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Casi cinco años y medio después de la finalización de las obras de la presa de Enciso, en verano de 2018, la infraestructura hídrica de la cuenca del Cidacos ya está lista para entrar, en un futuro próximo, en funcionamiento de forma oficial. En ese ... largo lustro, la instalación ha debido ser sometida, desde noviembre de 2018, a un exhaustivo y largo proceso de puesta en carga o llenado de pruebas, dividido en 12 fases, que acaba de concluir con su último vaciado.
La presa, a expensas de volver a llenarse hasta albergar los casi 47 hectómetros cúbicos (47.000 millones de litros), estará preparada por fin para entrar en explotación y cumplir sus objetivos: garantizar agua potable a una población de casi 70.000 personas de 20 municipios desde el valle de Ocón hasta Alfaro; proporcionar riego a unas 5.200 hectáreas de nuevos regadíos y mantener los caudales ecológicos en el Cidacos y actuar en la laminación de avenidas en dicha cuenca.
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Su entrada en funcionamiento cerrará un eterno proceso de más de tres décadas de interrupciones, parones y encontronazos políticos. Ideada en los años 20 del siglo XX, hubo que esperar hasta 1993, en concreto hasta el 12 de julio, para que el Consejo de Ministros aprobara la licitación de la obra y cuatro años más, hasta el 16 de enero de 1997, para que se diera el visto bueno definitivo y se adjudicara por 5.857 millones de pesetas (35 de euros) y un plazo de ejecución previsto de 36 meses. Pero todo quedó en el limbo.
No fue hasta bien avanzado el nuevo siglo, en junio de 2018, cuando la presa, tras una inversión de 91 millones de euros, alcanzó, al fin, los 103 metros de altura proyectados. La obra civil estaba acabada. El resultado, una pared de 700.000 metros cúbicos de hormigón compactado de 1.700.000 toneladas de peso y preparada para sujetar un volumen de casi 47 hectómetros cúbicos de agua, el segundo mayor embalse de La Rioja tras Mansilla (68 hectómetros).
El 30 de enero de 2019 se procedía a su inauguración: «Enciso ya está en carga», anunciaba el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, en referencia al inicio del proceso dividido en doce fases, para estudiar la influencia del agua en la estructura de la presa y en el vaso a través de los múltiples sensores de auscultación instalados.
En junio de 2020 daba comienzo el primer vaciado controlado parcial, de la cota 851 a la 835, una vez alcanzado un volumen de 25 hectómetros cúbicos, el 54,3%. Ocho meses después, en febrero de 2021, la presa se encontraba al 43% de su capacidad total y en la cota 846, para, en abril de ese año, poner en marcha la fase de llenado hasta su cota máxima, un proceso ralentizado por las numerosas paradas, de entre dos semanas y un mes, necesarias para evaluar las respuestas de la presa y sus laderas al volumen de agua acumulado. El pasado mayo, en concreto el día 15, el embalse, al 101,6% de su capacidad y con 46,962 hectómetros cúbicos, comenzó su fase final de vaciado, un regalo para los regantes de la cuenca del Cidacos atormentados por la sequía. Ahora, tras siete meses, el proceso ha acabado. Con 2,1 hectómetros cúbicos en su seno, al embalse ya solo le queda llenarse.
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