«Entran mogollón de perros y no hay sitio»

Una situación agónica, triste y desoladora... que desborda a los distintos trabajadores y voluntarios de la Asociación Protectora de Animales de La Rioja (APA-Rioja), que ven cómo cada día llegan más perros abandonados a los refugios. «En el día a día entran muchos, mogollón de perros, y es muy duro, porque igual en una semana entran diez y los tienes que coger, porque no se puede hacer otra cosa», asegura Raquel Luezas, empleada desde hace cinco años de uno de los refugios de los que dispone APA-Rioja.

En este sentido, expone que «si solo fuesen los nuestros y los que están aquí, todo sería bastante más asequible, pero en el día a día siempre entran demasiados y no damos abasto, porque no hay sitio», expone Luezas. Todo debido, principalmente, a las diferentes casuísticas que pueden darse. «Igual entra una perra en celo y la tienes que tener sola, al igual que los cachorros o un perro conflictivo, pero no tenemos tanto sitio como para poderlos dejar individualmente para que pasen una cuarentena hasta que se desparasitan, se vacunan...», lamenta esta joven trabajadora mientras se escucha cómo ladran de fondo los perros del refugio.

Sobre todo, porque «igual tienes sitio al principio, pero si vienen tres perros nuevos, los tienes que meter también», afirma mientras apunta que «cada vez hay más perros abandonados». «Pensaba que iba a mejorar esta situación al ser obligatorio por ley poner el microchip, pero como en La Rioja no hay Ley de Bienestar Animal, abandonan cachorros, los sacrifican o te encuentras siete dentro de un saco o metidos en los contenedores».

No solo eso. En todo este proceso, también se encuentran «con perros atropellados, de los que luego te encargas tú de pagar las facturas, porque los tienes que operar, castrar, poner el microchip, y no damos abasto ni con el sitio. La situación parece que va a más y es insostenible». De ahí que, en su caso, que llegó a la asociación con tan solo ocho años como voluntaria y madrina, sea «muy difícil ver que hay tanto perro. Es muy complicado, porque no hay suficientes adoptantes para todos los perros que se encuentran».

Una drástica y complicada coyuntura que, a su juicio, debería revertirse ya no solo «con la elaboración» de la Ley de Bienestar Animal en La Rioja, con que lleven puesto el microchip y con el control de la esterilización «porque entran mogollón de perros» al refugio, sino «con el endurecimiento de penas, para que la gente tenga bien a los animales». Sobre todo, porque «hay muchos perros que están muy mal, se denuncia y no se hace nada, por lo que deberían de endurecer las penas y ponerse serios», concluye Luezas, que también realiza labores de voluntariado.

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