«Tengo ganas de poner nombre y apellidos a la persona que le hizo algo así a mi padre»

Después de tres meses y medio de incertidumbre y rumores por todo el pueblo y la comarca, el nuevo paso en la investigación llegaba como un soplo de aire fresco.

«Ahora tengo sentimientos encontrados. De repente tengo muchas ganas de llorar, esta situación no es nada fácil –reconocía–. Tengo alegría, dolor, rabia pero sobre todo satisfacción. Por un lado, de alegría, por saber que el asesino de mi padre ya está detenido. Pero por otro lado siento una rabia tremenda».

Y es que Yolanda se enteraba de la detención por este periódico a las puertas de la casa de su padre, lugar en el que se perpetró el crimen. Al conocer la situación, su hija abrazó la fotografía de Guillermo, que preside el altar que vecinos y amigos han creado de forma espontánea en la entrada de la casa desde que sucedió la tragedia, y rompió a llorar.

«No sé nada sobre quién ha podido ser, pero tengo muchas ganas de ponerle nombre y apellidos –señaló–. Por fin se empieza a hacer justicia». Reconocía que sentía la imperiosa necesidad de ver su cara para poder dirigirse a él. «Quiero saber quién ha podido ser capaz de hacer algo así a un hombre bueno, como lo era mi padre», repetía.

Rápidamente la noticia corría por toda la localidad, que durante estos días y en pleno apogeo del mes vacacional ya ha triplicado su población y desborda alegría y actividades tras los duros primeros meses en los que el suceso ensombreció toda su actividad.

Yolanda Castillo, quien aún no ha podido enterrar el cuerpo de su padre, ya que permanece en el instituto anatómico forense, ha continuado todo este tiempo disponible para todos los medios de comunicación que lo han solicitado. Con la intención de que el caso no cayese en el olvido, ha mostrado su pesadumbre cada vez que se cumplía un mes más del terrible suceso con la intención de no dejar que se olvidase el caso hasta su completa resolución.

La hija del empresario hostelero está recibiendo tratamiento psicológico desde que ocurrió el asalto. Precisamente era de allí de donde acudió al domicilio de sus padres tras conocer la noticia. Aunque admitía que no tenía información alguna de la investigación, y que lo poco que iba descubriendo lo hacía a través de los medios.

Este es el motivo por el cual Yolanda anunció su intención de no alejarse del entorno de la vivienda, con la esperanza de que agentes de la investigación se desplazasen hasta allí en algún momento para hacer una reconstrucción de los hechos, y poder así enfrentarse al asesino de su padre.

Entre los vecinos se comentaba la tranquilidad que aportaba esta detención, ya que se trata de un pueblo pequeño en el que se temía que el autor o autores fuesen conocidos.