Cuca Gamarra está muy cerca de convertirse en la 'número dos' del PP. Alberto Núñez Feijóo acaba de anunciar en su cuenta de Twitter que propondrá a la exalcaldesa de Logroño como su nueva secretaria general en la nueva etapa que abrirá el partido en ... el congreso extraordinario de este fin de semana en Sevilla.
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«Gamarra será mi propuesta para ser la nueva secretaria general del PP. Ha servido a sus vecinos desde la Alcaldía de Logroño. Ha servido a su país desde diferentes responsabilidades en el Congreso. Le pido que asuma una nueva responsabilidad sirviendo también a su partido», ha adelantado Feijóo en un mensaje en su cuenta oficial de Twitter.
Gamarra alcanza así, a sus 47 años, el segundo escalón del Partido Popular a nivel nacional, un partido en el que comenzó a escalar de la mano de Pablo Casado. La caída del todavía presidente del PP no parece haber afectado a la riojana. Si Casado la colocó como portavoz popular en el Congreso buscando su perfil moderado frente al más frentista personificado, por ejemplo, por Cayetana Álvarez de Toledo, Alberto Núñez Feijoo le da otro espaldarazo orgánico y la sitúa en la secretaría general.
Situar a Gamarrra en ese puesto (que tradicionalmente es el de «jefe fontanero» en la estructura interna del partido) es un mensaje también sobre cambio. Frente a la muy polémica, en lo interno y en lo externo, etapa de Teodoro García Egea, Feijoo parece apostar por un perfil más conciliador, sobre todo en su relación con la estructura regional de partido. Una relación muy difícil durante la etapa Casado, y que ahora el nuevo líder pretende reconducir.
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Ese perfil moderado y poco dado a polémicas públicas con otros medios de su partido ha ayudado a la que fue alcaldesa de Logroño durante ocho años (2011-2019) a sobrevivir en la política madrileña, tras el varapalo que supuso su derrota en el Congreso regional del PP ante José Ignacio Ceniceros. De hecho, Casado la encumbró pese a que la riojana apoyó en las primarias a Soraya Sáenz de Santamaría, y ahora Feijoo la encumbra aún más pese a ser una de las caras visibles del «casadismo» ahora tan denostado.
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Desde el Congreso, la futura secretaria general de los populares ha querido «agradecer la confianza» de Feijóo, quien le ha comunicado su decisión esta misma mañana. «Soy una mujer de partido, siempre disponible para aquellas labores en las que pueda ser útil y me necesite mi partido», ha esgrimido.
Gamarra dice sentirse «ilusionada», pero al mismo tiempo es «muy consciente» de la responsabilidad, que exige que «estemos a la altura de las circunstancias y planteemos una alternativa para España seria y creíble». «Tenemos que estar todo el PP unido, respaldando la alternativa que representa Feijóo y trabajando», ha remarcado.
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También en un tuit ha afirmado aceptar «ilusionada el encargo» y ha contestado a Feijóo que será «un honor seguir trabajando por mi país, por mi partido, y ayudarte a poner a disposición de los españoles una alternativa política cercana, sería y solvente».
Feijoo ha hecho el anuncio un día antes de que comience, este viernes, el Congreso de Sevilla que le convertirá en nuevo presidente del PP. Gamarra estaba en las quinielas, aunque había otro nombre, el del veterano Esteban González Pons, que sonaba con algo más de fuerza en las últimas horas.
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En las últimas semanas, Gamarra ha llevado el peso de la confrontación parlamentaria con el gobierno de Sánchez, ante la ausencia de su escaño de Pablo Casado. Según citan fuentes del partido, también en el entorno parlamentario se valora su intento de cerrar las heridas abiertas durante la última crisis, dando protagonismo también a diputados relacionados con la anterior etapa para suavizar a situación.
De hecho, desde el 1 de marzo Gamarra ha estado ejerciendo de facto esa función de gerencia política interna del PP. Tras la caída de Casado, la Junta Directiva la designó coordinadora general del partido lo que, unido a la dimisión de García Egea, le daba el control al menos nominal del PP durante la transición.
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Parecía, a priori, un imposible: que la ex-alcaldesa de Logroño, situada como una de las manos derechas de Pablo Casado, sobreviviera e incluso prosperara al derrumbe repentino de su jefe.
Pero así ha sido. Quizá también se recuerde que Gamarra tuvo un papel fundamental en el momento decisivo de la crisis, cuando se puso al frente de los críticos que exigieron, en una tormentosa reunión de la directiva de Casado, la convocatoria inmediata del partido.
De hecho, Gamarra y el resto de los portavoces populares amenazaron con dimitir de inmediato si no se convocaba ese congreso. Un movimiento que a la postre fue decisivo en el devenir de las cosas. Porque ese Comité derivó en una Junta Directiva que, convocada a regañadientes, era inevitable que condujera a la caída de Casado con la convocatoria de un nuevo Congreso nacional.
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