Cuatro años desde el primer caso de covid en La Rioja
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Cuatro años desde el primer caso de covid en La Rioja
«Seguimos siendo esenciales»Hace cuatro años que el coronavirus llegó a La Rioja. Cuatro años desde que se notificaron los primeros casos en la región: un sanitario logroñés que trabajaba en el hospital Txagorritxu de Vitoria; y un vecino de Haro. Contagios que se convirtieron en el inicio de unos meses en los que la vida de los riojanos cambió por completo.
Los casos se fueron multiplicando hasta tal punto que se ordenó el confinamiento de la población en sus casas. Únicamente podían salir a la calle, para desarrollar su labor, los pertenecientes a las profesiones consideradas, vía Real Decreto, esenciales. Ellos dieron la cara cuando todo el mundo estaba recluido. Además de los sanitarios, las tiendas de barrio, los supermercados, los operarios de limpieza, los miembros de las fuerzas de seguridad, los periodistas, los taxistas, los transportistas, los repartidores, los farmacéuticos y varios colectivos más continuaron desarrollando su labor.
Muchos de ellos fueron los destinatarios de los aplausos de los ciudadanos desde sus balcones, se ganaron el reconocimiento de la sociedad, pero pasados cuatro años, ¿siguen sintiendo ese cariño? Hablamos con representantes de algunos de esos sectores, quienes reivindican su trabajo, con el virus presente o no. «Seguimos siendo esenciales», coinciden todos.
Pilar Nalda Carnicera
«De repente la tienda se empezó a llenar de gente, miramos a ver qué pasaba y nos enteramos de que estaba a punto de declararse el estado de alarma». Así recuerda Pilar Nalda, de carnicería Rossana, los primeros días con el covid. «Me provocó un punto de pánico porque justo acababa de nacer mi sobrina y mi hermana trabajaba conmigo», reconoce.
Pilar se quedó al frente del negocio, con dos objetivos principales: proteger a los mayores y a los niños de su familia; y seguir ofreciendo el servicio a sus clientes. «Estábamos preparando una tienda 'on line' y fue el momento de lanzarla y empezar a repartir por las casas», destaca al tiempo que resalta el papel del pequeño comercio en esas fechas. «Fue fundamental, gané mucha clientela y el 90% se ha quedado con nosotros», se congratula. «De una manera u otra, se acuerdan de que en aquellos momentos tan duros estuvimos ahí», apostilla. Cuatro años después, la joven opina que el coronavirus hizo «valorar» la labor realizada «por el frutero, el carnicero, el pescadero...».
Álvaro Nieto Responsable de una tienda de alimentación
«Fueron meses complicados», reconoce Álvaro Nieto al hablar de la pandemia. «La gente estaba muy agobiada, pensaba que se iban a quedar sin productos, pero nosotros sabíamos que no era así y les asesorábamos sin problema», añade el responsable del establecimiento de alimentación De Torre Gourmet.
Nieto admite que «trabajando se pasaba el tiempo rápido», pero al mismo tiempo asegura que percibía tristeza en la gente. «Fue duro, pero creo que en algunos casos se sacó la mejor parte de las personas», opina para terminar haciendo hincapié en la labor que realizaron todas aquellas profesiones que pudieron continuar con su actividad durante el covid. «Entre todos conseguimos levantar la situación, que era algo bastante serio», remata.
Beatriz Sabrás Farmacéutica
Las farmacias se convirtieron en uno de los muchos epicentros de la pandemia. Allí se vivieron momentos duros, tal y como reconoce Beatriz Sabrás. «Al principo no éramos muy conscientes de lo que pasaba hasta que empezaron a faltar cosas», expone ante de acordarse de cuando tenía que entregar medicamentos a domicilio y tenía que salir a la calle «con una bolsa en la cabeza» porque no quedaban ni mascarillas ni guantes.
«Hicimos de psicólogas», rememora Sabrás, quien cree que, con el paso del tiempo, sí que se ha mantenido el reconocimiento obtenido en esas fechas. «Los clientes nos agradecen lo que hicimos por ellos aquellos días», asegura. «Creo que sí que nos reforzó ante ellos porque vieron cómo solucionamos los problemas que surgían», concluye.
Pablo Ganuza Operario de Logroño Limpio
Labor concienzuda tuvieron que realizar durante la pandemia los operarios de los servicios de limpieza. «Me tocó vivir aquellos desde el primer día y, aunque al principio no sabíamos bien qué hacer, enseguida nos dimos cuenta de que teníamos que ir al entorno de los centros de salud y los hospitales», relata Pablo Ganuza, quien destaca «la tristeza» que le entraba al ver las calles de Logroño vacías, salvo excepciones.
Preguntado por si la pandemia ha cambiado la forma de actuar de los ciudadanos, Ganuza se muestra rotundo. «La gente continúa igual», sentencia. «Hemos vuelto a lo de antes y muchos solo piensan en su beneficio», añade para acabar dando relevancia a la labor realizada por los servicios de limpieza. «Es fundamental; con lo que la propia naturaleza genera ya tendríamos trabajo, pero la gente genera todavía más», concluye.
José Pujades Quiosquero
«La información es un derecho fundamental», sentencia José Pujades. Por eso, tanto los encargados de elaborarla, los periodistas, como los quiosqueros fueron considerados trabajadores esenciales durante la pandemia. En el segundo de esos grupos se incluye el responsable del quiosco de prensa de avenida de Portugal, quien echa la vista atrás y recuerda los primeros días de covid como «difíciles y en los que no sabíamos cómo actuar».
