El doctor Pedro Osorio, jefe de Neurofisiología del Hospital Viamed-Los Manzanos. V.-L.M.

«Cuanto menos salgamos de la rutina más fácil será la reintroducción a la vida normal»

Pedro Osorio, jefe de Neurofisiología del Hospital Viamed Los Manzanos ·

El estrés sanitario, social y económico que padecemos genera ansiedad y afecta a la estructura del sueño, recuerda el especialista

Sábado, 2 de mayo 2020, 20:08

El estado de confinamiento ha tenido un efecto colateral entre un amplio grupo de la población: la cantidad (y la calidad) del sueño. La cuarentena y el confinamiento han conllevado alteraciones como procesos de insomnio y sueños especialmente 'raros' y más vívidos. Pedro Osorio, jefe ... de Neurofisiología del Hospital Viamed Los Manzanos, recomienda «mantener en lo posible una adecuada higiene del sueño».

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– ¿Cómo está afectando el confinamiento al sueño?

– El confinamiento trastoca todos los aspectos de la vida de cada individuo, independientemente de la edad. El sueño, claro está, se ve afectado en este cambio de rutina y aparecen patologías, una que es muy prevalente y que casi siempre va a aparecer es el insomnio.

– ¿Han detectado, entonces, mayor índice de insomnio o de problemas de sueño?

–Desde luego, a medida que el proceso en que estamos inmersos se prolongue las alteraciones del sueño van a ser más frecuentes, van a persistir. Cuantas más medidas tomemos para que los hábitos a los que estamos acostumbrados se mantengan (con las limitaciones que tenemos actualmente), más se reducirán las alteraciones y posibles complicaciones mayores, como procesos depresivos o de ansiedad.

– ¿Son el insomnio de inicio y despertares intermitentes durante la noche los trastornos más habituales en este periodo?

– Claro, el organismo está acostumbrado a tener un patrón de sueño estable, eso es lo que hacemos con el ciclo circadiano. Si esto se altera, el cuerpo se deshabitúa y aparecen los trastornos. En este caso, el insomnio va a provocar alteraciones tanto en el inicio como en el mantenimiento del sueño, porque genera despertares durante la noche e incluso microdespertares que se traducen en una superficialización del sueño.

– ¿Cuáles son las fases del sueño?

– Existen 4 fases. Las fases 1 y 2 corresponden al sueño superficial, mientras que la 3 corresponde al sueño profundo. Este último lo podemos considerar como sueño reparador. La cuarta y última fase corresponde a la de sueño REM (movimientos oculares rápidos), que es donde se producen los sueños o ensoñaciones.

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– Dormir mal es el síntoma, ¿cuál cree que puede ser la causa?

– Estamos durmiendo mal porque los hábitos están alterados en niños, adultos y ancianos. Al estar tanto tiempo en casa tendemos a cumplir menos las rutinas: somos más desordenados con los horarios del despertar y de irnos a la cama, de las comidas, también pasamos más tiempo con equipos electrónicos... Esta alteración de la vida cotidiana genera una ansiedad añadida que dificulta la conciliación y/o el mantenimiento del sueño. Además, a todo esto se suma el estrés del proceso sanitario que estamos viviendo, que repercute directamente en la calidad del sueño.

«Es posible que los problemas de sueño se prolonguen en el tiempo»

¿CRONIFICACIÓN?

–Y, luego, los motivos que provocan las dificultades para conciliar el sueño son indudables... Problemas de salud, pérdidas de trabajos...

– Desde luego. Los factores estresantes de la vida diaria generan ansiedad e inciden en la calidad del sueño. Si además no se resuelven y se prolongan en el tiempo acaban generando trastornos más complejos como son la ansiedad y la depresión.

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«Si tienes un sueño más superficial es más probable que recuerdes lo soñado»

SUEÑOS MÁS VÍVIDOS

– ¿Y cree que el teletrabajo está incidiendo en esos problemas del sueño?

– Por supuesto. El teletrabajo es una ayuda fundamental que tenemos hoy en día. La tecnología nos permite trabajar, pero estamos frente a una pantalla muchas horas, probablemente más que cuando estábamos en el trabajo. Estar mucho tiempo frente a equipos electrónicos, con estímulos lumínicos durante el día y bien entrada la noche, hace que el cerebro no se prepare para dormir, impidiendo al organismo segregar melatonina, que es la hormona fundamental para el inicio del sueño.

– ¿Cómo afecta el sueño al descanso?

– El organismo necesita dormir. Dependiendo de las edades podemos concentrar el sueño en las diferentes horas del día. Cada uno necesita una cantidad de horas diferentes. Pero lo que hay que intentar es que el sueño sea reparador. ¿Cómo se consigue? Teniendo la mayor proporción de sueño profundo, que éste sea suficiente para que el individuo tenga una recuperación fisiológica de la actividad cerebral.

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– ¿Cuál es el cuadro de síntomas asociado al insomnio?

– Normalmente los pacientes refieren astenia, cuadros ansiosos, irritabilidad, debilidad... Algunos incluso pueden presentar alteraciones somáticas como dolor o malestar general. Si son procesos crónicos y acusados pueden desarrollar cuadros depresivos, que ya son patologías psiquiátricas más importantes.

