«Somos necesarios y eso no se demuestra solo en pandemia»

Calvo destaca que más que los síntomas de la enfermedad, lo que más les afectó fue el volumen de pacientes con los que trabajaban a diario. «Iban ingresando uno tras otro», afirma al tiempo que reconoce el «sufrimiento» mental en aquellas fechas. «Tenías la presión de pensar si te podías contagiar o contagiar a los hijos, a la pareja...», resume. Aun así, sacó cosas positivas como «la piña» que se hizo entre los sanitarios. «Se trabajó muy bien, aunque el estrés también quemó a mucha gente», admite antes de congratularse de la relación de confianza que se estableció con muchos de los pacientes y sus familiares. «Confiaban en ti e incluso familias de personas que fallecieron vinieron después a conocerme y expresarme su gratitud», recuerda. Preguntado por los aplausos y si aquel reconocimiento de la sociedad se mantiene cuatro años después, responde: «Los humanos olvidamos pronto y la sociedad tiene la necesidad de cerrar páginas».

Más contundente se muestra Silvia Cuadra, jefa de Enfermería de Urgencias. «Los aplausos nos sorprendieron al principio, pero creo que la pandemia ha sacado lo peor de algunos», opina. «Han perdido la empatía tanto con nosotros como con el resto de pacientes», se lamenta para después lanzar una petición: «No queremos aplausos, pero sí pedimos respeto».

Sobre cómo fue la época de covid, Cuadra la califica como terrible. «Nosotros estamos acostumbrados a ir a la batalla, pero aquello fue una guerra y además teníamos miedo a lo que podíamos llevar a casa», sentencia.

En Neumología también se vivió la pandemia de cerca. Bien lo sabe Carlos Ruiz, jefe del servicio, quien destaca la unión en el hospital. «Se generó una corriente de profesionalidad, de solidaridad y de trabajo compartido entre todos los trabajadores para afrontar una situación que no habíamos vivido nunca», apunta. «Los profesionales se entregaron a la causa en cuerpo, en alma y en vida. Sacamos lo mejor de nosotros», remata.

El trabajo fue continuo. «Llegábamos a las siete de la mañana, hasta las doce no volvíamos a casa y estábamos hasta las doce sin parar», destaca Ruiz, quien recuerda con cariño el apoyo de la gente. «Después aquello se diluyó un poco. Fue como que se paró el tiempo y ya después volvió la vida normal», resalta el responsable de Neumología del San Pedro, quien concluye alabando el «potente» sistema sanitario del hospital de la capital riojana.

Medicina Intensiva, Neumología, Urgencias... Muchos fueron los departamentos que vivieron la crisis sanitaria de cerca. También el de Enfermedades Infecciosas. La supervisora del servicio es Olga Mateo, quien por entonces trabajaba como enfermera. «Esto fue la zona cero y al principio recibimos todo con incredulidad porque estábamos preparados para un paciente, para dos... pero aquello se descontroló rápido», rememora. «Fue un esfuerzo, además, prolongado en el tiempo y todo el mundo dio de sí más de lo que les correspondía. El 200%», añade.

Sobre el apoyo de la gente, Mateo afirma que era «bien recibido» y que los sanitarios lo recogían «con orgullo». Se reconocía así un trabajo en el que cada ola «supuso nuevos retos» a los que los sanitarios se fueron adaptando, siempre pensando en «favorecer la comunicación» con los pacientes. De aquello, han pasado cuatro años y Mateo cree que la sociedad ya siente «cierto hartazgo» al hablar del covid. El virus ya no golpea tan fuerte, pero eso no evita que la labor de los sanitarios siga siendo vital. «Esenciales no, somos necesarios, básicos. Eso no se demuestra solo en pandemia, sino todos los días», concluye Silvia Cuadra.