Covid persistente
Cuando la cruel pesadilla vírica se queda en tu vidaCovid persistente
Cuando la cruel pesadilla vírica se queda en tu vidaAunque la pandemia se ha transformado en un mal sueño para la mayoría de la sociedad, aún hay cientos de personas en la comunidad que no han despertado de la pesadilla: unos, porque aún duelen en el recuerdo los seres queridos que se llevó el ... cruel virus; y otros, porque el SARS-CoV-2, les ha destrozado la vida en forma de secuelas incapacitantes y aún desconocidas para la ciencia y la medicina.
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No saben ni cuántos son los afectados en La Rioja, pero el covid persistente se ha transformado en su indeseable compañero diario, un enemigo que no les permite olvidar lo que la mayoría hemos dejado atrás.
«Yo terminé de ponerme las tres vacunas en diciembre de 2021, porque soy enfermera, en marzo de 2022 cojo el primer covid y a primeros de julio de ese año me vuelvo a infectar. En el primer covid lo pasé bastante mal, no podía respirar ni casi hablar y cuando parecía que me estaba recuperando, aunque me fatigaba mucho, cogí el segundo y desde entonces no fue la disnea y la fatiga, sino también los dolores musculares de brazos y piernas y muchas dificultades de concentración. Parece que la cabeza no te funciona, se te olvidan las cosas...», resume Tamara de la Horra, enfermera, de 42 años.
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«A día de hoy tengo días horribles en los que no puedo casi ni levantarme de la cama y otros estoy algo mejor, pero a base de hacer muchísimos descansos, porque me agoto», aclara, con el optimismo y la esperanza de que su cuerpo «se adapte a estos sobre esfuerzos y pueda acostumbrarme. Hay que trabajar mucho en ti, todos los días, no pensando en ser como antes, pero al menos poder hacer una vida medio normal, porque no solo soy yo, sino mi marido, nuestros tres hijos, mi familia, mis amigos, el trabajo...»
Tamara de la Horra
Enfermera, 42 años
«Yo cogí el covid en marzo de 2021 y desde entonces arrastro estas secuelas. Hay días algo mejores y otros mucho peores, sigo con muchos dolores y sobre todo, con los temblores, que es lo que más me preocupa. Puedo llevar la vida de una persona de 80 años, pero claro, yo tengo 46. Solo para hacer una cama tengo que parar porque no aguanto. Me cuesta concentrarme y repito mucho las cosas a mis hijos porque no soy capaz de centrarme», tercia, por su parte, Irene Escorza, que tuvo que dejar su trabajo de carnicera.
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«Yo me contagié por covid por primera vez en enero de 2021, me dieron el alta en abril de 2022 y en julio volví a infectarme», completa Noemí Pascual, enfermera, de 53 años.
Irene Escorza
Carnicera, 46 años
«En el primer contagio fue taquicardia y disnea, no podía ni hablar, pero desde el segundo ésta es menor, pero arrastro una fatiga muscular que no me permite hacer nada. Es un agotamiento total desde que me levanto. Hay ratos muy malos, me agobio y me echo a llorar porque no puedes ir a ningún sitio, como nos pasó en Semana Santa cuando mi marido tenía unos días libres», relata.
Con un llamamiento a todos los afectados para que se unan al colectivo de afectados a través del correo electrónico covidpersistentelarioja@gmail.com, las tres mujeres coinciden en señalar las dos principales demandas que exigen a las administraciones públicas. La primera, dirigida a Salud, en la que reclaman la creación de una consulta de covid persistente multidisciplinar, con profesionales que puedan abarcan las distintas secuelas de cada especialidad que se van detectando, entre otras, psiquiatría, rehabilitación tanto muscular como respiratoria, neumología, cardiología, digestivo.... La segunda tiene como destinatorio al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), al que piden que no trate a este colectivo igual que a otras personas con un diagnóstico claro de una enfermedad conocida. «No sabemos ni lo que tenemos, cada secuela es distinta, las causas son desconocidas, las consecuencias también», señalan.
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Noemí Pascual
Enfermera, 53 años
«A mi me han dicho que he mejorado algo, pero no estoy como una persona de 42 años, sino de muchos más. Yo soy enfermera y no me veo capacitada para desempeñar mi labor, para tener a mis cargo a pacientes. Cómo voy a controlar la salud de otras personas si no soy capaz de acordarme si en mi casa he apagado o no la vitrocerámica», explica Tamara. «Yo no quiero que me jubilen, solo necesito tiempo para tratar de mejorar. Solo quiero recuperarme, estar bien y recuperar mi vida», aporta Irene. «Lo malo, sobre todo, es que ves que esto no avanza y que no nos dan ninguna solución. Yo no estoy como para trabajar, soy enfermera, estaba en planta y al pasar el primer covid me trasladaron a Neonatología. Yo no trabajo con un papel que si me equivoco lo rompo y hago otro, trabajo con personas. En marzo me he caído dos veces, cómo voy a manejar o llevar a un bebé», concluye Noemí.
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