La progresiva incorporación de las mujeres riojanas al mercado laboral es una realidad incontestable, pero también lo es que esa mayor cuota de representación de las trabajadoras tiene su base, sobre todo, en la parcialidad de los empleos a los que acceden, lo que ... convierte a este factor en uno de los principales problemas que impiden reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres, cuantificada este año por UGT y CCOO en casi 5.000 euros.
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Según la última Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, los datos globales evidencian que el empleo a tiempo parcial sigue mostrando un rostro marcadamente femenino en la comunidad, ya que por cada riojano empleado bajo esta modalidad de jornada hay cuatro mujeres. Más en detalle, al cierre del cuatro trimestre, 16.800 riojanas trabajaban con horarios reducidos, una cifra que cuadruplica la registrada por los hombres (3.900).
Comparado con lo que ocurría diez años antes se observa una reducción (en 2011, el número de jornadas parciales realizadas por mujeres quintuplicaba al anotado por los varones), pero la diferencia aún sigue siendo muy amplia. Y no se trata de una circunstancia vana, puesto que, aunque este tipo de jornadas pueden servir para conciliar la vida familiar y aportar unos ingresos a la economía del hogar, no solo conllevan una retribución salarial inferior, sino también menos cotizaciones a la Seguridad Social y, en el futuro, una nómina mensual por pensiones también más baja.
Una prueba de que las mujeres siguen cargando con el cuidado de sus familias se encuentra en los datos de población inactiva, parámetro que mide qué porcentaje de ciudadanos con edad de trabajar (a partir de 16 años), no lo hace. Este indicador recoge diferentes casuísticas: desde los propios jubilados, a los estudiantes, los trabajadores con incapacidad permanente o los que se dedican a su hogar.
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En la última década, un total de 10.900 mujeres que constaban oficialmente como inactivas encargadas de las labores del hogar han salido de sus casas y se han incorporado al mercado laboral. La cifra ha pasado de 27.900 a 17.000, el dato más bajo de estos diez años, lo que confirma el protagonismo alcanzado por la fuerza laboral femenina riojana durante estos años.
Ahora bien, este descenso del 39% no cabe interpretarse como una mayor implicación de los varones en las obligaciones familiares. Al contrario, la cifra de hombres que no trabajan porque están dedicados a cuidar de su familia siempre ha estado por debajo de los 3.000 y cerró 2021 en los 2.000, lo que en términos relativos supone el 10% de inactivos dedicados al hogar, frente al 90% femenino.
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De forma paralela, la tasa de empleo femenino ha crecido el 15,3% pasando del 43% de 2011 al 49,6% de 2021. En el mismo periodo, por el contrario, la ratio de varones también aumentó, aunque de forma más moderada, quedándose el repunte en el 4%.
Y, asimismo, en la EPA destaca una variable en la que el viento ha soplado a favor de las mujeres, pero no con la fuerza deseable: la contratación a jornada completa, que asegura una estabilidad laboral y unos salarios más altos. En la actualidad son 50.000 trabajadoras, 8.200 más que en 2011, lo que supone un crecimiento del 19,6%, que contrasta con la estabilidad en este parámetro de la fuerza de mano de obra masculina, que ha pasado de 70.500 a 70.300 efectivos con jornada completa. Eso ha permitido reducir la brecha de género de esta variable en 8,8 puntos (de 25,6 a 16,8), lo que evidencia que aún queda camino por recorrer para lograr la tan ansiada equidad.
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