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Doctor, deme pastillas para dormir... y vivir

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Psicofármacos ·

El consumo de ansiolíticos y antidepresivos crece el 15,6% en el último lustro en La Rioja y los sitúa en el 'top 5' de las recetas más prescritas

Domingo, 6 de febrero 2022, 08:24

En 2021, los riojanos consumimos 610.758 envases de ansiolíticos y antidepresivos, el 15,6% más que en 2017. Con excepción de los analgésicos y antipiréticos, que crecieron a un ritmo del 30,9%, los psicofármacos son los medicamentos que han registrado un mayor repunte en La Rioja en el último lustro y se sitúan en el 'top 5' de las medicinas más dispensadas por las farmacias riojanas.

La pandemia ha acelerado su prescripción (aumento del 7,2% entre 2019 y 2021), pero la subida ha sido continuada desde 2017, lo que indica que se trata de un problema que viene de largo. En esta serie histórica de medicamentos más consumidos facilitada por el Gobierno regional los ansiolíticos siempre han ocupado la cuarta posición del ranking, pero los antidepresivos han ido escalando puestos: del séptimo lugar hace cinco años pasaron a la sexta posición entre 2018 y 2020, y el año pasado ya subieron a la quinta.

Con todo, si se amplía el análisis a las diez primeras familias de fármacos más dispensadas en las farmacias riojanas, «no vemos grandes variaciones ni nada que nos llame la atención», subraya el director general de Humanización, Prestaciones y Farmacia, Gonzalo Aparicio. De hecho, aunque la pandemia haya aumentado el uso de psicofármacos, todos los medicamentos más consumidos «crecen a la par». Los protectores de estómago (Omeprazol) siguen liderando el escalafón regional, al que siguen las medicinas para combatir el colesterol (las estatinas) y los analgésicos y antipiréticos (Paracetamol).

Aparicio también explica que el gasto farmacéutico ha crecido año tras año, a un ritmo del 2% de media, lo que «es normal porque cada vez tenemos más personas mayores que son las que suelen necesitar más medicamentos». Alguna vez, sin embargo, ha habido descensos importantes por «el impacto del descenso de los precios de los medicamentos acordado a nivel nacional» (caso de 2010 con los genéricos, por ejemplo) o como ocurrió en 2020, como consecuencia de la pandemia, año en el que se contuvo (ligero aumento del 0,3%) respecto a 2019, «debido probablemente a que las consultas médicas no estaban operativas al cien por cien y se prescribieron menos medicamentos».

En 2021, se registró un aumento interanual del 5,3%, lo que según el director general de Humanización, Prestaciones y Farmacia se explica, «en parte», porque en enero del año pasado se amplió el colectivo de personas exentas del copago de medicamentos y, además, también «hubo un efecto rebote con los consultorios ya funcionando a otro nivel pese a la pandemia». No obstante, el incremento del gasto farmacéutico en La Rioja en los últimos cinco años (para 2022 están presupuestados unos 81 millones de euros) es «casi la mitad del registrado en el promedio nacional», una moderación que Aparicio atribuye a diversos factores.

Por un lado, «al trabajo que hacemos en la promoción de la cultura del uso racional del medicamento. Hay pacientes que tienen un exceso de medicación innecesaria con efectos perjudiciales, porque interacciona y aumenta la toxicidad».

El uso racional «promueve que cada paciente tenga lo que necesita para mejorar su salud y su calidad de vida». Pero, además, siguiendo las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), «que sea con los medicamentos más eficientes, pero al menor coste».

Y esta es una estrategia «colaborativa, ordenada y coordinada» que «trabajamos a nivel de la prescripción médica, con los médicos de Atención Primaria y con los especialistas, que es el paso anterior a la dispensación», en la que los farmacéuticos, «el personal sanitario más accesible para los ciudadanos», tienen «una labor tremenda, porque dispensar no es despachar». Y todo ello poniendo el foco en los pacientes a través de «una actuación conjunta», lo que, en definitiva, «es humanización, el primer apellido de esta Dirección General».

