En un contexto en el que los fármacos y los analgésicos no siempre son suficientes para aplacar el dolor crónico –que dura más de tres meses y que persiste aunque haya desaparecido la causa que lo originó–, los fisioterapeutas se erigen como un pilar fundamental ... para ayudar a los pacientes a manejar la enfermedad. «Realizamos una buena valoración clínica para identificar por qué ese dolor se ha cronificado, cuáles son los factores que permanecen de la lesión original, así como sus secuelas. Todo para corregirlos, disminuir la percepción alterada que los pacientes tienen de la señal dolorosa y que puedan encontrarse mejor», explica Miguel Moreno, presidente de la Asociación Española de Fisioterapia del Deporte y responsable del Centro de Fisioterapia Las Gaunas.
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En todos los casos, la actividad física cobra una importancia capital. «El dolor crónico les lleva a una inactividad de la que les tenemos que sacar. Necesitamos el ejercicio físico para mejorar el control del estrés y emocional», asegura. En este sentido, llevan a cabo todo tipo de técnicas, algunas de ellas encaminadas a modificar el foco del dolor de los pacientes. «Trabajamos con la realidad virtual porque permite que los pacientes se evadan de esa realidad en la que llevan conviviendo con dolor durante tanto tiempo», resalta el responsable del centro logroñés. Sobre todo, por el impacto positivo que les genera el poder realizar ejercicios o movimientos «sin una percepción dolorosa como la que tendrían en condiciones normales». De ahí que «en el momento en el que somos capaces de generar un cambio en los pacientes, por ejemplo, en una persona que lleva más de tres meses viviendo con un dolor que le incapacita en su día a día, se produce el principio de un efecto dominó de cara a su recuperación física y psicológica».
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En general, todas las técnicas buscan lograr la readaptación del paciente hacia su rutina anterior a la aparición del episodio doloroso, aunque sea muy antiguo: «Intentamos buscar las vías que permitan que los pacientes se distraigan y disfruten de las cosas que desarrollaban antes y que a causa del dolor crónico han tenido que dejar de hacer». En este sentido, cobra especial relevancia «todo lo que podamos hacer sobre el sistema nervioso para reducir el estrés y la preactivación que van a tener estos pacientes con dolor crónico», detalla Moreno, mientras insiste en la necesidad de «mejorar la calidad del sueño, sacarles del foco del dolor, así como de readaptarles a través de la actividad física para mejorar todas sus capacidades y que puedan retomar aspectos de su rutina que antiguamente hacían».
El problema, apunta el especialista, es que falta sensibilización sobre la gravedad de este trastorno, con el que acuden el 17% de sus pacientes. «La sociedad no entiende qué siente un paciente con dolor crónico ni cuál es su realidad. El problema, por ejemplo, al hacerle una caricia a alguien que lo sufre, no es la intensidad o el estímulo mecánico recibido, sino cómo lo interpreta su cuerpo. Ahí la fisioterapia tiene un papel determinante, como también lo tienen la nutrición, la farmacología, la psicología...», concluye Moreno.
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