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M.I.M.
Sábado, 2 de mayo 2020, 20:07
El neurofisiólogo Pedro Osorio recuerda que los sueños «sirven para hacer neuroconexiones mientras estamos dormidos» y que «al envejecer, la neuroplasticidad disminuye, pero la capacidad del cerebro para soñar sigue estando presente».
– ¿Funcionan los sueños como proyección, como deseo?
– Los sueños son asociaciones ... que hace el cerebro mientras estamos dormidos. Pero son sólo eso: asociaciones. No una realidad que tenga que condicionarte a lo que estés soñando en ese momento.
– Y lo que soñamos, en el fondo, ¿lo deseamos?
– Es una asociación, una representación... como la imaginación, no es una realidad, son asociaciones cerebrales que nos hacen organizar pensamientos, situaciones... que están totalmente fuera de la realidad. Pero no tenemos que dar una excesiva importancia a lo que soñamos. Así como pensamos e imaginamos cosas o situaciones mientras estamos despiertos, cuando estamos dormidos la actividad cerebral que permite hacer asociaciones de pensamientos no cesa del todo y especialmente durante la fase REM que es muy similar a la fase de vigilia. Los sueños pueden ser una proyección de lo que anhelamos, claro... pero muchas veces soñamos cosas que no deseamos. A los sueños hay que darles la relevancia que tienen.
– Y una curiosidad... ¿para qué sirven los sueños?
– Son fundamentales en el neurodesarrollo, especialmente en la infancia, ya que permiten crear conexiones de redes neuronales necesarias para la adecuada maduración cerebral.
– Entonces, cuanto más mayores nos hacemos, cada vez soñamos menos... y cada vez sirven menos los sueños...
– El cerebro se aprovecha menos de los sueños, sí. Pero son necesarios, porque sirven para hacer neuroconexiones mientras estamos dormidos. Al envejecer la neuroplasticidad disminuye, pero la capacidad del cerebro para soñar sigue estando presente, es decir, a medida que avanzamos en edad el sueño REM (en el que se producen las ensoñaciones) va disminuyendo su proporción de forma fisiológica durante la noche. En los niños es muy abultado el periodo que el cerebro dedica a la ensoñación, pero a medida que envejecemos ese periodo se va reduciendo.
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