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Pujades asegura que no pasó miedo y admite que tuvo mucho trabajo durante esas fechas. «De las pocas cosas que podía hacer la gente, una era la de venir a comprar», cuenta. «Así que yo vendí bastante», certifica al tiempo que cree que la percepción de la sociedad ante profesiones como la suya no experimentó demasiados cambios tras esas fechas. «Quizás la de los sanitarios sí, pero la nuestra no», finaliza.
Cristina Insausti Pescadera
¿Ha quedado algo bueno después del covid? Ante esa pregunta, Cristina Insausti responde: «La gente ha empezado a vivir la vida». La responsable de pescadería Insausti recuerda con una mezcla de sentimientos los días de pandemia. «Si lo queremos mirar por el lado positivo, fue una explosión de ventas porque la gente solo quería ir a la calle a comprar», afirma. «Pero también se vivieron momentos muy tristes y otros en los que tratábamos de buscar la alegría donde no la había», añade.
De manera especial, Insausti recuerda el primer día tras el estado de alarma. «Estamos en una zona de mucha hostelería y aquello parecía una guerra, todo el mundo salió a la calle», expone al tiempo que se congratula de haber podido mantener buena parte de la clientela generada en aquellas fechas.
Eduardo Alonso Responsable de una tienda de componentes para impresoras
Las tiendas en las que se venden componentes para impresoras también estuvieron incluidos en la lista de esenciales. Con el teletrabajo en auge, a la gente se le agotaba el cartucho de tinta o directamente necesitaba comprar una impresora para conseguir sus documentos en casa. «Estaba preocupado porque cerrar me suponía un gran problema», rememora Eduardo Alonso, responsable de uno de esos establecimientos. «Así que estuve pendiente del BOE, no dormí en toda la noche y, en cuanto salió, comprobé que sí estábamos incluidos entre los esenciales», expone.
Así que abrió su tienda. «A media persiana porque por la calle no había nadie», relata. «Pero ahí estuvimos todos los días al pie del cañón, con mucha precaución y con ratos muy malos», comenta para finalizar con un rotundo: «Sí, somos esenciales».
Iñaki Santolaya Voluntario de Protección Civil
Los voluntarios de Protección Civil también fueron protagonistas de las labores que se realizaron en las ciudades durante la pandemia. En muchos casos, como el de Iñaki Santolaya, tuvieron que compaginar sus trabajos con el voluntariado. «Tenía un turno de noche en un parking subterráneo, salía de trabajar a las ocho de la mañana, me ponía el buzo e iba a desinfectar la ciudad», recuerda.
Para Santolaya, la labor en la campaña de vacunación fue el momento más agradable. «Era maravilloso porque veías la sonrisa en la mirada de las personas. Vieron la vacuna como una esperanza», considera el voluntario de Portección Civil, quien explica que ahora sus labores han vuelto a ser muy similares a las que desarrollaba antes de la pandemia. «Por ejemplo, hemos colaborado en el episodio de crecida del Ebro», apunta. «La vida es más normal. Que no vuelva la otra», sintetiza.
Alfredo Bazo Bombero
Alfredo Bazo es el jefe de los Bomberos de Logroño y recuerda que durante la pandemia el cuerpo trabajó «con normalidad». Sí que explica que sentía «la incertidumbre» de saber cómo iba a evolucionar todo y, sobre todo, de huir de la posibilidad de contagios. «Se cambió la rutina y se crearon compartimentos estanco para evitar tener a buena parte del equipo sin poder trabajar», relata.
También se congratula del cariño que la gente demostró a los profesionales considerados esenciales durante la pandemia. «Fueron días de mucha solidaridad y todo el mundo quería ayudar», certifica Bazo, quien cree también que en aquellos meses se descubrió la importancia de profesiones que antes podían pasar más desapercibidas. «Por ejemplo para nosotros resultaron esenciales los talleres para arreglar los camiones o la empresa de limpieza de nuestros vehículos», destaca. «No podemos trabajar solos», recalca.
Héctor Ruiz Policía local
Héctor Ruiz vivió la pandemia desde dos cargos, una parte como subinspector de Tráfico en la Policía Local y otra como director general de Emergencias y Protección Civil, y recuerda el trabajo de organización realizada durante los primeros días, una vez superada la fase inicial de incertidumbre. Además, entre otras labores destaca la realizada por la Policía Local durante la vacunación. «Tuvieron una labor fundamental e invisible», afirma el hoy comisario jefe del cuerpo.
Ruiz también quiere destacar «la implicación impresionante» de todos los agentes del sector público y rememora con cariño los reconocimientos que la ciudadanía les ofrecían en los momentos más complicados de la crisis sanitaria. «Creo que desde entonces la imagen de la Policía Local ha mejorado», opina.
Raquel Salinas Encargada de supermercado
«Lo recuerdo casi como si fuese un sueño». Así se refiere Raquel Salinas, encargada del supermercado BM de República Argentina (Logroño) al periodo de la pandemia. «Hubo momentos muy duros y otros muy buenos; cuatro años después ganan los positivos por goleada», asegura.
En la parte negativa se incluye la incertidumbre y en la positiva «la piña» que se formó en el equipo de trabajo. «Y también con los clientes», apostilla Salinas. «Nos contaban sus problemas, hemos sufrido con ellos y nos enorgullecía cuando nos aplaudían», destaca. «Hubo mucha empatía por las dos partes y lazos de los que se crearon todavía se mantienen», se alegra. «Otros, sin embargo, no se acuerdan de que somos tan esenciales y sí que lo somos; si cerramos, no tendrían qué comer», finaliza.
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