Para ello la Unidad de Inspección Farmacéutica les «ayuda» a los médicos a dirigir la terapia a los medicamentos más eficientes, evalúa e informa sobre la eficacia de nuevos fármacos (los que están disponibles en el mercado en un plazo inferior a cinco años), revisa el posible exceso de recetas y su cronificación innecesaria o sugiere medidas de eficiencia en el gasto, caso de las patologías crónicas, donde resulta más barato prescribir envases con mayor número de unidades. Todo ello, por supuesto, «desde la libertad que tienen los médicos para prescribir». Un trabajo que «queremos intensificar» este año porque «tiene mucho recorrido», dado que «no llegamos a todo lo que se prescribe». Al día, en La Rioja, se recetan más de 15.000 medicamentos y «donde hay medicamentos entendemos que tiene que haber un farmacéutico, que es el profesional sanitario experto en ellos».

Aparicio reconoce que «insistimos mucho en la palabra eficiencia porque es salud para el paciente y sostenibilidad del sistema, ya que el 95% del presupuesto de esta Dirección General se destina al gasto farmacéutico y somos conscientes de que hay que administrarlo de la mejor manera posible», y «eso garantiza que a nadie le falte su medicación». Pero cuando se habla de gasto hay que ampliar las miras y «fijarse en que hay muchos ingresos hospitalarios derivados de una mala medicación» y «muchas consultas de Atención Primaria» originadas por un mal control de los tratamientos. Así, «enfocándonos en ese uso racional del medicamento, podríamos evitar esto, que lleva asociado un coste sanitario».

En definitiva, el uso racional del medicamento «mejora la calidad de vida del paciente, promueve el control del gasto farmacéutico y además impacta en el gasto sanitario asistencial». Por eso «creemos tanto en ello» y «en la necesidad de instaurar una cultura del uso racional de los medicamentos, de la eficiencia», haciéndolo a través de un «trabajo profesional interdisciplinar», que implique también al paciente y a sus familiares y cuidadores.

Pilar Calvo | Decana del Colegio de Psicólogos

«La intervención psicológica en Atención Primaria evitaría tanto gasto en psicofármacos»

La pandemia ha acelerado el consumo de psicofármacos, pero «el problema viene de atrás» por una sociedad que «cosifica» a las personas arrastrándolas a la ansiedad y a la depresión. Así lo indica la decana del Colegio de Psicólogos de La Rioja, Pilar Calvo, quien cuestiona la medicación como solución a aquellos casos que no tienen un origen orgánico, y propone alternativas, empezando por la incorporación de psicólogos en Atención Primaria, el primer nivel de acceso de la ciudadanía al sistema sanitario.

– ¿La mejora de la salud mental de la población pasaría por la incorporación de más psicólogos en Atención Primaria?

– Estoy convencida de ello. Pero es que no solo lo digo yo. Los estudios de PsiCAP (el proyecto Psicología en Atención Primaria) ya demuestran la eficacia de la implantación de un tratamiento psicológico desde los centros de salud. Hay una considerable disminución de la prevalencia de los problemas de salud mental y de los costes de tratamiento al reducir su cronicidad e incluso las bajas laborales. Por eso es tan importante la intervención psicológica para ayudar a los pacientes a recuperarse y a superar ese malestar emocional, la ansiedad, la depresión, la tristeza. Y hay que hacerlo desde Atención Primaria, que es la puerta de entrada al sistema sanitario. Pero lo cierto es que el presupuesto en salud mental es escasísimo, así que quienes atienden a estos pacientes son los médicos y los enfermeros, de por sí ya súper saturados.

– ¿La psicoterapia como alternativa a los psicofármacos?

– Si la causa de la depresión de una persona es de origen orgánico, la medicación es fundamental, pero en muchos casos la raíz del problema es otra y por eso pedimos intervenir desde Atención Primaria. Eso reduciría el trabajo de los profesionales sanitarios, ayudaría a mucha gente a acabar con su sufrimiento personal, recuperar su autocontrol y competencias y hacer que su vida sea mucho mejor. Y, además, evitaría un gasto económico en farmacología.

– Con la pandemia se ha hablado mucho de la salud mental de los mayores y de los profesionales sanitarios. ¿Y los menores?

– Hemos visto grados de ansiedad muy elevados y también somatización. Por eso apostamos porque haya psicólogos educativos en las escuelas. Es un ámbito privilegiado para la detección temprana de problemas y evitar así futuros trastornos.

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