Los expertos alertan del riesgo del fentanilo tras detectar algún caso de adicción aislado en La Rioja

Mortal incluso hasta en pequeñas dosis y de una extremada rapidez –actúa en los receptores opiáceos cerebrales encargados de controlar el dolor y los sentimientos, con lo que la persona suele morir por hipoxia al interrumpirse la respiración antes incluso de perder la consciencia–, este fármaco sintético fue desarrollado en los años sesenta como una alternativa a la morfina para mitigar los dolores tras algunos procedimientos quirúrgicos mayores y en los cuidados paliativos de los pacientes oncológicos.

Sin embargo, su uso como droga recreativa y su irrupción en el mercado negro para adulterar heroína, cocaína y otras metanfetaminas como método barato de lograr mayor cantidad y con más potencial adictivo la han convertido en una lacra en Estados Unidos ante la facilidad de su acceso.

A años luz del drama estadounidense, el repunte en los consumos en España no ha pasado desapercibido para las autoridades sanitarias. De hecho, el Plan Nacional sobre Drogas, dependiente del Ministerio de Sanidad, ya admitió hace un par de años que está «muy alerta» y el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud puso en marcha en 2021 un plan para mejorar el uso de todos los fármacos analgésicos con componentes opiáceos.

De hecho, el informe Edades 2022, último estudio disponible de la Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España que elabora cada dos años el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio, ya revelaba un leve pero inquietante incremento en la prevalencia del consumo de analgésicos opioides entre la población de 15 a 64 años, al pasar del 15,2% al 15,8% entre quienes admitían haberlos tomado alguna vez en su vida, y del 3,6% al 4% entre quienes los habían usado en los últimos 30 días. Es más, en el caso del fentanilo el aumento fue aún más intenso, del 1,9% en 2018 al 14% en 2022 en el capítulo del consumo esporádico, para convertirse en el tercer opioide más usado en España, por detrás de la codeína y el tramadol, y ya por delante de la morfina, que caía del 14,7% al 6,9%.

La tendencia y la detección de algún caso en La Rioja no ha pasado desapercibida entre los especialistas en el tratamiento de las adicciones en la comunidad. «Entre nuestros usuarios era antes algo desconocido, pero hoy en día ya refieren que lo conocen, lo han visto o lo han probado... Ha hecho presencia y hemos detectado o nos han llegado algunos casos puntuales, pero en ningún caso podemos hablar aquí de epidemia», explica Óscar Pérez Escribano, director del Centro Residencial de Proyecto Hombre, quien aboga por un mayor control de los opioides y, aunque «no hay que ser alarmista ni mucho menos, sí es conveniente realizar campañas informativas sobre su enorme peligrosidad».

En el mismo sentido, la presidenta de ARAD, tras recordar el control estricto de estos fármacos en España –«en 2019 se iniciaron estrategias de control con las recetas electrónicas visadas y está prohibida la publicidad de medicamentos financiados por el sistema público de salud»–, sí admite algunas incógnitas por los aumentos en la prescripción médica de fentanilo y, sobre todo, su llegada al mercado negro. «No hay desde luego una situación de alarma, pero es evidente que hay que hablar de ello y alertar de sus riesgos extremos», coincide Montserrat Domínguez.