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De la inquietud tras meses de sequía prolongada, a la tranquilidad de encarar el invierno en las mejores condiciones de la última década.
Hace apenas un trimestre, La Rioja afrontaba el otoño con los tres pantanos que gestiona la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) –Pajares, ... Mansilla y González Lacasa– en mínimos históricos y la reserva total de agua de la región por debajo del 30%.
El fin de la estación estival y unas precipitaciones extraordinariamente generosas han variado radicalmente el diagnóstico en menos de un trimestre.
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De hecho, la semana pasada, en el último informe de la CHE sobre Indicadores del Plan Especial de Sequías, fechado el martes 5 de diciembre, se certificaba la situación de normalidad en las cuencas del Tirón y el Najerilla, en la del Iregua y en la del Jalón –mantiene en alerta la del Cidacos (Arnedillo)– después de meses de angustia. Aunque las cuencas del Leza y Jalón pasaron gran parte del verano en prealerta, la situación más preocupante fue la del Iregua, en emergencia por situación excepcional de sequía extraordinaria desde el 10 de mayo hasta el 11 de octubre, cinco meses durante los que se acordó la reducción del caudal ecológico del río hasta el 40% (400 litros por segundo frente a los habituales 1.000) y la priorización de algunos cultivos en los riegos autorizados.
Pero al final de una estación que ya agoniza y el invierno a las puertas –será el 22 de diciembre de 2023 a las 4.27 horas– todo ha cambiado radicalmente.
La reserva de agua regional casi se ha duplicado en apenas dos meses y medio, ya que los 47,8 hectómetros cúbicos embalsados a finales de septiembre (35,18% de la capacidad total de 135,8) se han transformado en la actualidad en 86,2 (63,5%), lo que supone un incremento de casi 38.500 millones de litros en solo doce semanas.
De hecho, el porcentaje de agua embalsada es el más alto de la última década, ya que hay que remontarse hasta el año 2014 para encontrar en estas fechas una tasa superior, en concreto entonces era del 71. Es más, la situación actual es la tercera más benigna en las dos últimas décadas, tras ese 2014 y el 66,5% de diciembre de 2008. Todos los demás hasta 2003 (79,5%), por debajo, con registros tan desoladores como los de los años 2017 (19,3%), 2016 (18,6%) 0 2009 (poco más del 15%).
La tasa actual, además de superar en 32 puntos la de hace un año (31,46%), rebasa también con amplitud (más de 20 puntos) la media histórica en el último lustro, al 41,85%, con 56,8 hectómetros cúbicos, 29,4 menos que los actuales. Los reserva hídrica regional también presenta mejor situación que el conjunto de la cuenca del Ebro, que, con 4.546,8 hectómetros cúbicos embalsados, se encuentra al 59,4% de su capacidad total (al 39,33% en diciembre de 2022) .
Decisiones sobre la gestión del agua y sus usos al margen, evidentemente han sido las nubes las que han trazado este guión de intriga pero con final, parece, que feliz. El año hidrológico 2022-23 agonizaba sin pena ni gloria tras unos meses estivales de sed (julio dejó 1,5 litros y agosto, 2,2), pero se esmeró a última hora para aprobar como los malos estudiantes: septiembre dejó 97,6 litros en la estación de Agoncillo de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
El nuevo curso ha dado comienzo con ganas. Octubre descargó otros 39,3, según la Aemet, que todavía no ha dado los datos de noviembre, un mes de intensas precipitaciones, según consta en las estaciones de medición que la CHE tiene en los tres embalses que gestiona en la comunidad: en Mansilla se han registrado 114,7 litros, 96,9 el mes pasado y 17,8 en los que llevamos de diciembre; en el González Lacasa, 85,9 (71,4 y 14,5, respectivamente); y en Pajares, 75,6, con 66,4 en noviembre y 9,2 este mes.
Agua abundante que garantizará, con las aportaciones de los próximos meses invernales, que los embalses riojanos estén a rebosar cuando se les vuelva a necesitar. Mansilla, el más grande, supera ya el 82% al contar con 55,6 de sus 67,7 de capacidad total después, 28,9 por encima de los que tenía hace un año. El González Lacasa contiene en estos momentos 17,5, el 53,3% de su capacidad total (32,9), lo que supone un incremento de 11,5 respecto a diciembre del pasado año. Pajares, con otros 13,1 hectómetros cúbicos, tres más que hace un año, está al 37,2%.
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