– ¿La situación afecta igual a hombres y a mujeres?

– En la edad adulta suele ser un poco más frecuente en el sexo femenino, pero a medida que envejecemos esta diferencia se va haciendo menos significativa.

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– Y los niños, ¿cree que están teniendo un sueño reparador?

– Si están manteniendo las rutinas y una buena higiene del sueño, sí. En caso contrario, su sueño estará más desestructurado.

– ¿Quiénes son más adaptativos, los adultos o los niños?

– Los niños en principio tienen una mayor capacidad de adaptación, pero hay que tratar de evitar no romperles su rutina de ciclo vigila-sueño. Cuanto menos salgamos de la rutina más fácil será la reintroducción a la vida normal.

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– ¿Cuáles son los hábitos correctos para una buena higiene y arquitectura del sueño?

– Una buena higiene de sueño consiste en acostarnos y despertarnos todos los días a la misma hora, mantener los horarios de comida, hacer algo de actividad física en casa (mejor que no sea por la tarde). A partir de las seis o siete de la tarde hay que evitar las bebidas estimulantes. Es importante preparar el cuerpo para la noche con actividades sosegadas, como leer o escuchar música y no generar ansiedad con pensamientos como «me tengo que ir a la habitación a tal hora». Recordar que el dormitorio es para dormir y acostarnos cuando ya tengamos sensación de sueño. Y cuanto menos estímulo lumínico tengamos por la noche, mejor: en la habitación se recomienda luz cálida y de baja intensidad.

– Y si uno se despierta, ¿qué hay que hacer, quedarse en la cama, levantarse...?

– Intentaremos volver a dormir, si vemos que a los 15-20 minutos es imposible conciliar el sueño lo normal es levantarse y salir de la habitación o ponerse música relajante... Lo que no se debe hacer es coger el móvil, revisar el correo electrónico, encender el televisor, ponerse a ver vídeos... porque nos volveremos a reactivar. Normalmente si tenemos hábitos saludables y no hay insomnio establecido es posible conciliar el sueño.

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– ¿Cuántas horas de sueño se aconsejan por tramos de edades?

– Los lactantes pueden dormir hasta 16-18 horas; los escolares podemos hablar de 10-12 horas, los adolescentes, alrededor de 8-10 horas; los adultos, 6-8 horas. A medida que envejecemos necesitamos menos horas de sueño, pero ese sueño debe ser de calidad para que sea reparador.

– ¿Y es aconsejable la siesta en este tiempo de confinamiento?

– Siempre que no reste la calidad del sueño nocturno, sí. Es importante intentar concentrar el sueño durante la noche. La siesta no debe sobrepasar los 30 minutos.

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– ¿Cree que ha aumentado el consumo de fármacos que inducen al sueño en el confinamiento?

– Los fármacos usados para el tratamiento del insomnio tanto de conciliación como de mantenimiento y para la ansiedad muchas veces son los mismos, por lo que probablemente al haber más ansiedad durante el confinamiento haya aumentado la prescripción.

– Además de los trastornos parece ser que se está dando otro fenómeno en la cuarentena y es tener sueños raros, extraños, más vívidos. ¿A qué se debe?

– Todas las noches soñamos. En las fases de sueño REM, de movimientos oculares rápidos, es cuando se producen las ensoñaciones. Tenemos por lo menos un par de periodos REM. ¿Qué ocurre? Que si tenemos un sueño más superficial y los despertares se producen durante la fase de ensoñación, la persona tiende a recordar lo que estaba soñando. Por el contrario, si el sueño tiene una arquitectura adecuada, pasas por las diferentes fases sin despertarte, has soñado pero no lo recuerdas. Los sueños son representaciones de la vida cotidiana, y actualmente estamos en un proceso de estrés que nos afecta a nivel sanitario, social y económico. Esto genera mayor nivel de ansiedad en la población, que va a afectar a la estructura del sueño.

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– Luego no es sólo porque sean sensaciones más fuertes las que estamos viviendo, que sería la primera explicación para esos sueños raros, sino también por que se está dando una mayor superficialidad del sueño...

– Así es, si tienes un sueño más superficial tiendes a despertarte más veces, por ende, es más probable que recuerdes lo soñado.

– Entonces, cuando te despiertas y no recuerdas lo que has soñado, ¿has tenido un descanso más reparador y más profundo?

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– Esto nos podría indicar que sí.

– ¿Cuáles cree que son o pueden ser sueños recurrentes en este tiempo de confinamiento?

– Pueden ser muy variables, dependiendo de los eventos estresantes, ya que estos condicionan lo que pensamos y los sueños se asocian a la realidad que percibimos y sentimos día tras día.

– ... de crisis sanitaria, personas fallecidas, pérdidas de puestos de trabajo...

– Exactamente.

–¿Se cronificarán los problemas de sueño a quienes les hayan surgido en este periodo de crisis?

– Cuanto más tiempo tengamos esos elementos estresantes presentes en el día a día y no veamos una solución a corto-medio plazo, es posible que los problemas de sueño no terminen con el confinamiento, sino que se prolonguen en el tiempo. Para evitar esto hay que intentar mantener en lo posible una adecuada higiene del sueño.

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