en un estudio sobre el 'astroturfing' en Twitter durante la pandemia en España, y la conclusión es que «en España esas redes se mueven, y se mueven mucho». Se han identificado, por ejemplo, varias tramas cuyo centro de operación está, aunque suene exótico, en Filipinas.

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«Los responsables de estas manipulaciones se han dado cuenta de que los 'bots' (programas informáticos que crean y actualizan cuentas de redes sociales automáticamente) son costosos de mantener, porque hay que actualizarlos muy a menudo». Y además, son más fáciles de detectar. Así que ahora se opta por «auténticas granjas de personas trabajando para posicionar temas en la opinión pública». «Es más barato mantener trabajadores en países emergentes que dedicarse a programar bots».

Estas redes normalmente tienen uno o varios usuarios «beta» que actúan como líderes que marcan la línea, y luego una miriada de usuarios «alfa» que refuerzan esa línea. «Pero aquí no hay influencers. Todas las cuentas tienen toda la pinta de ser personas normales, con un número normal de seguidores y seguidos». Y todo eso, además, apoyándose en blogs y webs de intoxicación informativa, con apariencia de medios serios pero que, en realidad no lo son en absoluto.

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