Cuca Gamarra, un perfil amable para un relevo sin traumas

El benévolo juicio sobre su talante está bastante extendido en el PP. «Tiene buen trato. Es disciplinada y conoce Génova», apunta uno de los escasos dirigentes veteranos del grupo parlamentario. Debe tener enemigos domésticos, como todo dirigente que se precie, pero de momento no se han significado. Si Alberto Núñez Feijóo busca un tránsito amable parece haber dado con la tecla con su secretaria general. Su elección es una señal de continuidad, de que no va a haber borrón y cuenta nueva ni purgas como las de hacer cuatro años.

Sin ser 'casadista' -apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias de 2018- formó parte del equipo de confianza del presidente caído desde el primer momento. Una adaptación al medio que no sorprenden en una especialista en bandearse en aguas turbulentas. Su progresión ha sido constante: vicesecretaria de Política Social, directora de la campaña para las municipales de 2019, portavoz en el Congreso y coordinadora general del partido. Una sólida carrera para la primera alcaldesa de Logroño en 2011 y a la que desde hace muchos años se le auguraba una gran proyección en el partido que el tiempo no ha desmentido.

Dice que su referente político, como el de tantas dirigentes conservadoras, es Margaret Thatcher, no tanto por sus ideas como por su forma defenderlas. Lleva la etiqueta de moderada, pero no la suscribe. Sí que es cuidadosa con las palabras, una templanza que se vio sacudida esta semana con su rotunda «máxima disposición» a negociar con el Gobierno el decreto ley de medidas anticrisis. Una disponibilidad que Feijóo se encargó de modular.

De define como «feminista liberal», sin sesgos ideológicos; rebelde, « a mí no me manda ni mi padre»; y «muy de Logroño», donde vive y piensa seguir. Licenciada en Derecho y postgraduada por la Universidad de Deusto, presume de deportista para desenchufar, ha corrido cuatro maratones, uno de ellos el muy acreditado de Nueva York, juega al golf y esquía. Pero sobre todo es un animal político.

Se convertirá en la segunda mujer, tras Dolores de Cospedal, que llega a la secretaría general del PP, con la diferencia de que este es un momento crucial para el futuro del partido. O resurge o se hunde. La agonía vivida con Casado no admite prórrogas.