Si algo enseña esta pandemia, y lo repite una y otra vez, es que las cosas cambian a la velocidad del rayo, y que cuatro días son un mundo. Así, lo que el domingo parecía cosa hecha (que las comunidades del norte de España ... abrieran sus fronteras una semana antes del fin de la fase 3) ahora se antoja casi imposible.
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La iniciativa del lehendakari Íñigo Urkullu en la conferencia de presidentes del pasado domingo fue en principio muy bien acogida por su homólogo cántabro, Miguel Ángel Revilla. Y otras comunidades se mostraron también muy partidarias de sumarse, o al menos de hablarlo. La Rioja era una de ellas: Concha Andreu decía el martes que la movilidad se permitiría el lunes «si todo va bien».
Pero vino el virus, y todo dejó de ir bien. Los brotes de Txagorritxu primero y de Basurto, sobre todo, han erizado las alarmas, y el principio de prudencia ha empezado a pesar.
El miércoles el Gobierno de La Rioja ya enfriaba las expectativas por la mañana, aunque se mostraba dispuesto a esperar «hasta el último momento». Pero por la tarde fue el gobierno navarro quien anunció que no habría movilidad con el País Vasco el día 15, y que se esperaría al 22.
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Ayer Cantabria también echó marcha atrás: la comunidad decidió no asumir el riesgo de abrir el próximo lunes la circulación con Vizcaya, tras recibir un informe sanitario que lo desaconsejaba. El motivo, los brotes en los hospitales vascos.
¿Y La Rioja? Por ahora, con el festivo en Logroño de ayer no hay decisión. Fuentes del Ejecutivo dilataban la toma de una decisión al menos a hoy, aunque parece difícil que La Rioja sí acepte una apertura que han rechazado ya Navarra y País Vasco.
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Quedaba abierta, eso sí, otra posibilidad: permitir la movilidad entre otras comunidades sin incluir al País Vasco. Los ojos estaban puestos sobre todo en Navarra, y algunas formaciones políticas de la comunidad foral ya hablaban de esa posibilidad. Geroa Bai, por ejemplo, recordaba ayer el caso de Viana y de la cantidad de vecinos de esa localidad que dependen del tránsito con Logroño para muchas de sus actividades diarias.
Andreu contaba el mismo martes que había hablado del tema con la presidenta navarra, María Chivite, y habían acordado que sus respectivos responsables sanitarios trataran la posibilidad de esa apertura. Pero Chivite confirmaba ayer en el Parlamento foral su decisión de no permitir la movilidad entre comunidades hasta que se levante el estado de alarma el 22 de junio. En ese momento la comunicación será libre, al menos entre las autonomías que superen la fase 3.
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