Dino cumple 30 años
Expo 92 ·
La Rioja acudió a Sevilla hace tres décadas con un pabellón que acabó siendo demolido en 1998Secciones
Servicios
Destacamos
Expo 92 ·
La Rioja acudió a Sevilla hace tres décadas con un pabellón que acabó siendo demolido en 1998En 1992 España se dio el gustazo de protagonizar las portadas de toda la prensa mundial, una borrachera de autoestima que acabó engendrando una resaca de tamaño descomunal. Sin embargo, el 20 de abril de 1992 todo eran sonrisas y alharacas, también cierto alivio por haber acabado a tiempo unas obras faraónicas en la Isla de la Cartuja. Cuatro días antes se había inaugurado la primera línea del AVE en España, que unía Madrid y Sevilla, y aquello parecía ser el ingreso definitivo del país en la modernidad. En los meses previos a los Juegos Olímpicos de Barcelona, todas las miradas estaban puestas en la capital andaluza, sede de la fastuosa Exposición Universal organizada con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América.
El 20 de abril de 1992 cayó en domingo. Quince minutos después del mediodía, todas las campanas de Sevilla repicaron durante quince minutos, cinco mil palomas blancas alzaron el vuelo y se unieron en el firmamento con más de cien enormes globos de colores. El Rey Juan Carlos acababa de inaugurar la Exposición Universal de Sevilla. Se enorgulleció el monarca de que España hubiera superado «un reto tan díficil».
Los edificios autonómicos se desplegaban en la orilla de un lago, enfrente del majestuoso pabellón de España. El de La Rioja ocupaba un espacio entre el murciano y el de Cantabria. Fue obra de dos arquitectos locales, Raúl Gonzalo y Julián Torres. Su planteamiento, según explicaban a este periódico, fue más cartesiano que explosivo: «No tenemos capacidad para competir en el terreno de lo frívolo y de lo espectacular, así que nos propusimos ser tan buenos o mejores que los demás en sobriedad, en elegancia y en descanso». En el pabellón -un edificio bonito, de hormigón, acero y aluminio- se desplegaban los elementos que más identificaban a La Rioja: el vino, los dinosaurios y las Glosas (una copia del códice 60 recibía a los visitantes a su llegada). En el sótano se recreaba una bodega y también había una tienda en la que se podían comprar chapas con la mascota, Dino de Rioja. Costaban 675 pesetas cada una. Eran más caras las camisetas (1.500 pesetas) y los chandals (3.500).
La inauguración del pabellón riojano fue a las 14.30 horas del 20 de abril, con un modesto acto precedido por la danza de Mansilla, ejecutada por los coros de Nieves Sáinz de Aja. El entonces presidente de la comunidad autónoma, José Ignacio Pérez Sáenz, cortó la cinta y aseguró que la pretensión era «acercar La Rioja a otros pueblos»: «Acudimos con la naturalidad de quien sabe que lo que muestra lleva valores que la hacen atractiva».
Aquellos fastos, sin embargo, acabaron dejando un gusto amargo en el paladar. Casi todos los pabellones autonómicos quedaron abandonados a la orilla del lago. Solo tres regiones (Asturias, Aragón y Galicia) decidieron afrontar el gasto de desmontar sus edificios y trasladarlos a sus territorios para reutilizarlos. El de Asturias, por ejemplo, ejerce hoy de museo en Gijón. Tras el cierre de la Expo, el 12 de octubre de 1992, el inmueble riojano fue agonizando sin que nadie supiese muy bien qué demonios hacer con él. Había costado más de mil millones de pesetas y dio servicio durante seis meses. Finalmente, fue vendido por un ECU -la divisa que antecedió al euro, 139 pesetas al cambio- a la sociedad Cartuja 93. Acabó siendo demolido en 1998, como la mayoría de sus compañeros autonómicos, para ampliar el parque temático Isla Mágica.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.